Se cumplen cuatro años del asesinato de Sergio Cuello a manos de la policía
Este domingo, se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Sergio Cuello, joven de 28 años que fue fusilado por dos efectivos policiales en barrio Altamira. Los uniformados argumentaron un supuesto enfrentamiento y la Justicia decidió dejarlos en libertad, a pesar de que nunca se comprobó que Sergio haya tenido un arma en su poder.
Por Frente Antirrepresivo en Lucha
El 27 de junio de 2017, Sergio Cuello, de 28 años, estaba vendiendo bolsas de residuos para poder llevar plata a su familia para comer cuando, en un operativo policial en barrio Altamira, dos policías de la división Barrial, Franco Calderón y Emanuel Carrizo, arremetieron contra Sergio en la esquina de las calles Entre Ríos y Río Primero. El accionar policial fue letal: dos disparos en las piernas y uno en el tórax.
Durante ese 2017, con Mauricio Macri como presidente, se superó por primera vez la barrera de más de una persona asesinada por las fuerzas represivas del Estado por día, con un importante aporte de las policías provinciales, como la de Juan Schiaretti. Al día de hoy, con un cambio de gobierno de por medio, todavía se sigue asesinando a más de una persona cada 24 horas.
Pese a que la Policía dijo que hubo un enfrentamiento y que secuestró un arma calibre 22 que Sergio no habría podido manipular, nunca pudo comprobarse el enfrentamiento y las declaraciones de los propios uniformados fueron contradictorias. ¿De qué enfrentamiento hablan si no hubo ni un solo disparo y ni una sola prueba de que Sergio haya hecho uso del arma? La acción policial de plantar pruebas y armas es una de las más viejas estrategias de las fuerzas represivas para justificar el gatillo fácil.
Lo que es indudable es que Sergio Cuello fue fusilado, que no hubo enfrentamiento y que la policía planta armas. Incluso, hay informes criminológicos que contradicen la versión policial demostrando que Sergio Cuello fue otra víctima de la brutalidad policial: en el lugar del hecho, se encontraron 9 vainas policiales, el informe de Dermotest dio negativo en el cuerpo de Sergio y un testigo presencial contradijo la versión policial.
A finales de 2019, la complicidad del aparato judicial con los represores volvió a hacerse presente con el pedido de Pedro Caballero de la Fiscalía de Instrucción del Distrito 2° Turno 3°, que requirió el sobreseimiento de Franco Calderón y Emanuel Carrizo, aludiendo que los uniformados actuaron en Legítima Defensa, a pesar de que no hay ni una sola prueba, más allá de las versiones oficiales, de que Sergio Cuello haya intentado atacar a los policías. Cabe recordar que la imputación que tenían los policías era de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, aunque no fueron detenidos.
En junio de 2020, en plena pandemia, la jueza Laura Barale dio lugar al pedido del fiscal Caballero, pero el pedido inicial tuvo tan poco sentido, que, para dar lugar a lo solicitado, no se efectuó por los motivos solicitados, sino porque la jueza Barale manifestó tener una duda insuperable sobre cómo ocurrieron los hechos. Nuevamente, la Justicia dando rienda suelta a la libertad de los asesinos de uniforme.
Paradójicamente, Emanuel Carrizo, uno de los policías acusados que, además, era vecino de la víctima, murió el año pasado en un accidente de tránsito cuando circulaba en su motocicleta.
La querella por parte de Sergio Cuello decidió seguir dando batalla en tribunales y en las calles, apelando la decisión de la jueza y manteniendo viva la memoria de Sergio.
Cuello pertenecía a la organización barrial Libres en Lucha y fue una de las personas que construyó un espacio para niñxs del barrio, e incluso participaba dando la copa de leche. Sus compañerxs pintaron un mural con su cara, alzaron un monolito de lirios para recordarlo y crearon el Colectivo Sergio Cuello, para continuar dando pelea como lo hacía él.
* Por Frente Antirrepresivo en Lucha / Imagen de tapa: Colectivo Manifiesto.
