El humo negro amenaza Europa
La guerra entre Rusia y Ucrania crece día a día. Occidente sigue empujando al gobierno de Kiev para que resista los ataques, mientras Moscú denuncia que Estados Unidos y Europa son responsables de la situación actual.
Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta
Mientras este 9 de mayo se cumple el Día de la Victoria en Rusia, la guerra entre Moscú y Kiev continúa su marcha. A pesar de que el conflicto no goza de la misma cobertura mediática que al comienzo, los enfrentamientos no aminoraron, sino todo lo contrario. Así, se cumple la undécima semana de la invasión lanzada por Rusia el 24 de febrero pasado.
El conflicto parece incrementarse, especialmente respecto de las tensiones que involucran a terceros países, como es el caso de Moldavia (vía Transnistria, una república autoproclamada, de clara raigambre pro-rusa) o de Finlandia y Suecia, cuyo ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es un factor más de la discusión actual.
El Kremlin acusa a la OTAN de estar librando una “guerra proxy” en Ucrania, es decir, de utilizar a Kiev para pelear contra Moscú. En este contexto, todos los ojos están puestos en este Día de la Victoria en Rusia, con respecto sobre los nuevos movimientos rusos. Si bien es probable que en esta jornada no suceda mucho de interés, salvo un gran desfile bajo la atenta mirada de Vladimir Putin, los días posteriores serán claves para el desarrollo del conflicto.
Para el canciller ruso, Serguei Lavrov, Occidente está armando a Ucrania como su representante para librar una guerra contra las tropas rusas, al enviar armas y ofrecer apoyo económico o logístico. La OTAN no puede involucrarse directamente, porque, si lo hiciera, la posibilidad real de una Tercera Guerra Mundial estaría más cerca que nunca. El Kremlin no deja de agitar esos fantasmas a la hora de advertirle a Occidente que no se involucre en lo que considera su “zona de influencia”.
No obstante, las operaciones militares aún no parecen salir como Putin y sus generales deseaban. La resistencia ucraniana, sumado al apoyo occidental, representa un escollo mayor a la hora de avanzar en los objetivos rusos. En el contexto de lo que, hasta ahora, de acuerdo con Rusia, es apenas una “operación militar especial”, en Ucrania el nuevo aniversario del Día de la Victoria es visto con una mayor expectativa por el resto del mundo. No son pocos los rumores que afirman que se podría tratar del verdadero “inicio” de una guerra propiamente dicha. Otra opción es que se declare la “victoria” y, finalmente, se conozcan los verdaderos objetivos rusos sobre el terreno.
Esta semana, también será importante lo que pueda suceder con los ingresos de Finlandia y de Suecia a la OTAN. Se trata de los dos únicos países nórdicos que todavía no integran la OTAN, aunque sí son países asociados a la alianza atlántica. Se espera que, en los próximos días, el gobierno de Helsinki anuncie su ingreso a la alianza militar, mientras que el de Estocolmo podría hacerlo poco tiempo después. El 29 y 30 de junio próximos, se celebrará en Madrid la cumbre de la alianza, donde podría comenzar a concretarse este ingreso. Sin embargo, para que se conviertan en miembros plenos, primero deberán ser ratificados por la totalidad de los 30 Estados integrantes de la OTAN. Se espera que no haya demasiada oposición de ninguno de los integrantes, en un contexto donde la alianza atlántica se encuentra, en su mayor parte, abroquelada contra Rusia.
Tras el final de la Guerra Fría, la OTAN había perdido, parecía, su razón de ser, algo que fue puesto en una crisis aún mayor tras la presidencia de Donald Trump y sus intentos por desfinanciar la organización. Con lo sucedido en los últimos meses en el este de Europa, la OTAN adquirió nuevos bríos y una importancia mayor en el escenario geopolítico internacional.
Sondeos difundidos durante los últimos días dan debida cuenta de lo que está sucediendo actualmente dentro de las fronteras rusas. Por un lado, el apoyo popular sobre Putin no parece haber disminuido, sino que, según indican las encuestas, ha crecido hasta sostenerse cercano al 82 por ciento. Al mismo tiempo, el apoyo a la guerra se sostiene en un porcentaje superior al 50 por ciento. Sin embargo, un porcentaje similar de población rusa directamente ni siquiera sigue los acontecimientos con atención.
27 millones de soviéticxs murieron durante la Segunda Guerra Mundial, conocida dentro de Rusia como la Gran Guerra Patria. Esto marcó, quizás como ningún acontecimiento en la historia, a la sociedad del país, algo que permanece hasta el día de hoy. Para lxs rusxs, luchar por su patria es un honor sin parangón. Esto explica, en parte, que las manifestaciones en contra de la guerra con Ucrania sean relativamente minoritarias. Aún a pesar de que las cifras de muertes rusas aumenten día a día y que los resultados conseguidos no hayan sido, por ahora, los esperados.
En medio de esto, se suceden los rumores respecto de la salud de Putin. La mayoría de los medios occidentales aseguran que estaría enfermo y que, incluso, podría dejar el poder en el corto plazo. Lo cierto es que todo esto es negado de manera categórica por su entorno. Por lo pronto, la costa sur de Ucrania continúa siendo objeto de ataques cada vez mayores y las defensas de Mariupol parecen encontrarse al borde del colapso final.
El sábado pasado, seis misiles cruceros rusos fueron lanzados desde aviones en la zona de Odesa, donde rige un toque de queda hasta el martes. En los videos difundidos en redes sociales, pueden verse cortinas de humo negro que rodean a la ciudad, mientras las sirenas no dejan de sonar. Lo cierto es que, mientras se cumplen 77 años del final de la Segunda Guerra Mundial -el conflicto más sangriento y masivo del que tiene registro la historia de la humanidad-, en Europa prosigue la guerra. Mientras esto siga así, el humo negro continuará amenazando con cubrir todo si lxs líderes mundiales no logran ponerse de acuerdo
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Foto de portada: Maksim Levin – Reuters.
