Black River Delta: combatir el frío a puro rock&roll
Por Leandro Albani para La tinta
El más ruidoso, potente y hermoso rock y blues viene –aunque usted no lo crea- de Suecia, un territorio que –prejuicio mediante- remite a los más fríos sentimientos humanos y climáticos. Black River Delta patea bien lejos esa idea y con su tercer disco, Shakin’, deja en claro que las distorsiones más corrosivas, los riffs más filosos y las bases graves de bajo, baterías y guitarras que suenan a puro acero oxidado, pueden calentar los cuerpos de quienes escuchen su música.
Hombres y mujeres de este mundo hiperconectado tal vez oyeron por primera vez a Black River Delta en la serie Bloodline, producida por Netflix, y en la que actúan el multifacético Sam Shepard (que dejó sus últimos suspiros en esos días de filmación), la exquisita Sissy Spacek y el ahora reconocido Ben Mendelsohn. En ese paisaje sonoro maravilloso y épico que se construyó para Bloodline, los suecos aparecen con Follow You Down, un rock&roll de voces distorsionadas, base compacta con toques industriales, y dos guitarras ásperas que explotan después de los estribillos.
Oriundos de la ciudad sueca de Bollnäs, Black River Delta está conformada por Pontus Ohlsson, Erik Nilson, Brandon Friesen y Erik Jacobson, y antes de Shakin’ editaron los discos Devil on the Loose (2016) y Vol. II (2018), los cuales conforman una tríada que remite a clásicos como Robert Johnson y RL Burnside, y llega hasta los sonidos más modernos (y rockeros) de Black Rebel Motorcycle Club o Guns N’ Roses, con un estilo propio que traccionan a través de dos guitarras transformadas en potentes turbinas de avión que rugen, pero al mismo tiempo permiten un vuelo plácido por una música sensible, sencilla y concreta.
En una entrevista de noviembre de 2020 en el portal Velv Magazine, Ohlsson y Jacobson resumieron los casi diez años de la banda. En su país, donde hay “mucha oscuridad y fríos”, es inevitable que “la música sea oscura y fría”, coincidieron. Para Ohlsson, el funcionamiento del grupo es sencillo: “La mayoría de nuestras canciones las hemos escrito en un par de minutos, la parte de la producción ya es un poco más compleja y es donde vemos si añadimos un poco más de elementos, pero siempre tenemos la idea central que sale de una tocada que, de repente, se convierte en una canción. Entonces la tocamos una vez y ya está”. Sobre su tercer disco, los músicos explicaron que el “sonido es más grande” al sumar un bajista a la formación, lo que marca algunas diferencias con sus trabajos anteriores.
¿Cómo llegaron estos suecos a un sonido tan americano y, a su vez, universal? Ohlsson lo contó en 2020, en una entrevista con Gitarre&Bass: “Mi padre es un gran fanático de las bandas de rock de los 70, y a través de él conocí a Jimi Hendrix. Así que todo empezó a rodar. También descubrimos que casi ninguna banda más joven hace este tipo de música. Sentimos que Suecia necesitaba desesperadamente una nueva banda de blues” “Jimi Hendrix y Stevie Ray Vaughan son las razones por las que quiero hacer esta música”, agregó el guitarrista.
La historia de Jacobson es similar: “Mi padre también es dueño de una gran colección de discos, que gradualmente hice míos. Así fue como descubrí The Doors, Santana, Chicago, y luego llegué a bandas de blues como The Black Keys o Black Rebel Motorcycle Club”.
Por estos días de frío polar en Argentina, lo único que nos queda por hacer es descorchar algunas bebidas que calienten nuestros cuerpos, imaginarnos en la lejana Suecia, subir el volumen hasta que los equipos de sonido enrojezcan, y romper los termómetros del rock con Black River Delta y su disco Shakin’. Un receta perfecta no sólo para pasar el invierno, sino para confirmar que el rock&roll todavía tiene una larga y ruidosa vida por delante.
*Por Leandro Albani para La tinta.