Las paradojas de las elecciones venezolanas
Las elecciones regionales en Venezuela dejaron como claro triunfador al chavismo, aunque hubo una participación popular muy baja. Los y las observadoras internacionales coincidieron en la transparencia de los comicios.
Por Pascual Serrano para Sputnik
El domingo 21 de noviembre se celebraron elecciones en Venezuela. Se trataba de elecciones regionales y municipales donde se eligieron 3.082 cargos: 23 gobernaciones, 335 alcaldías y cientos de escaños en consejos locales.
Pendiente de los resultados municipales, con más del 90 por ciento del voto escrutado, ya se sabe que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha arrasado, logrando la alcaldía de Caracas y 20 de las 23 gobernaciones de Venezuela.
Una de las novedades de estas elecciones es que la oposición volvió a participar después de años de boicot y llamados a la abstención. Desde hacía cuatro años, la oposición no se presentaba a las elecciones y hacía un llamado al boicot, porque no las consideraba válidas.
Dicha esta información, vayamos a ver las paradojas electorales de Venezuela:
1— Con estas elecciones, desde que está la “dictadura” bolivariana en Venezuela, se han acumulado 29 elecciones en 22 años.
2— Durante los cuatro anteriores años, la oposición decía que no se presentaba porque no podían hacer campaña electoral, porque estaban perseguidos y porque el sistema de desarrollo electoral y recuento era fraudulento. Ahora se han presentado y su fracaso ha sido absoluto. Parece que el gobierno venezolano es el único del mundo que durante los últimos años cometía fraude electoral, a pesar de que podía ganar las elecciones sin hacer fraude.
3— Uno de los motivos en los que se apoyaba la oposición para denunciar que las anteriores elecciones eran un fraude era la composición del Consejo Nacional Electoral (CNE). Para el 21 de noviembre, se cambió la directiva del CNE y se consensuó con la oposición; de hecho, el vicepresidente del consejo era diputado de la oposición hasta enero de 2021. Con los nuevos integrantes del árbitro electoral, el PSUV ha ganado igualmente.
4— Algunos critican que no votaran los venezolanos en el exterior. Efectivamente, las elecciones no contaron con el voto de los venezolanos emigrados. Pero es que en ningún país del mundo votan en las elecciones locales ciudadanos que no viven en esas ciudades o regiones. Es absurdo que un venezolano que vive en Madrid o en Miami vote para elegir al alcalde de Caracas.
5— Para algunos medios, las elecciones siguen siendo un fraude: “Maduro materializa otra farsa electoral y se queda con 20 gobernaciones”, titulaba en España el diario ABC; “Elecciones en Venezuela: reportan una muerte e irregularidades en proceso”, Deutsche Welle (televisión pública alemana); “Elecciones en Venezuela: con una fuerte abstención, el chavismo obtuvo un polémico triunfo en las regionales”, La Nación.
Para estos medios, antes eran una farsa porque no había observadores internacionales y el gobierno controlaba el Consejo Nacional Electoral; ahora son una farsa con observadores de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y el Centro Carter, de Estados Unidos, y con la renovación del CNE. De hecho, al final de la jornada electoral, los observadores felicitaron a los venezolanos por acudir a votar en los comicios regionales y municipales, haciendo valer su carácter democrático y demostrar la transparencia del proceso electoral.
6— La oposición siempre dijo que el chavismo no aceptaba las reglas de la democracia, pero el líder opositor, Henrique Capriles, con los resultados ya publicados y el 90 por ciento del escrutinio, seguía sin hacer valoraciones ni reconocer los resultados.
7— La oposición dijo, en las legislativas del 2020, que su boicot explicaba el 70 por ciento de abstención en aquellas elecciones. Ahora, con candidatos de la oposición en las papeletas, la abstención ha sido casi del 60 (votó el 41,8 por ciento del censo). El apoyo ciudadano a las llamadas de boicot de la oposición se mide en tan solo un 10 por ciento.
8— Ese mismo domingo, hubo elecciones presidenciales en Chile. La diferencia de abstención entre las elecciones regionales venezolanas y las presidenciales chilenas fue de 41,8 por ciento de participación en las primeras y 47,19 por ciento en la segunda. Sin embargo, todos los medios destacaban la abstención de las venezolanas, cuando para todos es conocido que siempre vota menos gente en las elecciones locales que las presidenciales. Por ejemplo, en las elecciones regionales chilenas, la participación de la primera vuelta fue del 43,38 por ciento y en la segunda del 19,62 por ciento. Y en Estados Unidos, la participación en las elecciones locales queda a menudo por debajo del 20 por ciento.
9— Otra paradoja es que el opositor Juan Guaidó no reconoce estas elecciones, de modo que los observadores de la Unión Europea van a reconocer un resultado que no reconoce el político que la UE consideraba legítimo presidente de Venezuela. O, dicho con otras palabras, la persona que la UE consideraba presidente no acepta unas elecciones que la misma UE considera válidas. ¿Va la UE a apoyar simultáneamente el resultado de unas elecciones y al líder político que no las reconoce?
10— Por último, la normalidad de las elecciones venezolanas fue tal que ese día hubo más víctimas en un desfile navideño en Estados Unidos, en Wisconsin, con al menos cinco personas muertas y 40 heridas, que en las elecciones del país sudamericano, con dos muertos. A pesar de ello, alguna prensa hablaba de que “trifulcas, tiroteos y robos sellaron las elecciones”.
Conclusión: parece que, entre los gobiernos estadounidenses y europeos, y los medios de comunicación de la derecha, han cambiado la ubicación de ese lugar surrealista e incomprensible de Gabriel García Márquez que era Macondo. No, no está en Colombia. Para ellos, Macondo es Venezuela, porque no entienden nada de lo que allí pasa. O lo entienden, pero no quieren que lo entendamos el resto del mundo.
*Por Pascual Serrano para Sputnik / Foto de portada: Federico Parra – AFP.