Tropiezos mayúsculos para el proyecto anexionista israelí
Aunque el gobierno israelí anunció la anexión ilegal de Cisjordania, la medida tiene más peso mediático que real. De todas partes del mundo, se escucharon voces de rechazo al plan de Tel Aviv.
Por Adalys Pilar Mireles para Prensa Latina
La enrevesada maquinaria de anexión que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, planeaba “echar a andar” desde hoy (por el 1 de julio) tiene en su camino obstáculos mayúsculos, como un contexto internacional desfavorable, discrepancias internas y la férrea postura palestina. El político de 70 años admitió que se trata de un proceso complejo, como parte del cual deberán considerarse diversas cuestiones, aunque recalcó que seguirá trabajando en dicho proyecto durante los días venideros.
De cualquier manera, sus argumentos son vistos como un fracaso inicial en su cruzada para implementar el programa, que los palestinos califican de usurpador e inadmisible, mientras organismos multilaterales, regionales, políticos y defensores de derechos humanos lo tildan de ilegal.
Junto a las declaraciones de condena de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Liga Árabe (LA), la Unión Europea (UE), grupos parlamentarios, activistas y defensores de derechos humanos, complican el panorama los hondos desacuerdos dentro del gobierno israelí.
El actual ministro de Defensa, Benny Gantz, quien deberá sustituir en el cargo a Netanyahu en noviembre de 2021, afirmó que Israel tiene que concentrarse ahora en otras cuestiones de mayor prioridad. En su opinión, lo urgente es combatir la pandemia de la COVID-19, en un momento de rebrote, así como resarcir las secuelas económicas resultantes, las cuales podrían acentuarse de forma exponencial en caso de que los países opuestos a la anexión parcial de la ocupada Cisjordania (en la práctica, representaría casi el 30 por ciento de esa demarcación) decidan aplicar sanciones comerciales.
Eso sin mencionar los efectos devastadores de otra Intifada como respuesta popular frente al plan impulsado por el jefe de gobierno -las anteriores ocurrieron en 1987 y 2000-.
Adicionalmente, Gantz, que no rechaza del todo la idea, es partidario de buscar cierto respaldo, especialmente en el ámbito regional, posición con la que coincide el canciller Gabi Ashkenazi, al considerar importante entablar conversaciones con países como Jordania, Egipto, e intentar coordinaciones con los palestinos, antes de iniciar cualquier movimiento al respecto.
De avanzar con su programa, Israel podría socavar sus esfuerzos para normalizar las relaciones con el mundo árabe, advirtieron diplomáticos del área.
El repunte de los casos de la COVID-19, que obligaron a retomar algunas de las restricciones iniciales luego de una etapa de flexibilización, constituye igualmente otro factor en su contra, al que se suman las demoras en la confección de los planos que deberán sustentar ese acto debido, fundamentalmente, a desacuerdos entre los especialistas a cargo de la tarea.
Adicionalmente, el ejército, comandando por Gantz, se ha mantenido al margen del proceso, lo que genera ansiedad por una posible respuesta de seguridad fallida, comentó The Jerusalem Post.
Sin tiempo que perder, la Autoridad Palestina (AP) protagoniza una ofensiva diplomática a fin de recabar solidaridad con su causa y medidas capaces de frustrar ese plan de despojo, en consonancia con el controversial Acuerdo del Siglo presentado en enero por el presidente estadounidense Donald Trump.
Sólo en las últimas horas, hubo pronunciamientos de embajadores de varias naciones, entre ellas, Rusia, Japón, China, del parlamento de Finlandia, Países Bajos y de varios cancilleres, instando a Netanyahu a descartar su engendro y negociar con la contraparte.
“Nuestra posición permanece intacta, reprobamos cualquier variante de anexión”, subrayaron esta semana los líderes de la AP, tras alertar que, de ejecutarse, destruiría la posibilidad de establecer un Estado independiente para su pueblo, con las fronteras anteriores a 1967 y Jerusalén Oriental como su capital, aspiración reconocida como derecho legítimo por la ONU. “Aniquilaría cualquier perspectiva de paz en la de por sí turbulenta región”, aseveraron.
No obstante, medios de prensa revelaron que la AP manifestó recientemente su disposición para reanudar las conversaciones con Tel Aviv, siempre que desista de la primera opción.
En declaraciones a Prensa Latina, dirigentes del Movimiento Nacional de Liberación Al Fatah opinaron que la ira popular podría alcanzar magnitudes inimaginables de ejecutarse el proyecto enarbolado por Netanyahu y que le permitió obtener votos suficientes en las pasadas elecciones para conservar el poder, pese a los cargos por corrupción que deberá enfrentar.
En un mensaje conciso, el ala armada del grupo Hamás, asentado en la asediada Franja de Gaza, hizo hincapié en que la anexión es una declaración de guerra y, por tanto, actuaría en consecuencia.
*Por Adalys Pilar Mireles para Prensa Latina / Foto de portada: Abed Al Hashlamoun – EFE
