“Que todos tengan tierra, agua, techo y trabajo”
Desde el viernes y hasta el domingo, más de 500 productorxs de la agricultura familiar se encontraron en Deán Funes. La ciudad del noroeste cordobés albergó a la rama Rural del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE Rural) para un plenario regional que culminó con una feria en la plaza central de esa ciudad. Problemáticas en común como la crisis hídrica y el acceso a la tierra, las luchas compartidas y el crecimiento de la economía popular. Un mundo mejor parece posible en la unión y organización colectiva.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Un fin de semana de encuentro y de trabajo. Un fin de semana de afianzar la idea de la organización colectiva y la lucha como bases de un mundo más justo, para más de 500 productorxs que llegaron a Deán Funes desde Tucumán, La Rioja, Santiago del Estero, Catamarca y distintas zonas de nuestra provincia. “La rama Rural del Movimiento de los Trabajadores Excluidos nuclea a 30.000 familias agricultoras, campesinas e indígenas en 20 provincias de nuestro país, que realizan un trabajo cooperativo integral: desde la producción, el acopio y empaque, el agregado de valor, hasta la distribución y la comercialización”, cuentan desde la organización.
En el plenario, se recordó que las problemáticas son compartidas: la concentración de las tierras en pocas manos y su correlativa expulsión de las mayorías trabajadoras a las ciudades o a las zonas menos productivas (lo que acarrea el obligatorio alquiler de pequeñas parcelas con altos precios); los continuos intentos de desalojo; la dificultad para acceder a agua para el consumo y la producción (principalmente, relacionada al avance de la frontera agropecuaria, la contaminación, el cambio climático y la falta de obras de infraestructura); y las dificultades para comercializar los productos a precios justos -para el productor y el consumidor- debido a la especulación de los intermediarios.
Desde la delegación de La Rioja, Eliana Almada cuenta que es la primera vez que participan de un encuentro: “Para nosotros es un gran aprendizaje, venimos a compartir y aprender un montón, a llevarnos ideas y a conocer la familia del MTE Rural. Nos vamos con mucho conocimiento y el entendimiento de por qué la unión y por qué la organización colectiva. Todavía no está formada la federación, pero estamos en camino. Organizarnos nos sirve para tener empuje, justamente, unirse hace la fuerza y esa es la manera de luchar y de tener beneficios”.
La riojana explica que decidieron nuclearse porque creen que es la mejor manera de trabajar en comunidad y que solxs no se puede hacer nada. “Entonces, la idea fue nuclear amigos y familiares que nos acompañen, y así, de a poco, nos vamos sumando. En La Rioja, más o menos, somos 70 en la rama rural y estamos en 7 parajes. Por lo general, las compañeras nos dedicamos a criar cabritos, ovejas y hortalizas, y formamos una cooperativa hace dos meses, es nueva la coope… Se llama Hijos del Monte y está formada por todas mujeres. Para nosotros, las principales necesidades son el tema del agua y el tema de la minera en La Rioja y Catamarca. El problema del agua es terrible, porque no tenemos agua para la zona ni para los animales ni para la producción de hortalizas. En los cerros, hay luchas para que no pase la minería, pero, a través del Estado, se nos hace imposible frenar todo eso”.
Carla Furnari, de Cosquín, se refiere con especial énfasis a la experiencia de la organización del encuentro: «Estoy maravillada, darle de comer a 600 personas… maravillada con el poder popular. Un montón de gente que capaz no había salido mucho de su trabajo, de repente, tener esta experiencia con tantas personas, compartiendo, escuchando otras realidades. Es muy nutritivo y siempre nos volvemos muy llenos de energía, con más ganas para seguir haciendo lo que hacemos. Sentirse parte de algo tan grande te da mucha fuerza. Ya no somos solo un par de locas en nuestras casas haciendo huertas».
En la localidad del Valle de Punilla, hoy son 15 las familias organizadas y empezaron a reunirse por la lucha ambiental: «En nuestra zona, nos fumigan y hay un campo experimental de Monsanto, y nos preocupa que nuestros vecinos lo tienen muy naturalizado. Cuando vos contás esto, dicen: ‘Y sí, siempre fumigaron’, pero después también empezás a escuchar los parientes que se han muerto de cáncer, los hijos, abortos que no buscaban. Desde esa lucha, nosotras tratamos de que el municipio regularice el tema, por lo menos, que nos avisen para cerrar las ventanas o algo. Habíamos logrado una ordenanza de fumigación cero, pero, ni bien asumió el intendente, la vetó, nos tiró la ordenanza a la basura. Tenemos bastante persecución política también. Desde ahí, empezamos a trabajar en la agroecología, metiéndole pata a las huertas en casa, a las formaciones, a seguir contactándonos entre vecinos… En la lucha, pero ya no solo desde el romper, desde evitar que nos fumiguen, sino de construir nuestra soberanía”.
Carla cuenta que hace ya varios años están haciendo una feria, pero que hace poco lograron que la Iglesia los invitara a su patio y eso abrió mucho y pudieron contactar más con la gente del pueblo. “Si no, era como el ghetto al costadito, que nos vendíamos entre nosotros. Ahora viene mucha más gente y siempre con el soporte cultural: cada feria hay charlas, talleres y algo artístico”.
La cuestión de la autovía y la crisis hídrica es una problemática muy fuerte que les afecta en el cotidiano y que les hace temer por un futuro más difícil: “Antes, la autovía iba a pasar por una mina de uranio y, ahora, se les ocurre pasar por la cuenca del río. La zona tiene una crisis hídrica cada año más dura. El año pasado, estuvimos tres meses sin agua, abrías la canilla y en todo el barrio no salía una gota de agua, y por eso cosechamos agua de lluvia de los techos. Nos quieren destruir e impermeabilizar la cuenca hídrica, no solo con la ruta, sino con todo lo que vendrá después con la cuestión inmobiliaria y la urbanización. Cada año vamos a estar peor”, dice Carla.
La preocupación es mucha, pero la organización también y la trabajadora de Punilla dice que el horizonte al que quieren llegar es “el acceso a la tierra, la valoración de las comidas sin venenos, tener las ferias un poco más lindas, con menos problemas con los municipios, donde toda la gente pueda venir”.
“Fue muy importante poder re-encontrarnos pospandemia y poner sobre la mesa las necesidades, las problemáticas y las proyecciones, para entre todxs generar consensos y un aporte concreto al desarrollo nacional de la rama Rural”, explica Edgardo Barboza, referente MTE Rural Malvinas Argentinas (Córdoba), en diálogo con La tinta, y agrega que: “El reencuentro siempre es positivo, pero, si viene acompañado de proyecciones y de materializar cuestiones para solucionar necesidades de los territorios, es mucho más positivo. Encontrar, en este fin de semana, compañeros y compañeras del medio del monte, de campo adentro, no solo exponiendo sus problemas, sino también generando propuestas concretas para solucionarlas, para el movimiento es un gran orgullo y nos marca que el camino que venimos recorriendo es el acertado”.
Al finalizar las jornadas, cada unx de lxs productorxs leyó sus anhelos: «Sueño con tener un compañero de la agricultura familiar presidente, con tener pan, trabajo y casa, pero no tener de más, tener lo necesario»; «Sueño con tener mi casita desde que tengo 20 años y que todos los agricultores familiares tengamos tierra y trabajo para vivir”; “Un país libre de agrotóxicos, de mineras que contaminen, y que todos tengamos acceso al agua limpia”; “Que unos pocos no se sigan quedando con lo que todos producimos y que las necesidades de los compañeros rurales sean prioridades”.
El domingo, el encuentro cerró con una feria campesina en la plaza central de Deán Funes, donde se ofrecieron, a precio justo y sin intermediarios, los alimentos que se producen cotidianamente por lxs trabajadorxs: hortalizas, plantas, dulces, panificados integrales, cosmética, medicina natural, tinturas de hierbas, miel, lanas, frutos secos y condimentos. «Las ferias de productos de la economía popular permiten a los y las productoras de la agricultura familiar visibilizar su trabajo, generar un circuito alternativo de comercialización y poder seguir produciendo alimentos sanos y accesibles. Comercializar de manera directa, a precios populares y en puntos accesibles para los y las consumidoras, seguirá siendo parte de la lucha y trabajo diario del MTE», dijeron desde la organización.
*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Ángel Sorkin para MTE rama Rural.
