Black metal, odio y ultraderecha en un paraíso socialdemócrata 

Black metal, odio y ultraderecha en un paraíso socialdemócrata 
23 febrero, 2021 por Gonzalo Fiore Viani

Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta

Durante la primera mitad de la década de 1990, un movimiento musical con fuertes componentes políticos, religiosos y ultranacionalistas asoló a los países escandinavos, con epicentro en Oslo, Noruega. Se trató del denominado black metal, la variante del género más extrema conocida hasta entonces. No son pocos los que aseguran que se trató, en realidad, de la última verdadera vanguardia europea del siglo XX, comparable en importancia estética y, sobre todo, en términos de rompimiento con lo anterior, al dadaísmo, el dodecafonismo o el futurismo. El grupo de jóvenes inadaptados que abrieron la disquería Helvete (“infierno” en noruego) jamás imaginaron el tendal de muerte, destrucción y odio que desatarían tan sólo un par de años después.

A grandes rasgos, el black metal primigenio, musicalmente, comparte una serie de características comunes: melodías básicas o casi ausentes, baterías rapidísimas (lo que se denomina blast beat), riffs de guitarras repetitivos y voces guturales o chillonas, cuyo objetivo es evocar la maldad verdadera. Sin embargo, en este artículo, no ahondaremos estrictamente en lo musical, aunque es un género en el que vale la pena ahondar más allá de toda la parafernalia a su alrededor. Nos centraremos, más bien, justamente, en el contexto donde surgió el black metal y sus comparaciones con los movimientos de ultraderecha existentes en la actualidad en los países nórdicos. En lo que es considerado un paraíso socialdemócrata, con un robusto Estado de Bienestar y algunos de los estándares de vida más altos del mundo, surgió, de manera inexplicable, un movimiento que pregonaba odio y maldad por el sólo hecho de poder hacerlo. 

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Ideológicamente, el “Inner Circle”, como se autodenominaban los protagonistas de la incipiente escena, era variopinto. Curiosamente, el fundador de Helvete, Euronymous, no tenía nada que ver con la extrema derecha, sino que se declaraba un ferviente militante comunista. No obstante, lo que predominaba eran las ideas neopaganas, un visceral y profundo odio al cristianismo, al que consideraban que había eliminado las verdaderas tradiciones noruegas, un racismo recalcitrante que consideraba como seres inferiores a todos los que no veían como descendientes auténticos de los vikingos y, por supuesto, una homofobia furiosa.


La exaltación de la cultura escandinava previa al cristianismo se mezclaba con el nazismo y el supremacismo blanco con total naturalidad. 


Además de Euronymous, el otro protagonista fue Varg Vikerness, su compañero de banda en Mayhem y posteriormente fundador de Burzum. Vikerness, quien se hacía llamar Count Grishnak, fue elaborando un curioso sistema de ideas propio, en el que predominaban las creencias en los antiguos dioses nórdicos. Siempre se adjudicó la quema de antiguas iglesias que databan del siglo XI, hecho por el que, finalmente, fue condenado a prisión. Su crimen más grave, de todas maneras, fue el asesinato de su ex amigo Euronymous, a quien mató a puñaladas en su departamento, alegando su homosexualidad y sus ideas comunistas. Vikerness cumplió cerca de 20 años de condena para quedar en libertad. Actualmente, continúa grabando música, pero sin guitarras ni bajos, a los que considera instrumentos creados por los afroamericanos y, por lo tanto, no dignos de ser tocados por un noruego puro. Además, suele grabar videos en YouTube donde predica sus ideas de odio, agregando, en los últimos años, un componente de preocupación por el medio ambiente.

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Los países escandinavos siempre tuvieron una relación con el nazismo y el fascismo. De hecho, el primer congreso internacional neofascista de posguerra se realizó en Suecia, en 1951. El 22 de julio de 2012, el joven Anders Behring Breivik asesinó a 77 personas en dos ataques simultáneos. El terrorista era un supremacista blanco de extrema derecha que había dejado escrito un manifiesto donde exponía sus diatribas contra los musulmanes, los afrodescendientes, la comunidad LGBTIQ+ y todo lo que consideraba que estaba destruyendo las “verdaderas tradiciones nórdicas”. Actualmente, se encuentran operando numerosos partidos que se asumen como de extrema derecha en los países escandinavos. Entre ellos, se encuentra el Movimiento de Resistencia Nórdico y su brazo juvenil, los Soldados de Odín, que pretenden la conformación de una república fascista con Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca e Islandia. Otras formaciones políticas, como el Partido Popular de Dinamarca, tienen incluso representantes en el Parlamento. Todos los partidos de extrema derecha nórdica comparten la islamofobia y el rechazo a las autoridades centrales de la Unión Europea (UE) con sus pares en el resto de Europa.

Cuando el movimiento salió a la palestra de los medios noruegos e internacionales, era mediados de 1990, tras los hechos criminales mencionados anteriormente, la opinión pública no daba crédito: ¿cómo podía ser que, en una sociedad como la noruega, con alguno de los estándares de vida más altos del mundo, aparezca esta gente? Todas las sociedades tienen grietas y de eso se saben aprovechar muy bien hoy los liderazgos carismáticos, demagogos y/o populistas que tienen al odio como columna vertebral de su discurso político. En el caso del black metal, se trató de un movimiento artístico con consecuencias criminales, pero que pudo llevar un discurso hasta entonces considerado marginal a la centralidad de la discusión en los países escandinavos. Hoy, ese discurso, tamizado, “adaptado” a las luchas políticas, se encuentra revitalizado y con la mayor fuerza de las últimas décadas. Por ello, merece la pena recordar esta historia para entender un poco cómo funcionan ideológicamente algunos grupos que, desde afuera, nos son completamente incomprensibles. 

Lectura recomendada:
Michael Moynihan y Didrik Saderlind – Señores del caos

Películas recomendadas:
Lords of chaos
Once upon a time in Norway
Until the light takes us

Discos clave:
Darkthrone – A blaze in the northern sky
Dissection – Storm of the light’s bane
Mayhem – De myysteriis dom sathanas
Burzum – Filosofem
Venom – Black metal

*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta.

Palabras claves: black metal, neo-fascismo, nórdico, racismo

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