De la chica que ayuda en casa a la conquista de derechos laborales

De la chica que ayuda en casa a la conquista de derechos laborales
30 marzo, 2022 por Verónika Ferrucci

En nuestro país, desde el 2013, están reglamentados los derechos laborales y la contratación para las trabajadoras de casas particulares; sin embargo, el 69% no está registrada formalmente. Las tareas de cuidado aún están desvalorizadas y es uno de los sectores del mercado laboral más feminizado y precarizado. Conversamos con las compañeras del Sindicato del Personal de Casas de Familia para recuperar la experiencia de organización y lucha colectiva en el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. 

Por Verónika Ferrucci para La tinta

En la calle Sucre 466, el Sindicato del Personal de Casas de Familia de Córdoba lleva 59 años construyendo un camino de derechos y conquistas laborales. Las compañeras sindicalistas nos reciben con sus pecheras rojas, donde se lee bien grande: SIN.PE.CAF. En la entrada, tres mujeres aguardan ser atendidas. “Todo el tiempo estamos recibiendo a empleadas y también a empleadores, ahora muchas de las consultas son por el aumento del 12% que empieza a regir desde abril. Lamentablemente, luego de los aumentos, las consultas son por un despido, una reducción horaria o cambio de categoría.”, cuenta Norma Figueroa, que lleva 15 años agremiada.  

Desde 1988, el 30 de marzo se celebra el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. Así se acordó en el Primer Congreso de Trabajadoras del Hogar en Bogotá, donde las discusiones se centraron en las discriminaciones históricas que vivían, la falta de leyes que garantizaran un pago digno y la ausencia de protección social. Recién en 2011, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) creó el Convenio para asegurar el Trabajo Decente para Trabajadorxs Domésticxs, siendo el primer documento regulatorio, pero no vinculante con los Estados. 

Sindicato-personal-casas-particulares-empleada-doméstica-3
(Imagen: La tinta)

En nuestro país, desde 2015, el 3 de abril es el Día del Personal de Casas Particulares, como recordatorio de la sanción, en 2013, de la Ley N° 26.844 de Régimen Especial de Contrato de Trabajo para Trabajadoras de Casas Particulares, que vino a igualar derechos ya existentes: licencias por enfermedad, maternidad, fallecimiento de cónyuge, padre, madre e hijes. Vacaciones, aguinaldo, indemnización, ART, entre otros beneficios. La registración es compatible con las asignaciones familiares no contributivas, como la Asignación Universal por Hijo (AUH) o la Asignación por Embarazo, entre otras. En 2014, se dio un paso más al ratificar el Convenio 189 de la OIT sobre entorno de trabajo seguro y saludable. Y en 2015, se creó la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares (CNTCP), conformada por sindicatos de los sectores involucrados y el Poder Ejecutivo para la negociación de las paritarias. 

“Desde que tenemos la ley, las cosas cambiaron mucho. Yo llegué al sindicato porque me importaba defender a las compañeras. Ahora estoy jubilada, pero trabajé 25 años defendiéndome sola. Yo deseo para la generación que viene que se puedan jubilar antes de llegar a los 60 años porque es un trabajo insalubre. Cosas que podés hacer en 6 horas, te piden que las hagas en 4 horas; estás todo el tiempo corriendo, no te podés enfermar ni faltar porque, si no, te dejan sin trabajo. Cuando llegás a los 60, ya no servís para nada, porque nunca tuviste descanso ni carpeta médica”, nos cuenta Norma.  

Aun con todos estos avances normativos, Ana Altamirano, Secretaria Adjunta, nos advierte que, según el último informe de la OIT de 2020, 1 de cada 4 trabajadoras domésticas está registrada. Es el trabajo más feminizado y, si bien muchas identidades travestis-trans se dedican al rubro -mayormente, al cuidado de adultxs mayores-, no hay información estadística que lo precise. El peso de la división sexual de trabajo, el mandato del mundo doméstico y privado como condición y destino de ser de las mujeres está más vigente de lo que quisiéramos. También el maltrato, las discriminaciones y la precarización en las condiciones de empleabilidad de las trabajadoras de casas particulares. Trabajan de manera irregular, sin derechos laborales básicos y con los salarios más bajos de la economía, pero sosteniendo un andamiaje vital en la vida de muchísimas familias. La organización y la sindicalización del sector es un camino para desarmar mitos y vulneraciones, y sobre todo para la conquista de derechos laborales.

Dentro de las diferentes tareas que nuclean el trabajo en casas de familia, las que hacen a la mayor actividad son la asistencia y cuidado de personas -con discapacidad, adultos mayores, niñes-, que implica ayudar en la vida diaria de esas personas, mantener los espacios que habitan limpios y ordenados, ayudar con estimulación y las tareas generales -limpieza, lavado, planchado, cocina-, y es la que menor sueldo tiene. luego, está el rubro de casero y personal para tareas específicas. 

Sindicato-personal-casas-particulares-empleada-doméstica-6
(Imagen: La tinta)

“No es la persona que ayuda en las tareas de la casa, es una trabajadora que históricamente asume un trabajo devaluado, invisibilizado y no registrado. Luego de casi 10 años de la ley que vino a reglamentar el sector, el 69% de trabajadoras de hogar aún no están registradas”, detalla con mucha convicción Altamirano, cuidadora domiciliaria y ayudante especializada en Alzheimer y otras demencias. Hace 3 años está en la vida sindical, la pandemia fortaleció su presencia, ya que muchas trabajadoras adultas mayores fueron priorizadas porque eran de riesgo en el cuidado. Las más jóvenes tomaron la punta. 

¿Por qué existe tanta resistencia a formalizar a las trabajadoras? La respuesta no es unívoca, hay varias aristas sobre las cuales pensar este problema cultural, racial, de clase y de género que atraviesa a la sociedad. “No es solo por falta de presión por parte del Estado a empleadores con políticas más contundentes de registración, sino por un conjunto de imaginarios y mitos muy arraigados. Resulta difícil entender que existan personas para las cuales el trabajo doméstico no merece los derechos como cualquier otro rubro. De 2.800 pesos para la formalización, quien emplea solo gasta 1.000, al resto se lo descuentan a la trabajadora para la obra social. Hay quienes te dicen: ‘¿Por qué yo tengo que hacerme cargo de tu jubilación?’. Es un desafío necesario lograr que se valore no solo en términos monetarios, sino en la importancia del rol”, reflexiona Ana. 

Construir conciencia sindical 

Rosa Poma nos cuenta que durante mucho tiempo ignoró sus derechos y deberes. “Hace 7 años llegué al sindicato a raíz de un despido, acá me ayudaron, encontré apoyo emocional, moral, afectivo y sobre todo de abogados. Desde entonces, me sumé a la lucha por los derechos de las compañeras”. 

En 1963, Sara Astiazarán comenzó con la iniciativa de reunirse junto a otras trabajadoras los domingos, que era el día franco. Pensaban cómo lograr ser tomadas como trabajadoras, cuáles eran sus derechos -para ese entonces, sin marco regulatorio, no había ningún tipo de derecho reconocido, pagaban lo que le parecía a cada empleador y una larga historia de abusos y maltratos recorre la vida de quienes trabajaban como empleadas domésticas-. Su primera sede estaba ubicada en la calle 9 de Julio 849 y, en los años 70, obtuvieron la Personería Gremial 1118. 

Sindicato-personal-casas-particulares-empleada-doméstica-5
(Imagen: La tinta)

“Actualmente, somos 10 las que sostenemos las actividades. Participamos de la Intersindical y de la CGT. Hay aproximadamente 15 mil afiliadas, es un número bajo, la cuota es voluntaria porque no tienen el descuento por recibo de sueldo. También porque nos falta camino de conciencia sindical, de sostener los espacios que nos aglutinan en la lucha colectiva. Nuestro sector es una de las actividades con menor actividad sindical. El miedo nos expone, no tener plata para darle de comer a les niñes, no llegar para pagar el alquiler, entonces terminás accediendo a trabajar por menos de lo que sale la hora legal, por menos de lo que corresponde por mes, te la bancás porque tenés miedo de mañana salir y no tener trabajo. En este rubro no es como en la fábrica, que si no te pagan bien, hacés paro y un piquete. Nosotras estamos solas en la casa con ese empleador/a. Muchas no se animan a ir a una marcha y menos nombrar al sindicato, ya que es común el planteo de que acá ‘les metemos ideas raras’”, detalla la Secretaria Adjunta.  


Sostienen el sindicato con mucho esfuerzo y de manera colaborativa, en los ratos entre sus trabajos y sus casas, destinan tiempo para acompañar a las trabajadoras del sector. Brindan asesoramiento a trabajadoras afiliadas y a las que no lo están, a empleadorxs en cuanto a cómo se abona, cómo se registra, sobre la importancia de la registración para cuidar sus patrimonios personales y cuidar la vida de la trabajadora, que pueda tener una jubilación y obra social. Atienden consultas sobre despidos, reducción de horas o situaciones irregulares en la contratación o el pago. Muchas consultas son por hechos de violencia de género y acoso; para estos casos, tienen un convenio con el Ministerio de la Mujer, donde hacen las derivaciones. 


Ana cuenta que muchas compañeras viven situaciones de discriminación y maltrato, como dejarle a la trabajadora un saquito de té para toda la semana, darle la comida del día anterior, no permitirles usar los mismos platos que la familia. Frases repetidas en gritos: «Sos inútil», «Te dedicás a esto porque no servís para otra cosa». “Muchas vienen acá con el autoestima destrozado, viven situaciones tremendas en sus casas y en el domicilio laboral reciben destrato, y muchas veces es de mujer a mujer. Que te tiren de los pelos porque hiciste algo mal, según su idea de cómo deben de hacerse las cosas. Que te descuenten porque limpiaste mal algún electrodoméstico y entienden que lo arruinaste. Por supuesto que no todas las familias se comportan así, pero muchas compañeras lamentablemente atraviesan ese tipo de experiencias”. 

Sindicato-personal-casas-particulares-empleada-doméstica-7
(Imagen: La tinta)

Rosa vino desde Perú y remarca que las trabajadoras migrantes sufren una discriminación acentuada en esa condición. “Muchas vienen a trabajar sin retiro (cama adentro), sobre todo para cuidado de personas. En algunos casos, son de otros países o del interior, llegan a casas que no conocen y quedan a expensas de quienes las emplean, sin red ni familias; muchas veces se encuentran en condiciones de mayor vulnerabilidad”. 


Si sos trabajadora y vivís una situación de violencia, maltrato o acusación por robo, acercate al sindicato. Además de brindarte un espacio de escucha, depende la situación, se deriva al equipo de abogadxs que analizan cómo proceder. También se puede cursar el nivel primario en modalidad presencial o semipresencial, y el nivel secundario modular con tutorías 3 veces a la semana. Cuentan con espacios de formación entre compañeras y cursos de capacitación en articulación con el Ministerio de Empleo. 


Para ellas, lo que abundan son sueños y lo que falta son recursos. Desean un lugar propio para vacacionar, ampliar la sede, disponer de un espacio físico que sea un lugar autogestivo para las trabajadoras migrantes que no tienen dónde estar y un geriátrico para las compañeras jubiladas, que han dedicado su vida a trabajar cama adentro y que están sin familias ni redes. “Organizadas y con la variedad de voces y pensamientos, podemos lograr que se hagan realidad las cosas que aún nos faltan. No gritar solas en cada espacio, en cada casa, sino juntas, la lucha colectiva vence al miedo”, concluye Altamirano. 

Sindicato-personal-casas-particulares-empleada-doméstica-9
(Imagen: La tinta)

La Campaña Registradas busca reducir la informalidad laboral en el sector de trabajadoras de casas particulares y promover su acceso y permanencia al empleo registrado. Está vigente hasta junio de este año. Acá toda la data: ttps://www.argentina.gob.ar/generos/programa-registradas

Necesitamos romper los consensos de tolerancia y aceptación de la desvalorización de las tareas de cuidado y de la precarización que conlleva. No es “la chica que ayuda en casa”, ocultada en la sombra del mundo privado, es una trabajadora a quien se le deben garantizar sus derechos. Hablá del tema, pasá la data, se lo debemos a todas ellas. 

*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: Ana Medero para La tinta.

Palabras claves: argentina, cordoba, Sindicato del Personal de Casas de Familia, trabajo doméstico

Compartir: