Lo mejor es no tener padres, contradecir al destino
Por Manuel Allasino para La tinta
Lo mejor es no tener padres es la segunda novela de Mariela Laudecina, publicada en el 2018 por Borde Perdido Editora. Ambientada en los años ochenta en Mendoza, aunque podría ser cualquier otra ciudad provinciana de nuestro país, la historia narra las aventuras de dos niñas de clase media baja que salen de sus casas en búsqueda del padre ausente de una de ellas y atraviesan grandes peligros en el camino.
Con un lenguaje atento y minimalista, la autora nos sumerge en el universo de estas niñas que tienen diálogos perfectamente construidos, tiernos y dolorosos a la vez.
“Salimos después de almorzar. Llevo un bolso tejido con pañuelo, unas monedas y una botellita de agua. Juli no lleva nada. Antes compramos un chicle jirafa en doña María y en la puerta del almacén quedamos en que, si nos encontramos a algún conocido en el camino, decimos que vamos a visitar a una amiga. Y parece que cuando uno menos quiere que le pregunten, todo el mundo te pregunta algo. Detrás nuestro viene Simón, uno de los hijos de los Carvajal con un carro y nos chista. Tiene catorce años. Es tan flaco que parece que se va a quebrar y le faltan dientes. Le digo a Juli que no se dé vuelta, pero lo hace y lo saluda. –Hola, chicas, ¿adónde van? –A la casa de una amiga –digo- por si Juli mete la pata. –Las acompaño –dice. –No, gracias. Si nos ven con un chico nos van a retar. –Voy a vender estas botellas a otro lugar donde me las pagan más. Es para allá también, puedo acompañarlas unas cuadras. Juli va a decir algo y le pego un codazo. Ya le di como tres. Hasta que no aguanto más. –En mi casa hay botellas que te puedo regalar para que vendas. Simón se puso contento. –Más tarde paso a buscarlas –dice. –No, es que no hay nadie hasta la noche –digo. Juli arrugó la cara. –Simón, Simón –grita una mujer. Es la madre. Una mujer muy gorda. Se agarra la falda porque se le cae y con la chorrera de niños atrás. Descalzos, llenos de mocos, con la ropa muy sucia. –Chau, Simón, nos vemos después –digo. –Esperenmé, las acompaño unas cuadras… Me da pena, parece que no tiene muchos amigos. Casi le digo que sí, cuando la madre al fin nos alcanza. –Hijo, quiero que sepas que le he pedido el divorcio a tu padre. –Pero… si no están casados. –Lo mismo. Y te voy avisando que desde hoy sos el hombre de la casa y vas a tener que trabajar más horas. Estoy cansada de tu padre, me hace la vida imposible. -Ahora no, mamá, estoy con las chicas. –Dale, caminá, pendejo de mierda, no me hagas renegar. Vayan nomás, chicas, que este se viene conmigo. Le pega un coscacho. –Chau, después las veo –dice Simón, bajito. Uno de los niños dice má, má y nos persigue. Juli lo alza y se lo devuelve a Gloria que empieza a gritarles. –Vamos, che, qué los parió, muevansé. Muevan las patas, mierda. Tengo ganas de llorar, muchas ganas de llorar. Me la aguanto, no sé por qué a veces me la aguanto”.
La narración se cuenta desde la mirada de una niña, Margarita, que sale con su amiga Juli, en busca del padre de ella. En el camino, aparecerán gitanos, un enano que quiere trabajar en el circo y, sobre todo, mucho aprendizaje. Con mucha frescura, vamos leyendo y creciendo junto a las protagonistas: somos parte de sus experiencias verdaderas, como dice Luciano Lamberti en la contratapa.
“-Te cuento que mi tío es peronista… Por si no sabés, es una cosa así como… que la gente quería a un señor que era militar que se llamaba Perón y fue presidente… y se les dice peronistas a los que son hinchas de ese señor. -¿Cómo ser de Boca? –Algo así… ¿Nunca fue a votar tu mamá? Bueno, no importa, te sigo contando. Mi tío me mostró ese libro que era grande como de este tamaño y salía Perón con su esposa, que tu segundo nombre es el mismo que el de ella, Eva, pero le dicen Evita. –Me parece que me pusieron Eva por ella… -Dejá de inventar, Juli. –Qué odiosa. –Se ve que eran como reyes, ella tenía el pelo peinado hacia atrás, con un rodete y usaba vestidos como de princesas y joyas, y él traje, con corbata o uniforme de militar. Les sacaban muchísimas fotos. Cuando ella hablaba en un balcón, todo el mundo iba a una plaza inmensa y a veces la gente lloraba de emoción. Me dijo también que eran re buenos, que ellos se pudieron ir de vacaciones y para el día del niño Evita regalaba un montón de juguetes a los niños pobres. -¿Y ahora dónde están esos reyes? –Muertos. -¿Quién los mató? –Nadie, se murieron solos, Juli. Ella tenía cáncer y él no sé, creo que se murió de viejo. –Qué pena. Podría haberme ido de vacaciones y tener juguetes. –Sí, yo pienso lo mismo. Mi papá no los quiere, dice que eran unos ladrones y criaban vagos. Lo que pasa es que él es hincha del partido demócrata. –No entiendo ni jota. –A veces se pelea con mi abuela porque ella dice que él es un ganso aristo… me sale aristogatos. Bueno, la palabra es parecida… -Me da risa, tu papá tiene cara de ganso. –No entendés nada, Juli… No sé, la cosa es que mi abuela y mi pá a veces se pelean porque mis abuelos también son peronistas y mi pá es demócrata… Lo que pasa es que de los demócratas no sé mucho… Yo quiero saber, le pregunto, le pregunto y me dice que no voy a entender. Al final no sé con quién quedarme… Me parece que con los reyes del libro. -¿Y el señor que era militar, por qué era bueno? ¿No era militar? –Porque quería, ¿vos por qué sos buena? –Nací así… y te digo una cosa para que sepas. Mi mamá tenía un novio policía y le pegaba, y un día sacó el revólver y yo me asusté mucho, pensé que la iba a matar. Los policías son militares, pero tienen otro traje. El de los militares es verde y el de los policías azules. Es lo mismo. – Pobrecita tu mamá… ¿lo denunció? –Que lo va a denunciar si tenía que ir a la policía y eran todos amigos de él, no le iban a creer. Menos mal que no volvió más. Mi mamá se busca novios que no sirven para nada. Yo le digo, mami, te tienen que regalar flores, perfumes… y nada, como si le estuviera hablando a la pared. Uno solo, una vez, le regaló un perfume para su cumpleaños”.
Lo mejor es no tener padres de Mariela Laudecina es una novela que se centra en la amistad que une a estas niñas y, a través de sus diálogos, vamos conociendo los valores en los que creen y defienden con todas sus fuerzas.
Sobre la autora
Mariela Laudecina (Mendoza, 1974, Córdoba, 2021). Poeta y escritora que tenía como padrino y maestro literario a Vicente Luy. Publicó: Hacia la cavidad (poesía, 2006), Ciruelas (poesía, 2007), Intiyaco (poesía, 2008), Tomo las decisiones con los pies (poesía, 2011), Perfume de jarilla (Poesía, 2013), La culpa es del sueño (poesía, 2015), El bosque de las mujeres amadas (poesía, 2015). Y las novelas: El cielo es para los ángeles (2009) y Lo mejor es no tener padres (2018).
*Por Manuel Allasino para La tinta / Imagen de portada: A/D.