Heartstopper: la ternura hecha serie
Heartstopper es una serie de Netflix basada en la novela gráfica de Alice Oseman. Fue lanzada en abril de 2022 y ya se confirmaron las temporadas 2 y 3. El autor de esta nota la vio dos veces, leyó el webcomic y la considera una «gran serie». No queda otra: «Como es el mes del orgullo, vamos a hablar de eso».
Por Sailor Mate para La tinta
Heartstopper nació como un proyecto spin-off del libro Solitaire de la escritora Alice Oseman. Ella tomó a dos personajes secundarios, Nick y Charly, de su primera novela y decidió contar su historia de amor a través de un cómic que empezó a subir a Tumblr y Tapas en 2016. Luego de su popularidad inicial, Oseman publicó una serie limitada impresa de los primeros dos capítulos. En 2018, la autora lanzó una campaña de Kickstarter para financiar la publicación, la cual alcanzó el monto establecido en tan solo 2 horas.
No es sorprendente que eventualmente esta historia terminara convertida en serie, una gran serie, si se me permite. Hay muchas cosas para alabar sobre Heartstopper, desde su estética o su música hasta el hecho de que incluye a Olivia Colman y, como sabemos, la actriz es garantía de excelencia. Así que vamos por partes.
Del cómic a la pantalla chica
Como adaptación, hay poco para criticar sobre Heartstopper. Los personajes principales, Nick y Charly, parecen calcados del cómic y el reparto adolescente está compuesto en su mayoría por adolescentes, lo cual contribuye al aire juvenil de la serie (a diferencia de otras como Vampire Diaries o Riverdale, donde parecen un grupo de adultes actuando como pendejes). Un aspecto a mencionar es la estética de la serie. La historia está ambientada en un pueblo ficticio de Kent, Inglaterra, pero un clima inglés no equivale necesariamente a una serie triste. La fotografía es siempre impecable y el frecuente uso de diversos colores y de ambientes naturales le dan a la serie su toque vibrante y alegre.
La edición también incorpora elementos de la novela gráfica, como la transición en viñetas, adaptando así parte del encanto de su obra original. Otro aspecto que alude al cómic es la animación de hojas, mariposas y corazones, siempre en las escenas más tiernas. Son escenas románticas y cursis, ponele, y aun así, su cinematografía y música las hacen realmente hermosas y conmovedoras. ¡No mientan, todos lloramos con la escena del beso! Si no sabés de qué hablo es porque no la viste (shame). Es como que hay momentos que directamente atraviesan el umbral de lo cursi y pasan a ser solo encantadores y emotivos, sacándole el cinismo al espectador de un sopapo.
La melancolía cuir
Heartstopper ha sido descrita una y otra vez como una serie reconfortante. Es tierna, dulce y divertida, algo así como un apapacho audiovisual. Sin embargo, también he visto comentarios –especialmente por parte de personas cuir– del estilo “vi Heartstopper y me deprimí” o “esta serie me rompió”. No me sorprende, ya que mi pobre y cansado corazón gay también se vio dividido entre la felicidad y la tristeza al verla.
Si bien la serie toca temas muy cercanos a la comunidad LGBTTQI+, como el acoso y el miedo a salir del armario, su mirada hacia la experiencia gay es fundamentalmente optimista. Los personajes superan el acoso gracias al cariño que se tienen y el apoyo de sus amigos. No hay adultos homofóbicos a la vista, pero sí varios que se muestran comprensivos y abiertos a escuchar. La única escena de “salida del armario” ante un familiar que tiene la temporada carece del típico drama de este tipo de escenas: no hay enojo, culpa o agresión, solo aceptación y amor. En cierta forma, muchas personas del colectivo LGBTTQI+ vemos esta serie y no podemos evitar sentir una especie de duelo por esa adolescencia que no tuvimos. También muches comentan sobre lo lindo que hubiera sido contar con una serie así durante su juventud, algo en lo que coincido plenamente. La adolescencia puede ser confusa y solitaria tanto dentro como fuera del armario y el hecho de nunca verse representade en los medios –por lo menos, no de una forma positiva– puede contribuir a esa soledad.
La representación en Heartstopper
La representación de temas LGBTTQI+ en series y películas es un tema complicado. Por un lado, actualmente, se ve representación cuir que desafía los típicos estereotipos de «Will and Grace», pero esta también puede ser un tanto problemática. Los personajes, por lo general, son secundarios y su conflicto siempre está relacionado con su sexualidad. Cuando son personajes principales, su historia y final suelen ser trágicos (véase Secreto en la Montaña o Llámame por tu nombre). Además, muchas veces la representación se enfoca en el típico estereotipo del gay promiscuo. Como diría Christian Grey, “el gay no hace el amor, el gay folla, duro”. Es claro cómo ciertos prejuicios terminan traducidos en personajes –desde Brian de Queer as folk hasta Kevin de Riverdale– que solo piensan en ponerla. Tal vez muchas personas sí son así y eso está bien. Pero ser gay es más que eso; enamorarse de una persona es más que eso. Si bien podemos argumentar que sí se ven personajes gays en series y películas, rara vez los vemos enamorándose sin terminar tristes o muertos.
Es en este aspecto en el que Heartstopper se destaca. No es que tenga personajes LGBTTQI+, es que tiene representación de la experiencia LGBTTQI+: la euforia de besar a alguien en público por primera vez, esa confianza inmediata al abrirse con otres amigues homosexuales, el miedo y la emoción de besar al que te gusta, ese choque entre nuestra verdadera personalidad y la que los demás conocen y esperan.
Algo que me encantó de esta serie es que deja muy claro varias veces que salir del armario no es algo que las personas cuir DEBAN hacer ni tampoco es un anuncio público que une realiza una vez y ya está, ¡registrade en el padrón de homosexuales! No, es algo que debemos enfrentar más de una vez. Además, Nick y Charly no son los únicos personajes disidentes de la serie. De hecho, como que los personajes hetero, por una vez, son minoría. Para empezar, Nick es bisexual y su trayecto de autodescubrimiento es rara vez visto en series así. Tara y Darcy son una pareja de lesbianas que van creciendo en su relación a lo largo de la temporada: desde andar a escondidas pretendiendo ser amigas hasta vivir su noviazgo abiertamente y lidiar con la homofobia que eso conlleva. Elle es una chica trans que empieza de cero en un nuevo colegio debido al acoso y hasta Isaac transmite unas vibras asexuales (pero tendremos que esperar a la segunda temporada para ver si la creadora lo lleva por ese camino).
Creo que es por esto que Heartstopper tiene un efecto tan profundo con muchas personas del colectivo: captura en detalle muchas de las experiencias y emociones que vivimos. A la vez, también nos ofrece una historia de amor con todos los clichés clásicos, usualmente reservados para las historias entre heterosexuales, normalizando así una experiencia que para muches todavía puede ser traumática.
Podría seguir explayándome sobre por qué hay que ver esta serie. Ni siquiera toqué su música, que es excelente y merece una nota aparte. En definitiva, es una serie para ver y para llorar -mucho- pero de felicidad.
*Por Sailor Mate para La tinta / Imagen de portada: Heartstopper.