Liberland: la tierra de la libertad o una aventura delirante
En una pequeña isla en la costa de los Balcanes, un grupo de millonarios fundó un micro país donde el único rey es el capitalismo ultra liberal.
Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta
Hace algunos años, más precisamente desde 2015, se inició una extraña aventura libertaria. ¿El objetivo? Crear un Estado, la República Libre de Liberland, fundada en abril de ese año por el millonario checo Vit Jedlicka junto a su novia y siete amigos. ¿El lugar físico? Un territorio no reclamado por los países surgidos tras el final de la Guerra de los Balcanes, conocido como Gornja Siga. ¿La ideología? Por supuesto, el liberalismo extremo, donde el Estado no interviene en prácticamente nada y la economía se libra a la suerte “del mercado”, utilizando la tecnología blockchain y las criptomonedas.
El joven “país” incluso ya tiene bandera, pasaportes y oficinas diplomáticas en más de 100 naciones. El problema es que prácticamente ningún miembro de la comunidad internacional reconoce a Liberland como un verdadero país. Apenas la República de Somalilandia, ubicada en el Cuerno de África y también casi sin reconocimiento internacional, es el único “país” que reconoce a la República libertaria como Estado soberano. Egipto, a su vez, ha instado a sus ciudadanos a que tomen precauciones respecto de posibles estafas sobre Liberland dirigidas a personas que buscan trabajo en el extranjero.
En una región tan compleja y plagada de disputas étnicas, políticas y territoriales como la de los ex estados miembros de la República Federal Socialista de Yugoslavia, el caso Liberland por ahora no ha generado mayores conflictos. Se trata, además, de un área extremadamente pequeña, de unos siete kilómetros cuadrados, abandonada hace décadas, y con una infraestructura muy deficiente. Las autoridades de otros países, como Serbia, se han referido a Liberland solo para aclarar que su existencia no viola ninguna parte del territorio soberano serbio, pero que consideran al proyecto como algo “frívolo”.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Croacia calificó al proyecto de país como “una broma”, afirmando que Gornja Siga no es terra nullius, por lo cual deberá, en algún momento, pasar a formar parte de Serbia o de Croacia. Jedlicka asegura que ninguna de las dos naciones reclama esa tierra como propia, por lo que no está infringiendo ninguna norma de la comunidad internacional. Lo cierto es que ni Croacia ni Serbia pueden reclamarlo debido a que, si alguno lo hiciera, no podrían mantener las fronteras establecidas tras los tratados de posguerra.
La “embajada” de Liberland tiene una cuenta de Twitter y una página de Facebook en Argentina. Según una entrevista que dio Jedlicka en 2021 a un medio web, “hay 5.000 argentinos que aplicaron para obtener la nacionalidad de Liberland”. Los seguidores del fenómeno libertario tienen a Liberland como norte a seguir: un Estado donde sus fundadores han logrado librar a sus miembros del dominio de, justamente, el Estado.
Nadie vive, exactamente, en ese territorio. Los y las ciudadanas se encuentran en distintas partes del mundo y pueden convertirse en liberlanders luego de pagar una membrecía con una criptomoneda asociada al micro Estado y llamada Mérito. Esto, al mismo tiempo, genera oportunidades de negocios, ya que, cuanto más méritos alguien adquiera, más posibilidades tiene de desarrollar una empresa en el territorio.
De acuerdo con el mismo Jedlicka, su objetivo “es crear el primer país del mundo con la menor cantidad posible de impuestos y regulaciones”. El núcleo central de Liberland se encuentra en la centralidad de la propiedad privada y la idea de “formar el país más libre del mundo”.
La micro-nación tiene incipientes apoyos de distintos sectores del mapa libertario y anarco-capitalista del mundo. Personajes como el inversor de bitcoin Roger Ver o el político estadounidense conservador Ron Paul son miembros honorarios de Liberland. El escritor ultra libertario Jeffrey Tucker ha apoyado al Estado en foros internacionales. Jedlicka tiene 38 años y estudió economía en la Universidad de Praga. También se dedica al rubro de la publicidad y proviene del Partido Demócrata Cívico primero y del Partido de los Ciudadanos Libres a partir del año 2009, una formación libertaria checa que siempre cosechó resultados muy magros. Sin embargo, decidió irse del partido porque no se sentía a gusto con los postulados, a los que consideraba demasiado “moderados”. No deja de ser curioso que el “país más liberal del mundo” se encuentre en un territorio que anteriormente había sido parte de un país socialista como Yugoslavia.
Para quienes lo conocen, no hay término medio: de acuerdo con unos, Jedlicka es un genio adelantado a su tiempo; para otros, es un delirante absoluto. Muy influenciado por teóricos del liberalismo radical y el anarco-capitalismo de los siglos XX y XXI, el checo decidió crear su propia utopía en la tierra. Considerado como un paraíso -no solo, pero especialmente, fiscal- por libertarios alrededor del mundo, Liberland hasta ahora es poco más que una aventura delirante de un grupo de amigos dispuestos a desafiar las normas de la comunidad internacional. Amparados en la existencia de otras micro-naciones en Europa, como Mónaco, San Marino, Liechtenstein o el Estado del Vaticano, los liberlanders creen que pueden convertirse en un Estado con reconocimiento internacional pleno en el mediano plazo. El tiempo dirá si Liberland se convierte en un verdadero país o si se queda en una anécdota más de las que generan los libertarios en todo el planeta.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Foto de portada: A/D.