Martín Mamonde: “Córdoba tiene un tremendo aguante en la producción independiente”
Martín Mamonde cierra el año junto a la banda Sombraitoro en “Aguantando el Monte”, donde combinarán música y concientización sobre la emergencia ambiental y nuestro monte nativo.
Por Manuel Allasino para La tinta
El músico, compositor y productor Martín Mamonde cierra el año junto a la banda Sombraitoro en una fecha llamada “Aguantando el Monte”, que busca concientizar sobre la emergencia ambiental y nuestro monte nativo. Será mañana, 17 de diciembre, a las 21 horas en el Hormiguero Club Cultural de Villa Icho Cruz оформить займ круглосуточно.
El cantautor de Villa El Libertador e integrante de La Cruza VL hará un repaso por toda su obra poética musical y estrenará canciones y poemas en la noche serrana. Desde La tinta, dialogamos sobre cómo está la escena cordobesa y los sueños y deseos del músico.
—Venís haciendo un recorrido con La Cruza VL en donde tocás y componés en familia (hermanos y primos), ¿llegó el momento del proyecto solista?
—No, solista no… (risas). Este es el año número 17 de La Cruza VL y, de alguna forma, venía pensando en hacer algo solo, tanto para mí como para mis hermanos y sobrinos. La Cruza nunca fue ni es la banda clásica que debía cumplir con lo establecido. Siempre sentimos todo como un movimiento social (una familia con todo lo que eso implica, muy lejos de ser los Ingalls); y también como una pandilla de barrio.
Después del año de pandemia y de sacar el tercer disco, eso de estar en casa ayudó a que cada uno desde su lugar comience a armar sus cosas. En mi caso, encaré una obra que se llama «Lo que nadie quiso comprar» y también salí a probarme como trovador a pura viola y voz en todo este 2021. Lejos de empezar algo, lo que siento es que estoy en la mitad del camino haciendo lo que solo sé hacer: escribir canciones y salir a tocarlas.
—Caminando por Villa El Libertador, se puede escuchar desde Los Palmeras hasta Queen, ¿cómo influye el barrio en la composición?
—La Villa se hizo grande y las canciones aún más. Al principio era el patio, luego la cuadra, después el barrio, el centro y el mundo. Algo se lleva al momento de componer, es difícil decir que todo nace desde ahí, pero siempre en el comienzo, en la mitad o en el final de cada canción está ese lugar que sabe dónde ponés las palabras. Nos podemos escapar de cualquier lado, menos de donde somos, ella siempre está. Todavía sigo queriendo escribir y cantar lo que les pasa a mis pares… De ahí viene mi bronca, mis sueños, mi revolución y mi amor: ser un negrito de Villa El Libertador sigue siendo mi mejor inspiración.
—Venís de familia trabajadora, padre albañil y madre empleada doméstica, ¿cómo aparece la idea de dedicarte de lleno a la música?
—Muchas veces pensé que era mi mamá poniendo todo para que toque la guitarra y cante, después me fui dando cuenta de que ella lo hacía para que no me quede en esa esquina de casa sin hacer nada. Me enganché con la guitarra y me di cuenta de que podía hablar de otra forma con las canciones. Mi viejo nunca me dijo nada, si estaba bien o mal, él solo me acompañaba a su forma. Después fue dedicarme a la música solo por la intuición de saber que había algo más pasando la circunvalación: los escenarios fueron solo un ratito para ir a decir. Más de grande, más cerca de mi edad actual (36 años), siento que es el trabajo mejor pago del mundo, solo con una canción (con una sincera canción) podés llegar a tocar las fibras más íntimas de otro ser humano y, en ese trabajo, arduo, no te morís jamás.
—Hacés una fecha junto a Sombraitoro, ¿cómo está la producción de música en Córdoba?
—¡Al palo! No quiero pecar de generalista, pero siento que Córdoba tiene un tremendo aguante en la producción independiente. Somos una pérdida de plata, pero igual seguimos apostando a hacer cosas acá. Creo que hablo de todxs, no se me ocurre pensar en que alguien quede afuera, armamos nuestros pequeños sellos y salimos a tocar todos los fines de semana para la gente que nos sigue, con la infraestructura que tenemos a mano. No creo en el “cordobesismo del arte”, es más: soy productor de mis recitales, de mis discos y veo que muchxs de mis compañerxs estamos en la misma. Después siempre hay giles oportunistas que se piensan que te pueden vender un ratito en TN o en La Nación, pero por suerte ya no quedan tantos fantasmas. Esta producción junto a Sombraitoro la hice desde casa con una computadora y un poco de internet. La prensa también es parte del aguante de las producciones, ya que estamos todos en el mismo equipo.
—Contanos un poco de la fecha «Aguantando el monte».
—Sombraitoro es la banda más grande que nos dio Latinoamérica en los últimos 100 años. Más que una «fechita» por el monte, para mí es un sueño cumplido ir a cantar con ellos sus canciones y que canten las mías, quería buscar un cierre de año así. Hace un tiempo, nos cruzamos con los Sombraitoro y decidimos encarar este recital, “aguantando el monte”, que es el significado de donde viene todo. Después de varios años de ver el castigo de nuestro monte nativo, el avance del capitalismo en la quema del monte, el avance de la soja y la contaminación de nuestro lago San Roque, queríamos de alguna forma agradecer que todavía podemos estar enfrentando desde el arte ese Ecocidio. Lejos de ser un recital temático, es más juntarnos a cantar y resignificar el por qué todavía estamos vivos.
—Se viene el fin de año y aparecen los balances, ¿qué deja el 2021 y qué esperás del 2022?
—Del 2021, solo espero que no avance más Milei y, del 2022, que salgamos campeones del mundo, que no gane la derecha en Latinoamérica y que me gane un Grammy (o dos). ¡Fin!
*Por Manuel Allasino para La tinta.