Keiko Fujimori no va
Entrevista con Victoria Vigo, activista peruana y sobreviviente del plan de esterilizaciones forzadas ocurrido durante el régimen de Alberto Fujimori.
Por Verónika Ferrucci para La tinta
“Estoy luchando en un país de halcones y sapos desde que tenía cinco años”.
José María Arguedas
El 6 de junio será la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú. En medio de este escenario, miles de personas salieron a las calles el pasado sábado 22 de mayo para recordar qué implicaría el fujimorismo gobernando nuevamente el país. Perú tiene memoria y, en una marcha nacional bajo el lema “Por el Perú, Keiko no va”, familiares y víctimas de la gestión de Alberto Fujimori, estudiantes, gremios, organizaciones sociales, colectivos feministas y de la disidencia se movilizaron “contra la corrupción de siempre, de 1990, del régimen autoritario del fujimorismo y en defensa de la democracia. Para ponerle freno a la corrupción y el crimen organizado que representa la candidatura de Keiko Fujimori”, este martes se realizará otra movilización en todo el país.
“Además, frente al intento de injerencia en la justicia peruana por parte de la candidata presidencial, quien debería asumir sus responsabilidad en las acusaciones de lavado de dinero”, expresaba la nota de prensa que convocaba a la ciudadanía a manifestarse.
En La tinta, conversamos con Victoria Vigo, activista defensora de los derechos humanos, sobreviviente de las esterilizaciones forzadas e integrante de la colectiva Somos 2074 y muchas más. Hace más de 15 años, están reclamando verdad, justicia y una política de reparación a las víctimas de esterilizaciones forzadas durante el fujimorismo. Por eso, también se movilizaron para dejar en claro lo que está en juego si gana Keiko.
En 2002, luego de las demandas y luchas de las mujeres organizadas, la Comisión del Congreso de Perú investigó los casos de anticoncepción quirúrgica y concluyó que 314.605 mujeres fueron esterilizadas. Se estimó que la mayoría no recibió información completa ni fue informada sobre la irreversibilidad del método: la ligadura tubaria. Estas esterilizaciones forzadas fueron parte del Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar del gobierno de Fujimori.
En marzo, comenzó el proceso legal contra el ex presidente -quien hoy cumple una condena de 25 años por violaciones a los derechos humanos-, los ex ministros de Salud Alejandro Aguinaga -actual candidato al Congreso por el fujimorismo-, Eduardo Yong Motta y Marino Costa Bauer. Todos están acusados de ser “autores mediatos de daños contra la vida y la salud, lesiones graves y violaciones graves de los derechos humanos” contra las mujeres quirúrgicamente esterilizadas entre 1996 y 2000.
Las intervenciones realizadas contra los cuerpos de las mujeres fueron una violación a sus derechos sexuales y (no) reproductivos. Además, avanzaron en contra de la autonomía para decidir, sin la información correcta y de manera forzosa, sin el equipamiento necesario y condiciones mínimas de salud. Muchas mujeres sufrieron lesiones graves e incluso a otras les ocasionó la muerte. “Ni errores ni mitos, se atentó contra la vida y el derecho a decidir sobre los cuerpos de miles de mujeres. Son crímenes de lesa humanidad”, afirma Vigo.
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Victoria cuenta que la mayoría de las mujeres esterilizadas vivían en zonas rurales, campesinas o indígenas, y eran menores de 25 años, muchas quechua hablantes. Fueron amenazadas con ir a la cárcel si no accedían a la ligadura, coercionadas con la quita de los apoyos sociales del Estado. Incluso, les decían que podían quitarles a sus hijxs si no accedían a la intervención, de la cual no contaban con información en un contexto atravesado por múltiples situaciones de vulnerabilidad, pobreza y en medio de la violencia cotidiana del conflicto armado en los territorios campesinos.
“Las víctimas de las esterilizaciones forzadas marchamos porque el caso corre el riesgo de ser nuevamente archivado si la mafia fujimorista llega al poder. Exigimos que las audiencias por el caso contra Alberto Fujimori y sus ex ministros sean públicas y se transmitan por las redes sociales”, detalla la activista.
Desde la colectiva Somos 2074 y muchas más, llevan adelante una tarea persistente para que se haga justicia y se repare a las víctimas. La investigación ha sido archivada y reabierta en diversas ocasiones. 25 años después de los hechos, es el momento en que más cerca están, explica la entrevistada. “Ahorita tenemos la oportunidad de que el fiscal no archive la causa y pueda sustentar todos los cargos frente a un juez y ser escuchado por el juez –remarca-. Es la primera vez que está pasando. Pero recién se está iniciado el proceso de escucha a los abogadas de ambas partes. Aún resta saber si el juez lo elevará a juicio”.
El peligro que existe es concreto y real si Keiko Fujimori gana las elecciones. “La candidata a la presidencia, por tercera vez consecutiva en una segunda vuelta, ha prometido indultar a su padre –asegura Vigo-. Días pasados, desmintió y negó las esterilizaciones forzadas, argumentando que se trató de un plan de planificación familiar. No reconoce que fue una política sistemática y planificada del gobierno, y que hubo violación de los derechos humanos. Para ella, sólo fueron casos aislados y que fue culpa de los médicos. Realmente sería gravísimo, porque el Poder Judicial y el Poder Público se mueven políticamente. Nadie querrá quedar en un juicio contra ellos. Además de que avanzará con cambios en los ministerios y el tipo de políticas que pueda llegar a implementar contra los derechos de las mujeres”.
Victoria, que hace 15 años que está al frente del bloque para que Keiko Fujimori no llegue al gobierno, no ha perdido las fuerzas en todos estos años y con convicción dice: “Ahorita que estamos en pleno juicio, tenemos que hacerlo con más fuerza. Quienes estamos en esta lucha hemos sido difamadas por las redes sociales por estar defendiendo nuestro derecho, nos quieren hacer callar, pero aquí estamos dando la cara, dándole el pecho como decimos aquí en Perú, para que esto no siga adelante, se haga justicia y tengamos una reparación histórica”.
“Somos las hijas de las campesinas que no pudiste esterilizar,
somos lxs estudiantes que no pudiste desaparecer”
(Consigna popular peruana)
*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Foto de portada: Ernesto Benavides – AFP
