Nueva realidad en España
El gobierno español levantó las medidas de confinamiento y ahora apuesta al turismo europeo para recuperar la economía. Los peligros del coronavirus todavía persisten.
Por Lucas Gatica, desde España, para La tinta
La mentada nueva normalidad ya está aquí. Desde el domingo pasado, España se adentró en la nueva realidad luego de casi 100 días de estado de alarma por la crisis sanitaria del coronavirus. Con un saldo oficial de 28.323 fallecidos y 246.272 contagiados, el país parece salir, poco a poco, del abismo. Sin embargo, este martes, tres comarcas de la provincia de Huesca retrocedieron a la fase 2 por brotes de la enfermedad y se vienen observado otros rebrotes controlados en distintas zonas del Estado.
La propagación del virus parece controlada en la Unión Europea (UE), pero todavía continúa con fuerza en Estados Unidos y América Latina, con Brasil como protagonista rebasando las 50.000 muertes. En ese contexto, las fronteras españolas han abierto nuevamente, con la excepción del paso con Portugal, que se habilitará el 1 de julio. En la frontera con Francia, desde las primeras horas del domingo, se han observaron largas colas de ciudadanos franceses en busca de tabaco, cosméticos y jamones, que, en España, pueden llegar a mitad del precio de lo que se paga en el país galo.
También ya han comenzado a llegar a aviones a los aeropuertos entre controles de temperatura, barbijos obligatorios y litros de alcohol en gel. Todos los viajeros que aterricen en el país, provenientes del extranjero, deberán pasar tres filtros de seguridad: uno basado en las declaraciones de los visitantes, otro de toma de temperatura y un tercer filtro visual. Sin embargo, la sala de máquinas funciona a medio gas: el domingo, el aeropuerto de Barcelona operó al 5 por ciento de su capacidad, por ejemplo. La mayoría de los arribos están vinculados a personas que trabajan en España y a españoles varados en el exterior. El turismo todavía no arrancó completamente en el flamante verano, que se erige como la principal apuesta del país para reflotar el daño causado por la COVID-19.
Esta estrenada nueva normalidad trajo la movilidad entre comunidades autónomas, que se ha hecho sentir en distintas zonas turísticas, produciendo escenas de reencuentros. Miles de españoles y españolas con segundas residencias en otras comunidades autónomas ya han emprendido el viaje de descanso a sus casas veraniegas. Esta llegada de turistas parece ser recibida con una mezcla de reparos, por el miedo a nuevos contagios, y alivio, por el respiro económico que significa el turismo en zonas dependientes de este sector.
Ahora, el timón de mando lo tienen las comunidades autónomas. Con la suspensión del estado de alarma, son estos entes gubernamentales quienes poseen el control de las medidas preventivas que aplicarán para contener y combatir el coronavirus. En líneas generales, las comunidades autónomas se enfocan en limitar los aforos de distintos establecimientos -situados en torno al 75 por ciento-, en mantener una distancia mínima interpersonal y en restricciones al ocio nocturno. En esta nueva normalidad, los españoles y las españolas deberán seguir usando mascarillas de protección cuando la situación lo amerite.
Con la libre circulación de los automóviles, se creía que las rutas serían invadidas por grandes caravanas. Esto no sucedió y el tránsito vial ha mostrado tranquilidad. En las playas, no se han visto escenas preocupantes, por el momento. Los ciudadanos están concientizados y, en la medida de lo posible, saben guardar las distancias interpersonales que, desde ahora, se incorporan a la vida cotidiana. Algunas cosas llegaron para quedarse un buen tiempo.
En cuanto a lo laboral, esta primera semana pos-estado de alarma quiere retomar el pulso habitual de la actividad, con la intención de dinamizar la economía, aunque sin descuidar las medidas de protección para prevenir contagios del temido virus. Se vio la reapertura de servicios e instalaciones, como bibliotecas y espacios de exposiciones, y el reforzamiento de los servicios de transporte público. Esta vuelta al trabajo y reapertura de espacios es condimentada con un entramado de normativas autonómicas, ya que son éstas las que tienen la potestad reguladora en el ámbito.
La última semana, se diagnosticaron 3.801 nuevos casos de coronavirus, con foco en Madrid y Cataluña. Cifras bastante alejadas de los peores momentos de abril, cuando se alcanzó el pico de muertes y contagios. Ahora, con el descenso de la presión en los hospitales, todos los esfuerzos están en controlar y aumentar la vigilancia de posibles focos de rebrotes en los contagios. Para ello, las autoridades siguen advirtiendo de tomar precauciones y estar atentos.
Los políticos hacen hincapié en que ahora la responsabilidad es de todos y apelan a la responsabilidad individual. “Es el momento de la gente, que no hay mejores medidas de prevención ahora que las que están en nuestras manos”, declaró la consejera de Salud de Castilla y León, Verónica Casado. El papel central estará ahora en los comportamientos individuales y grupales, y en la práctica de la discreción y la responsabilidad.
Así, la batalla a la pandemia se mantiene, pero el escenario es distinto, con el objetivo de recuperar al país del duro golpe económico y aliviar las restricciones que han marcado la vida de este semi-encierro de tres meses. Por ahora, no se puede bajar la guardia.
*Por Lucas Gatica para La tinta / Foto de portada: A/D