Sorteo Mundial: el juego de la FIFA
En 2019, Gianni Infantino fue condecorado por Putin tras el Mundial de Rusia 2018. “El mejor de la historia”, dijo el presidente de FIFA. Ayer, dijo lo mismo de Qatar 2022, de la cual fue expulsada la propia Rusia. También se oyó a Lise Klaveness, mujer y presidenta del fútbol noruego, que pidió por los derechos los trabajadores y de la comunidad LGBTIQ+ que también faltarán a la cita mundial. La doble moral al servicio del negocio mundial: el fútbol.
Por Gonzalo Reyes para La tinta
La ausencia de Rusia en el sorteo del Mundial de Qatar 2022 se hará presente ahí mismo, en esa fixture que mantendrá hasta junio la incógnita sobre si clasificará Gales o Escocia o Ucrania a la próxima Copa.
La expulsión del país que fue sede del último mundial obligó a modificar el calendario. También, los destrozos provocados por la guerra en territorio ucraniano llevaron a postergar la resolución de las últimas llaves que definen la única plaza vacante que le queda a Europa por definir.
Pero nada justifica que los jugadores rusos se hayan quedado sin Mundial, sin haber participado en ninguna de las decisiones que tomó el Kremlin ni la OTAN ni el presidente ucraniano Zelensky. La FIFA, que sanciona a jugadores, clubes o federaciones que manifiesten posiciones políticas, tiene sus principios hasta que necesita tener otros. Como su presidente.
Gianni y su solución para el mundo: más mundiales
Hace solo cuatro años, el titular de la FIFA, Gianni Infantino, prometía que Rusia 2018 sería «la mejor copa del mundo de la historia». Fue tan buena la relación que tejió con Vladimir Putin que el mandatario le otorgó la medalla de la Orden de la Amistad al año siguiente. «Recibieron al mundo como a sus amigos», dijo el dirigente aquel día. Sonriente y con su premio prendido de la solapa, agregó: «El mundo ha creado lazos de amistad con Rusia que durarán para siempre». El 1 de marzo pasado, el propio Infantino expulsó a la selección rusa de Qatar 2022.
Hoy en día, todo es tan veloz que un «siempre» puede durar apenas algunos años. Incluso los mundiales podrían empezar a realizarse con mayor frecuencia. «Vamos a iniciar un debate del mundial bianual», declaró ayer el Infantino en la apertura del 72 Congreso de la entidad. El suizo-italiano milita fuerte esta modificación que sería histórica y un claro signo de época. ¿Por qué hacer negocios una vez cada cuatro años si se pueden hacer dos? Todo debe ser más rápido en el siglo XXI.
El presidente de Conmebol y del Comité de Finanzas de la FIFA, Alejandro Domínguez, comunicó ayer que la Federación madre del fútbol registró ingresos por U$S 6.400 millones en los últimos cuatro años. El informe prevé un presupuesto de U$S 1.726 millones para gobernar en 2023, de los cuales 480 millones ingresarán por derechos de televisión y de marketing. La última final entre Francia y Croacia reunió a 517 millones de espectadores directos, es decir, cuatro veces más que la edición del Super Bowl de 2021 que promedia los 120 millones todos los años.
La insistencia de Gianni para duplicar la frecuencia de los mundiales tiene números, pero carece de argumentos más allá de lo económico. Quedó demostrado cuando se refirió al tema a principio de febrero, ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Según intentó explicar, su idea de un mundial bienal sería una manera de ayudar al progreso del planeta y a resolver la crisis migratoria europea «dando esperanza a los africanos para que no necesiten cruzar el Mediterráneo a fin de encontrar una vida mejor».
Lo dijo justo el mismo día que las noticias informaban que 18 personas se ahogaban en el Mediterráneo y otras 300 eran rescatadas. Tuvo que aclarar y pedir disculpas.
Klaveness y la voz que irrumpe desde el fútbol femenino
Volviendo a Doha, donde FIFA se ha reunido durante toda la semana en la previa al sorteo del mundial de este viernes y para la realización de su Congreso anual, ayer se escuchó a una voz disruptiva poco común. Lise Klaveness, presidenta de la Federación del Fútbol de Noruega, pidió la palabra y reclamó por las condiciones laborales de Qatar y la falta de derechos para la población LGBTIQ+ que se vive en ese país.
Gran parte de los lujosos estadios para este Mundial fueron construidos bajo la legislación «Kafalah» de Qatar, un artilugio legal que obliga a un trabajador que firma contrato laboral a no cruzar la frontera hasta finalizar el acuerdo. Más del 90% de la población de este país es inmigrante. Amnistía Internacional viene denunciando las condiciones de esclavitud que genera esta ley, que permite bajos salarios, retención de pasaportes y tratos abusivos.
En tanto, en diciembre pasado, Nasser Al Khater, director ejecutivo del comité organizador del torneo, no se sonrojó al asegurar que Qatar «es un país tolerante», pero recomendó a la comunidad LGBTIQ+ que no tenga «demostraciones de afecto en público».
Klaveness es mujer y la primera al frente del fútbol noruego. Fue elegida el pasado 8 de marzo. Es abogada y especialista en derecho laboral. Asumió al frente de la Federación que se convirtió en 2017 en la primera del fútbol mundial en igualar los salarios de la selección masculina con la femenina. Con esa misma impronta, la actual dirigenta y exjugadora rompió la armonía de una FIFA plagada de hombres y mostró los trapos manchados que revisten a este Mundial.
«No hay cabida para empresarios que no pueden garantizar libertad y seguridad de trabajadores. No hay sitio para dirigentes que no puedan acoger al fútbol femenino. No hay lugar para líderes que no pueden brindar seguridad a LGBTIQ+”, expuso Klaveness.
“Estoy decepcionado de que no haya buscado el diálogo y que haya venido a Qatar a expresarse sin educación», se lamentó Hassan Al Thawadi, CEO del Mundial. Infantino se sumó a la defensa de la sede asegurando que Qatar ha realizado avances respecto a los Derechos Humanos. Según dijo, FIFA presionó desde 2010 para generar cambios en esta materia y celebró que «lo que en otros países se ha hecho en décadas, aquí se ha hecho en años». Y admitió: «No es un paraíso, pero se ha avanzado. No somos responsables de todos los males de mundo, pero sí podemos dar esperanza y dignidad».
Gianni se define como un hombre de diálogo. Pero su palabra cotiza poco. Ayer, abrió el Congreso FIFA asegurando que Qatar 2022 «será la mejor Copa del Mundo de la historia y el mayor espectáculo que se haya visto sobre la tierra». Lo mismo que dijo hace cuatro años en el mismo congreso, ante Putin y en Moscú. Quién sabe qué pensará de Qatar en el próximo Mundial de EE. UU.-México-Canadá 2026.
* Por Gonzalo Reyes para La tinta.