Ideas de Pie: investigadores por una Ciencia y Tecnología en clave política
“Con la ciencia no alcanza, sin la ciencia no se puede” es un newsletter quincenal que surge de la convicción de un colectivo federal de investigadores de que “la ciencia y la tecnología, en tanto procesos colectivos de construcción de conocimiento y de intervención sobre la realidad, son prácticas intrínsecamente políticas”.
Por Julieta Pollo para La tinta
Ideas de Pie surge en 2019 como un espacio de militancia, discusión y acción específico en relación a la ciencia y la política científica. Lo conforman jóvenes investigadores y universitaries de diversas disciplinas -matemática, ciencias de la computación, física, biología, lingüística, ciencias políticas, comunicación, sociología, entre otras- que se desempeñan en distintas universidades públicas e institutos de investigación del sistema científico argentino.
Entre otras iniciativas, lanzaron el newsletter quincenal de suscripción gratuita: “Con la ciencia no alcanza, sin la ciencia no se puede”, una herramienta de comunicación pública de la ciencia que apuesta a conversar sobre ciencia y tecnología en clave política, para contribuir al debate público sobre temas que hacen al ejercicio de una ciudadanía tecnocientífica plena.
Conversamos con Lucía Céspedes, integrante de Ideas de Pie, becaria doctoral de CONICET y especialista en comunicación pública de la ciencia y periodismo científico por la UNC, sobre la federalización de la ciencia, la paridad de género en esta profesión y el riesgo de disociar a la ciencia y la tecnología del contexto geopolítico en el que se produce.
—¿Cuál es el enfoque de Ideas de Pie en cuanto a la comunicación pública de la ciencia?
—Nos gusta mucho una definición de dos investigadores que solemos citar, Yurij Castelfranchi y María Eugenia Fazio, respecto a que la comunicación de la ciencia debe tender a fomentar el ejercicio pleno de una ciudadanía tecnocientífica. Esto no significa que todes debamos ser expertes en todo -cosa que desde el vamos es imposible-, pero sí que tengamos las herramientas para discernir qué detalles técnicos y qué grado de conocimiento es necesario para entender por dónde pasa el quid de la cuestión en debates públicos que involucren la Ciencia y la Tecnología. Esto implica identificar qué actores están involucrados en determinado conflicto y quién se beneficia y perjudica con cada posible forma de resolverlo.
—¿Por qué es necesario un enfoque político y social sobre la ciencia? ¿Cuál es el riesgo de “disociarlos”?
—Cada vez más, existe una dimensión científica o tecnológica en los conflictos sociales o socioambientales, y, para poder tomar posición al respecto, es imprescindible tener acceso a información de calidad. Pero quedarse en ese aspecto ya no alcanza. La ciencia y la tecnología, en tanto procesos colectivos de construcción de conocimiento y de intervención sobre la realidad, son prácticas intrínsecamente políticas. Soslayar este aspecto e insistir en una ciencia apolítica (y, por ende, supuestamente “pura”) es una posición que todavía reproducen ciertos sectores, pero que es necesario superar. Como dicen justamente Castelfranchi y Fazio, nos interesa construir una ciencia “que sepa encontrar su lugar de confianza sin despolitizarse cuando se encuentra con controversias y enfrentamientos políticos”. Para que eso suceda, además, es fundamental que la producción científica esté inmersa en las realidades del pueblo al que pertenece y que integre los aportes de los distintos sectores involucrados en las problemáticas que busca resolver.
A lo largo de este año, cuatro ejes orientarán las discusiones de Ideas de Pie: la crisis ambiental, la política científica en Argentina y Latinoamérica, el impacto de las tecnologías digitales en la cultura y el trabajo, y las condiciones de producción de conocimiento científico. “Además de elaborar textos propios, proponemos entrevistas a referentes en estos temas. Una de las cosas hermosas que comparten la ciencia y el periodismo es que, igual de importante que saber de algo, es saber a quién ir a preguntarle cuando no sabemos. Básicamente, ¡nos encanta hacer preguntas! Estamos abiertes a recibir propuestas de temas y autores, y, por supuesto, también a quien quiera sumarse a participar en Ideas”, explica Lucía.
Además del newsletter, el colectivo Ideas de Pie ha realizado otras iniciativas como los seminarios-talleres “Historia de las políticas científicas en Argentina y modelos de desarrollo” (2020), “Desarrollo sostenible: aportes desde las ciencias y la economía popular” (2021) y el Taller de Datos Populares (iniciado en 2021 y en pleno crecimiento). También contribuyó a la publicación DESIGUALDADES, 7 Miradas sobre lo que dejó el primer año de pandemia en Argentina, de la Fundación Igualdad (2021).
—¿Qué papel juegan las redes sociales en cuanto a alcance y apropiación de estos temas por parte de la sociedad?
—Las redes bien usadas habilitan una llegada increíble. De hecho, la expansión de Ideas fue posible en gran medida gracias a los encuentros por Zoom que tanto se dieron del 2020 a esta parte. Durante las fases más álgidas de la pandemia, hubo muchísimes científiques y comunicadores que se pusieron al hombro la tarea de usar esos canales con responsabilidad para mostrar la mejor evidencia de la que disponíamos en cada momento. Fue muy interesante y realmente exigente hablar de contenido científico y, a la vez, de cómo funciona el detrás de escena de la actividad científica. Posiblemente eso sea un aspecto a reforzar para períodos menos críticos, no quedarnos con “un equipo de investigación descubre…”, sino mostrar a la investigación científica como un proceso constante.
Por supuesto, las redes también son caldo de cultivo para la desinformación y la circulación de noticias falsas, a veces sin mala intención, a veces con el propósito explícito de romper el diálogo, de socavar la credibilidad de personas o instituciones, o de simplemente embarrar la cancha. Demasiado seguido los “debates” en redes sociales terminan siendo campeonatos de quién grita más fuerte. Pero, de nuevo, las redes también tienen posibilidades enormes de explotar distintos lenguajes y modalidades de comunicación de la ciencia que abren el juego a intervenciones creativas y maravillosas.
El newsletter ya suma una veintena de artículos que abordan discusiones como la ética en el desarrollo de nuevas tecnologías, el rol del conocimiento científico en diversos ámbitos de la vida en conjunto, los desafíos de conjugar modelos de desarrollo con sustentabilidad ambiental, la historia de la ciencia en Argentina y América Latina, y la inserción de innovaciones digitales en el marco de transformaciones económicas, sociales y culturales.
La última entrada pone el foco en la anunciada adquisición total de Twitter por parte de Elon Musk y “la concentración de poder como antítesis de la idea democrática”, en palabras de Martín Becerra (profesor titular en la Universidad Nacional de Quilmes y en la Universidad de Buenos Aires, e Investigador Principal del CONICET). El archivo completo del newsletter puede consultarse libremente en este enlace.
—¿Cuál es la importancia de que exista una red federal?
—La descentralización y federalización de la CyT es una deuda pendiente en Argentina. Si bien las actividades presenciales de Ideas de Pie están principalmente concentradas en Buenos Aires -por una cuestión de que es donde la organización se formó y, por ende, la mayor cantidad de participantes reside allí-, en los encuentros online (charlas, paneles, talleres, seminarios), hemos tenido la suerte de coincidir con gente de todo el país y las discusiones sin duda se enriquecen con miradas desde lugares diversos. Lo mismo pasa con nuestros debates internos. La ciencia nunca se hace descontextualizada y reconocer su carácter situado es necesario para ensayar respuestas a problemáticas definidas localmente (por ejemplo, el trabajo que viene llevando a cabo nuestro Taller de Datos Populares). Además, es una forma de (re)conocer la producción de conocimiento que se da en el ámbito científico, pero fuera de los centros académicos más grandes y tradicionales del país.
—¿Cómo es la situación actual de les trabajadores de la ciencia en Argentina, desde el punto de vista de sus derechos laborales y desde la paridad de género?
—La (dis)paridad de género es muy dependiente de la disciplina. Por ejemplo, en aquellas conocidas como STEM (ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, por sus siglas en inglés), los varones son mayoría. En términos más generales, y tomando como ejemplo el CONICET, que es una de las principales instituciones de CyT del país, las mujeres son mayoría en la obtención de becas doctorales y posdoctorales, así como en las dos primeras categorías de la carrera de investigador científico, Asistente y Adjunto. En el tercer escalafón, Independiente, hay una paridad casi total. Pero al subir hacia las categorías Principal y Superior, la balanza se inclina para el lado de los hombres. Entonces, si bien la pregunta por el ingreso sigue siendo totalmente relevante, no es la única arista: también hay que empezar a desarmar la experiencia de quienes ya están dentro del sistema científico-académico para analizar qué factores inciden en la permanencia o la expulsión de mujeres en ciencias. Acerca de derechos laborales, algo que se debate mucho, pero aún no se ha logrado es que se reconozca plenamente como trabajadores a les becaries, es decir, quienes disponen de una beca para la realización de sus doctorados o posdoctorados.
Ideas de Pie está en Facebook, Twitter e Instagram. Podés suscribirte al newsletter de manera gratuita aquí y visitar las entradas anteriores aquí.
*Por Julieta Pollo para La tinta / Imagen de portada: Ideas de Pie.