FlashDayTattoo, el deseo de habitar la propia piel

FlashDayTattoo, el deseo de habitar la propia piel
10 marzo, 2022 por Julieta Pollo

Este sábado en Casa Revolución, seis tatuadorxs estarán ofreciendo sus diseños para animarse a la primera tinta o seguir repoblando nuestra piel. Habrá feria, música y una rifa que busca acercar a lxs artistas a abrir su estudio colectivo.

Por Julieta Pollo para La tinta

“La parte que más disfruto es cuando ponés la aguja en la piel. Es como, bueno, empezó el trabajo, empezaste a dibujar”, dice una tatuadora del FlashDay sobre ese momento en que la aguja empieza a trazar un pequeño universo en la piel, el ecosistema más próximo que nos contiene.

ya.mov, rakelmalviviente, guachx.tattoo, juno_shui, nahuetattoo.xx y urukum.tattoo son seis tatuadorxs que este sábado 12 estarán ofreciendo sus diseños en una nueva edición de FlashDayTattoo. Será en Casa Revolución a partir de las 16 horas y también habrá feria y música. Además, están llevando adelante una rifa de un tatuaje de cada une, con el objetivo de recaudar fondos para su próximo proyecto: montar un estudio colectivo. En las cuentas de Instagram de cada artista podés encontrar más data sobre los diseños disponibles y la rifa (el plazo se extendió y hasta abril hay tiempo para participar).

Desde La tinta, nos acercamos a conversar con tres de elles para conocer un poco más sobre este oficio en el que dos cuerpos se conectan en un torbellino de vibración y tinta, para plasmar un dibujo que ahora te acompaña, que se queda con vos. 

“Es un día en el cual proponemos diseños en medidas chicas que se pueden tatuar en una o dos horas, y a un costo menor que cuando vas a un estudio privado o de manera individual con quien tatúa. Las personas que van al evento generalmente no ven los diseños previamente: vas, lo elegís y te lo tatuás”, explican sobre la propuesta. Pero no solo eso, se trata también de generar un espacio de encuentro y una dinámica de trabajo que no sea tan individual como suele serlo. Poder compartir y poner en común herramientas, saberes y otras maneras de desarrollar este oficio: “Es muy importante compartir ese día, ese espacio. Nos saca del formato estudio, es coincidir todos en el oficio de manera física. Cada une tiene su forma de tatuar y te pasás por la camilla del otre a ver que está haciendo, cómo prepara su mesa, cómo trabaja con su máquina”.

El FlashDay fue un comenzar a echar ramitas a este deseo de colectivizar el oficio, sostener la autogestión del arte y generar un espacio que se aleje de las lógicas heterocis que todo lo arrasan. El fuego que prendió hoy se expande en un proyecto aún mayor: “Poder generar un estudio en conjunto y que se pueda sostener en el tiempo, abrir otras posibilidades y espacios dentro del mundo del tatuaje, teniendo en cuenta de dónde viene y quiénes lo manejaron siempre. El oficio del tatuador es súper individual y para mí es una re apuesta tener un espacio colectivo, trabajarlo horizontalmente, dividir roles, compartir las cosas que sabemos, que pueda ser un espacio en el que se pueda compartir ese conocimiento. Para mí, lo que más me ha enseñado es juntarme con tatuadores a tatuar y aprender. Es elegir el oficio en grupo”, dicen desde FDT.

Más allá de lo identitario y la grupalidad, también les distingue una propuesta artística particular: diseño y tatuaje de autor, sin copia, sin repetir diseños, sin esos tatuajes convencionales que mueve el circuito comercial dominante: “Nosotras proponemos diseños que surgen de cosas nuestras, es algo personal, algo que soñaste, y es muy hermoso cuando alguien viene y lo elige. Es zarpado pensar qué le resonó para elegirlo y aunque tres personas se interesen en un mismo diseño, cada percepción es muy diferente”, cuentan.

Otre de elles agrega: «A veces hay diseños más oscuros capaz, que decís esto lo voy a dibujar por mi propio gusto y capaz están frenado meses… pero digo, no me importa, me voy a dar el gusto de dibujar esto. Y sorprendentemente, después de un tiempo, viene alguien, elige justo ese y se lo hace».

Este posicionamiento de no tatuar el mismo diseño en distintos cuerpos, romper con una reproducción idéntica muy usual en los estudios tradicionales, tiene que ver con una búsqueda personal y también con una decisión sobre lo que se quiere ofrecer a cada persona. “Se trata de que se lleven un diseño original. Tiene que ver también con lo que vamos generando en el momento y al final la pieza siempre se va con quien se tiene que ir. Cuando alguien quiere un diseño que ya se lo llevó otra persona, por ahí se trata de reversionar partiendo de qué le gustó de ese diseño. Ponele, me gustó este pájaro. Bueno, pero qué te gustó, qué no te gustó y así, explorando, llegás a otra pieza diferente”. 

Cuando era chica, en mi San Luis natal, había un solo tatuador, un chabón sin mucho tacto que te pasaba una carpeta de diseños de tribales para que eligieras qué querías. Desde esa realidad era bastante impensado para mí imaginar otra dinámica, que hoy va construyéndose cada vez más fuerte: ir conociendo diferentes artistas con estilos muy propios, que van creando y proponiendo diseños, que mutan, que exploran, que combinan. Mirás y algunos diseños te mueven, los elegís o te eligen; otras veces hasta confiás en esx artista al punto no ver el diseño previamente. Hoy vas componiendo en tu propio cuerpo, buscando que dialoguen creaciones de varixs artistas y decidiendo qué dibujos o palabras cohabitan en una manga, o te cruzan el ojo al medio, o se agazapan por debajo del pelo.

Vos elegís tatuarte con esa persona y esa persona, a su vez, elige tatuarte o entrar en tu propuesta si buscás algo más definido. Hay algo muy mágico en esa elección mutua, mediada por el laburo artístico. ¿Cómo se va consolidando un estilo?

«No sé cómo se encuentra el estilo, tampoco sé si me recuerdo buscándolo, era probar y errar. Me re flasha de nosotros seis que tengamos estilos tan diferentes y precisos. Hoy me ponés una lámina de cada uno y sé cuál es de cada quien.

Creo que lo mío tiene también de esas cosas que me marcaron por no saber acceder a otras, como el color, por ejemplo. No tenía para comprar las tintas, entonces usé negro. Después con el tiempo, probé color y tampoco me gustó, entonces me quedé con el negro. También uso muchas manchitas que las empecé a hacer porque no sabía usar magnum -que es una aguja más grande para pintar mayor superficie-, entonces como no me gustaba que quede sin tanto detalle y vacío, empecé a hacer manchitas con la aguja de línea», explica une de elles.

Sobre esto mismo, su compañerx recuerda que, antes de tatuar, dibujaba y que le pareció piola intentar llevar los dibujos que hacía al tatuaje: «Al principio me costó bastante y ahora le estoy sacando la ficha… y al mismo tiempo, como es piel y no papel, tiene otro estilo. Hay cosas que hago en un tatuaje que no haría en un dibujo como poner una línea gruesa, por ejemplo, porque en la piel queda bonito y en un dibujo no me gusta tanto. Mientras más posibilidades tenés de acceder a una máquina rotativa para pintar, agujas diferentes o tintas más caras, se te van abriendo posibilidades».

Todes coinciden en que, más allá del componente artístico, tatuar es muy de oficio, de conocer las mañas y gajes, un laburo de mucha precisión que tiene que ver con conocer tu propia máquina. En este sentido, poder acceder a las herramientas de trabajo, que muchas veces son muy costosas, es súper importante.

Dibujar sobre lo que respira tiene lo suyo: el cuerpo completa el diseño con su textura, su color, su forma. «La piel de cada une es diferente, un mundo. Ir conociendo las pieles… pieles duras, blanditas, las que cicatrizan bien, las que no, en una no mancha, en la otra sí».

Les tatuadores dicen que es importante llegar a un acuerdo consensuado sobre lo que se va a tatuar y de qué manera. Sucede con frecuencia que elegimos un diseño con mucho detalle, pero lo queremos en un tamaño muy pequeño y es ahí donde le profesional nos cuenta qué es lo posible y lo mejor para que el diseño quede bien y para cuidar la piel. A su vez, también van viendo las posibilidades en función de lo que desea quien viene a tatuarse porque por ahí esa persona no puede lidiar visualmente con una pieza grande. Se trata de conversar, ver cómo llegamos a la sesión e intentar crear un clima relajado de trabajo que resulte cómodo para ambxs.

«Queriendo o no, el tatuaje tiene su lado terapéutico y a veces querés que solo sea un dibujo en la piel y es difícil que sea así porque la persona está expuesta, vos estás en una situación de poder porque le estás haciendo daño, estás muy cerca por ahí, hay mucho contacto. Es ver en qué instancias la persona llega, por ahí te puede poner re nervioso a vos. Si al momento del transfer ya siento que está como inquieto, entonces bueno, piolita ahí, querés un vaso de agua, esto es lo que vamos a usar, esta es mi máquina. Y si a la persona no le cierra el transfer porque no le cierra por un milímetro, poder decir bueno, lo borramos hasta que estés segura».

FlashDayTattoo. Sábado 12 de marzo desde las 16 horas en Casa Revolución.

*Por Julieta Pollo para La tinta. Fotografías: @_.z.e.t.a._.

Palabras claves: FlashDay, tattoo, tatuaje

Compartir: