Precoz, un terror nacido del deseo

Precoz, un terror nacido del deseo
9 junio, 2021 por Gilda

Por Manuel Allasino para La tinta

Precoz es una novela de Ariana Harwicz, publicada en el año 2015. Madre e hijo viven aislados en una casa con madera acumulada en la puerta, ranchos sin terminar, cercados por la vía del tren. La historia es narrada desde el punto de vista de la madre y con un estilo que mezcla lo coloquial y lo poético. Ambientada en el mundo de los “nuevos pobres” europeos, Precoz es una novela en donde lo erótico, la angustia y la locura juegan un papel central.

Con una prosa que no nos da respiro, Ariana Harwicz nos convida una trama inquietante y de terror nacida a partir del deseo.

ariana-harwicz-libro-precoz-2“Tomamos la merienda, leche chocolatada rociada con gotas de oporto, galletas de avena y las horas se adelantan lentas, como una seguidilla de ejecuciones. A cada simulacro de escuadrón el terror regresa. Mi hijo se duerme largo en mi regazo, su brazo sobre mis piernas desnudas cubiertas por un chal, por su cabeza pesada me doy cuenta por primera vez de que es un hombre. Yo sueño con un velero, el otro y yo turnándonos para el mando. Uno abajo abriendo la lata de sardinas, cambiando el combustible, limpiando herramientas. Llevamos un turbante. Y un día yo lo miro y lo amo tanto que le pido por favor que me espere en cubierta con los ojos cerrados. Busco en el bolso de aspillera debajo del camastro, la sorpresa, el revólver y le doy un tiro.  Me asusta despertarme un sábado por la noche y tener a mi hijo encima, dónde están los chicos de tu edad, qué hacen, de qué se ríen los chicos de tu edad, dónde salen, hacen cola en el boliche con pista de madera y bolas de colores, se quedan tocándose detrás de la colina, cómo hablan, con qué se visten, qué marca de cigarros fuman.  Ya se le aparecen sarpullidos, ya llegaron las poluciones, pueden tener un ciclomotor, a qué hora les hacen volver sus progenitores. En la puerta de entrada su auto de techo transparente con las luces altas. El foco sobre musarañas que se mordisquean. Me lo saco y queda doblado en la silla. Me paro con calambres pero al salir el auto sale proyectado de la granja. Dentro de mí todo oscurece de tal forma que los pinos son listones apaleándose”. 

Ariana Harwicz tiene un mundo propio que se reconoce desde las primeras líneas. Su estilo particular hace que quedemos atrapados desde el comienzo hasta el final del libro. Las relaciones familiares siempre están presentes en su literatura y, así como en La débil mental, su novela anterior, había una proyección de la madre hacia la hija para que hiciera lo que la madre deseaba, aquí el asunto es la relación con un hijo precoz convertido en objeto.

Allí van los dos, madre e hijo, como dos indocumentados más revolviendo la basura, buscando las sobras del sistema, siendo perseguidos por la policía, cazando para poder comer, mientras el hijo muta de manera veloz a hombre.

“Por la mañana no voy bien tirada en el piso a los pies de su cama. Hace poco dividimos las piezas levantando un muro de yeso y ya no nos miramos desnudos ni acostados ni busca mis tetas riendo. Suena el despertador y en la casa nada está listo. Lo primero que veo en el salón es un vaso dado vuelta y agua derramada sobre la madera, al acostarnos el vaso estaba lleno, el gato está afuera, nunca se entiende esta casa. No hay nada para desayunar, las hormigas y moscones en tropa se comieron los restos, perdón le digo, perdón, no me acordé de cubrir el pan. No vayas hoy, acompáñame, perdón, mañana te llevo al colegio y justo veo una mujer baja caminar mirando hacia acá.  Dale, no seas egoísta, hoy no te vas a perder nada y yo te necesito, qué lección pueden aprender.  Y una mano llama a nuestra puerta. Quién es esa, mi hijo salido del nido. Ni idea, no le respondamos. Y él se viste por mí. Vuelven a tocar. Cómo salimos si está ahí la vieja, y no se va, no se mueve, debe venir a vender algo, pasa el brazo por el enrejado y abre sola. Metida. Quién es, dice lavándose los dientes. Ni idea. No nos queda otra que enfrentarla. Abro el postigo, apenas se me oye. ¿Sí? Buen día, soy la asistente social, quería conversar un poco con usted de ser posible ahora ya que hice un largo viaje hasta acá. Me costó mucho encontrar la casa, no tiene dirección ni figura un número. Sentada frente a mí oía los ruidos del primer piso, del gato pero después los movimientos de mi hijo. No tengo ni té, puedo darle agua con hojas de menta. ¿Es su hijo allá arriba? ¿Por qué no está en? Y todo eso de que está enfermo, una gripe y mi hijo se cubrió con las mantas. Que cómo describiría la relación, que nos adaptamos a vivir en un lugar así, que cómo hacemos para pasar el invierno, que si contamos con ayuda externa, que cómo son los ingresos mensuales y nuestra situación legal y mira el desorden, el polvo sobre las bandejas, la pila de recetas médicas, el aire frío girando sin calefactor. Nos la sacamos de encima con una convulsión y un llamado a las urgencias”.

Precoz de Ariana Harwicz es una novela que tiene la construcción de una voz desbordada y salvaje que cumple una función: explorar a través del monólogo interior personajes atravesados por la violencia de las relaciones familiares. Es una nouvelle corta que gira en torno al vínculo siniestro y hermoso de la maternidad.

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Sobre la autora

Ariana Harwicz nació en Buenos Aires en 1977. Publicó La débil mental (Mardulce, 2014) y Matate, amor, traducida al hebreo y adaptada al teatro y al cine. Escribió en colaboración Tan intertextual que te desmayás.

*Por Manuel Allasino para La tinta.

Palabras claves: Ariana Harwicz, literatura, Novelas para leer

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