El coronavirus como pretexto para atacar a Cuba
Desde el inicio de su revolución, el pueblo cubano sufre las agresiones de Estados Unidos. ¿Cómo se explican las protestas actuales en el territorio?
Por Pascual Serrano para Sputnik
El pasado domingo 11 de julio, Cuba protagonizó los informativos mundiales con unas manifestaciones callejeras de protesta contra el gobierno. Las noticias presentaron la información como un levantamiento popular frente al “colapso sanitario” que ha tenido lugar en la isla, consecuencia de un rebrote de contagios de la COVID-19, sumado a una grave situación económica del país.
Al mismo tiempo, se inició entre la población, en redes y medios, una campaña de ayuda con el eslogan “SOS Cuba”, que debería ejecutarse mediante una intervención humanitaria o un corredor humanitario.
Pasemos a analizar con detalle el origen y motivación de las manifestaciones, los métodos utilizados para su difusión, la realidad de la situación sanitaria y económica de Cuba, lo que suponen esas propuestas de “ayuda humanitaria” y el modo en que han reaccionado el gobierno y el pueblo cubano.
Origen de los disturbios
El origen de los disturbios se encuentra en la ciudad de San Antonio de los Baños, de apenas 50.000 habitantes y a 30 kilómetros de La Habana, y el detonante ha sido unos problemas en el fluido eléctrico, que había provocado varios apagones en esa ciudad y en numerosos puntos del país desde hacía varios días. Según la empresa eléctrica cubana, las “afectaciones al servicio eléctrico” se debían a “las limitaciones tecnológicas en los bloques de generación térmica, unido a las unidades que se encuentran en mantenimiento, las averías ocurridas en las últimas horas y las limitaciones para la distribución de combustible a los grupos electrógenos de la generación distribuida”.
En la situación actual de Cuba, han coincidido tres elementos que han hecho que se viva un momento de especial dureza:
—Una pandemia de la COVID-19 que ha requerido un gran esfuerzo en asistencia sanitaria tanto preventiva como de tratamiento para los enfermos.
—Un impacto en la economía cubana mayor que en el resto del mundo, porque ha afectado uno de sus principales ingresos de divisas: el turismo. En países como España, sabemos bien qué es eso.
—La agudización de medidas de bloqueo contra Cuba por parte de Donald Trump, que Barack Obama había relajado y que Joe Biden todavía está manteniendo. Se contabilizaron hasta 240 nuevas medidas de bloqueo, entre ellas, la suspensión de prácticamente todos los viajes permitidos desde Estados Unidos a la isla, se limitó el envío de remesas de los emigrantes y se limitó también la importación de combustibles, imprescindibles para mantener el suministro eléctrico.
De esos tres elementos, se han magnificado desde los medios los dos primeros hablando de colapso por la COVID-19 y el desastre económico, mientras se ha silenciado el tercero. Por ello, vamos a centrarnos en valorar los primeros.
Situación del coronavirus en Cuba
Cuba terminó la semana pasada con 6.923 nuevos casos de la COVID-19 y 47 personas fallecidas notificadas en 24 horas, las cifras máximas diarias registradas al cumplirse, el domingo, 16 meses de la confirmación de los primeros contagios en la isla. En total, en el país caribeño se han diagnosticado 238.491 infectados con el coronavirus, que ha provocado la muerte de 1.537 personas.
Todo eso le lleva a la agencia EFE a titular con este alarmismo: Cuba reporta un récord de casos de COVID-19 y muertes por tercer día consecutivo. Pero los datos hay que valorarlos en referencia a la población y compararlos con el resto de los países. La mortalidad cubana por la COVID-19 por cada millón de habitantes, según datosmacro.com, era el 12 de julio de 139,32. Se trata de una de las cifras más bajas del mundo, mientras en España es de 1.709,77 (12 veces más); en Estados Unidos de 1.849,23; Brasil llega a 2.542,19 (18 veces más). Los contagiados por cada 100.000 habitantes, la famosa IA a 15 días, que se mide para conocer el momento actual de incidencia, es el 12 de julio en Cuba de 529,15. Ese mismo día, el Reino Unido tiene 600,67 y Colombia 681,73.
El pico de contagios en Cuba se estaba viviendo en la provincia de Matanzas, que tiene unos 700.000 habitantes e incluye en su geografía importantes puntos turísticos de entrada del virus, como Varadero. Ese pico era de 1.300 por cada 100.000 habitantes. Eso es lo que tenía Israel en enero y menos de lo que tenía Portugal. En estos días, Cataluña tiene esa IA superior a 1.000.
La otra paradoja sobre las críticas que se leen acerca de la situación sanitaria cubana es que es el único país latinoamericano que ha desarrollado no una, sino varias vacunas contra la COVID-19, que ya se han demostrado eficaces y que se están administrando.
SOS Cuba
Con esa situación sanitaria, a años luz de la gravedad de otros países, la campaña internacional se monta desde fuera de Cuba con el hashtag #SOSCuba y #SOSMatanzas, y piden a la ciudadanía de todo el mundo, con especial atención a los famosos, que se unan y difundan. El analista Julían Macías ha analizado todo el sistema de robots y cuentas falsas creadas para difundir de forma masiva la campaña.
El HT #SOSCuba se usó con pocos tuits a partir del 5 de julio junto al HT #SOSMatanzas por el colapso del hospital en Matanzas, el día 10 con el record de muertes por COVID se lanzaron cientos de miles con ambos HT, que aumentaron el día 11, terminando con manifestaciones. pic.twitter.com/YO3SNh5QmB
— Julián Macías Tovar (@JulianMaciasT) July 12, 2021
A continuación, asocian el hashtag a la petición de una intervención humanitaria o un corredor humanitario. Muchos artistas con millones de seguidores participaron, poniendo en la mayoría un tuit solo con el hashtag #SOSCuba, sin ningún texto acompañando. Y así la mayoría de medios internacionales hablaron de que los famosos pedían un corredor humanitario. “Crece la campaña para pedir un corredor humanitario de ayuda a Cuba”, decía EFE.
Corredor humanitario
¿Qué es exactamente un corredor humanitario? Pues los corredores humanitarios, según la legislación internacional, “son pasillos establecidos con la finalidad de facilitar la circulación, libre de ataques armados, de los convoyes humanitarios así como las víctimas de los conflictos armados y el personal humanitario”. Es decir, se crea en situación de guerra en la que se garantiza un pasillo respetado por las partes, a través del cual se suministra ayuda a heridos y civiles. Plantearlo para Cuba tenía como único objetivo, primero, inventarse una explosión social que se homologase a una guerra; segundo, neutralizar a las instituciones cubanas y desplazarlas por los agentes de intervención con pretexto humanitario. En realidad, no es nada nuevo: lo intentaron en 2019 en Venezuela para fortalecer y legitimar a la oposición, y derrocar el gobierno de Nicolás Maduro.
Lógicamente, el gobierno cubano rechazó esa intervención en su país, disfrazada de ayuda humanitaria.
Crisis de los balseros
René González, uno de los cinco héroes cubanos que estuvo preso en Estados Unidos por investigar las redes de terrorismo contra Cuba, recuerda que ya con la crisis de los balseros de 1994 se intentó una operación de intervención y corredor humanitario para Cuba: “Las salidas ilegales y la tragedia de los balseros ofrecían el gancho perfecto. Imposible no conmoverse con las imágenes de los migrantes rescatados a la vista de la muerte”. Se sembrarían de imágenes de desesperación y caos los medios de comunicación internacional, se suponía que estallaría una explosión social en la isla (o se vendería que así sucedía), la buena gente del mundo pediría ayuda para Cuba y el país rico y más cercano, o sea, Estados Unidos, entraría a atender pronta y solícitamente todas las necesidades humanitarias de las y los cubanos, apartando a su gobierno e instituciones.
Una intervención humanitaria tan eficaz y salvadora como las que se vivieron en Yugoslavia, en Irak, en Afganistán, Siria o Libia.
El profesor humanista Jean Bricmont ya denunció en su magnífico libro Imperialismo humanitario. El uso de los Derechos Humanos para vender la guerra, lo que él llamaba “la ideología de la guerra humanitaria como un mecanismo de legitimación”.
Salen a la calle las y los revolucionarios
Ante las diferentes manifestaciones y disturbios, el gobierno cubano hace un llamamiento para que los partidarios de la revolución salgan a la calle a denunciar los intentos de desestabilización en el país. El propio presidente, Miguel Díaz-Canel, se apersona en la ciudad foco de los disturbios, San Antonio de los Baños, para denunciar los intentos de injerencia contra Cuba.
El siguiente elemento que se desarrolla desde el exterior para crear el ambiente social necesario para promover la intervención pasaba por presentar la represión del gobierno cubano. Al contrario de lo que hemos visto en manifestaciones y movilizaciones en Colombia, Chile, Estados Unidos o España, no aparecen imágenes de policías cubanos cargando y golpeando a manifestantes cubanos.
Incluso las imágenes que los opositores difunden de las acciones policiales para mostrar la represión muestran apenas forcejeos entre policías y manifestantes sin apenas violencia.
Amnistía Internacional (AI) se limita a decir que le han dicho que hay heridos por disparos sin aportar ni un solo nombre y que existe fuerte presencia policial.
Llama la atención la cobertura que han recibido en los medios las manifestaciones en Cuba, mientras pasaron de puntillas sobre el asesinato a tiros del presidente de Haití o el silencio ante los asesinatos en Colombia.
Medios de comunicación cubanos
A diferencia de anteriores tiempos, los medios de comunicación cubanos han informado con celeridad de los acontecimientos. El diario Granma creó un especial que actualizaba con vídeos y la Agencia Cubana de Noticias (ACN) informó de un muerto durante un intento de asalto a una comisaría de policía en La Habana. Sin embargo, y a pesar de lo anterior, desde los medios occidentales se siguen hablando de censura y control de la información.
En cambio, ha habido dos grandes silenciamientos referentes a Cuba en los grandes medios durante estos días: el bloqueo de Estados Unidos y las manifestaciones de apoyo al gobierno, dentro y fuera del país.
El bloqueo de Estados Unidos
Resulta curioso que los mismos que hacen llamamientos para solidarizarse con Cuba mediante intervenciones humanitarias no denuncien que debido al bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos, en la isla hayan tenido graves problemas de suministros sanitarios para luchar con la pandemia. Las organizaciones MediCuba Suiza y Suiza-Cuba denunciaron en un comunicado que, en abril del año pasado, el bloqueo impidió transferencias de dinero para que Suiza pudiera vender respiradores a Cuba. Igualmente, el multimillonario propietario de la plataforma de comercio electrónico Alibaba, cuando decidió donar mascarillas y kits de diagnóstico para la COVID-19 a 24 países de América Latina, comprobó que el material no pudo llegar a Cuba porque viajaba en una aerolínea que, aunque colombiana, tenía capital estadounidense y, por lo tanto, tenía prohibido comerciar con Cuba.
La Asamblea de las Naciones Unidas (ONU), como todos los años, votó masivamente en contra de ese bloqueo el pasado mes de junio. Solo Estados Unidos e Israel votaron en contra de la resolución de rechazo al embargo, que contó con el apoyo de 184 países.
El director y guionista de cine y televisión Javier Gómez Sánchez escribió que “ya que hablan de corredor humanitario… ¿Por qué no hacen un corredor a través del Bloqueo? ¿Por qué no se designa un puerto en Estados Unidos para que los barcos y empresas cubanas puedan comerciar normalmente? Uno solo”.
El siguiente capítulo del enésimo intento abortado de desestabilización de la Revolución Cubana fue protagonizado por las masivas manifestaciones dentro de la isla de apoyo a la revolución y las llamadas de solidaridad desde todos los lugares del mundo. Desde Rusia condenando la injerencia, desde la India, desde el Parlamento Centroamericano, desde Venezuela o desde España.
Atacada desde 1959
Desde aquel enero de 1959 en que Fidel Castro entró en La Habana, Cuba está siendo hostigada y agredida por todas las vías posibles. Desde ataques a sus cosechas a atentados terroristas, agresiones biológicas, intentos de magnicidio a sus líderes, invasiones rechazadas o campañas, como ahora, de desestabilización para crear las condiciones que sirvan de justificación a Estados Unidos para entrar en la isla. Pero hay varios elementos que juegan en su contra. Uno, el de las y los cubanos partidarios de la revolución, conscientes de todos los logros sociales que sin ella nunca hubieran tenido. Pero hay otras razones, para los que no hace falta ni siquiera ser defensor de la Revolución Cubana: bastaría con el sentido común de comprobar lo que ha sucedido a todos los países donde Estados Unidos ha entrado a “democratizar” y “implantar la democracia”, desde Kosovo a Siria, Irak o Libia. Y uno más, que no olviden las y los cubanos: que cada colegio, cada centro de salud, cada centro social que ahora es de todos, es reclamado por un antiguo propietario terrateniente o un latifundista o sus herederos desde Miami.
*Por Pascual Serrano para Sputnik / Foto de portada: Reuters