Con la épica de Italia 90: a 30 años del único triunfo sobre Brasil en mundiales
Fue el único triunfo argentino en un Mundial contra la Verdeamarelha. Para Brasil, la cuestión no fue menor: en la era “moderna”, fue su eliminación más temprana. Histórico cruce de octavos. Diego, Cani, los palos, el tobillo y el bidón. Entre el home office y Youtube, una crónica tardía que revivió la transmisión de aquel partido en plena cuarentena.
Por Anibal Abt para La tinta
Mirar un partido hoy tiene mucho significado para quien fue perdiendo la memoria o tiene poca confianza en ella. Como me inscribo en ambas, aseguro no padecer la falta de fútbol en esta cuarentena.
Dentro de varias búsquedas desordenadas, acordarme que se cumplen 30 años del Mundial de Italia 90 me ordenó. Así como a algunes les resulta clave tener la casa limpia para comenzar sus actividades.
Pensé, fundamentalmente, en Carlos Bilardo y su estado actual. El no poder disfrutar del encanto de su ser e imaginarlo en aquella Copa. Me acordé de Camerún (ya lectores del New York Times, hace varios años, lo metieron entre los partidos más recordados de la historia), pero me convocó más aún el partido de octavos: Brasil.
Para Brasil, la cuestión no fue menor: de los Mundiales “modernos”, fue su eliminación más temprana. Única.
Fue el único triunfo argentino en un Mundial contra la ‘Verdeamarelha’ y rememorar el contexto de aquel partido me motivó a volver a verlo. Relato inglés y transmisión oficial de la FIFA mediante, encaré la empresa.
El trámite
Iban escasos segundos y lo que leímos en estas tres décadas se cristalizó: Brasil iba a ser el dominador de las acciones. La cartelería con los caramelos M&M llamaba la atención, aunque no sobresalía tanto como los silbidos, que emergían cada vez que Maradona tocaba la pelota. Indescriptible, aquello fue alimentando a ese jugador que ya había hecho al sur de Italia el epicentro de la escena futbolística.
En poco más de un cuarto de hora, la cuestión estaba clara. Dunga ya había estrellado un cabezazo en el palo salvador. Careca tampoco había resuelto con rapidez cuando a Goycoechea se le escapó un centro en el borde del área chica.
Con más jerarquía demostrada y un planteo que dispuso a sus laterales como extremos, Brasil hizo siempre el desgaste. Argentina, solidaria y con futbolistas versátiles, esperaba su momento. Así como cuando a Caniggia le cobraron (mal) un off-side, tras pase de Maradona. Tal vez, un presagio de lo que ocurriría.
Diego mostraba en el fastidio su limitación física, pero también su preponderancia en el juego. No le iban a sacar fácil la pelota. Dunga (quien “le miró la camiseta” en el gol), le apuntó a su tobillo malherido desde la primera jugada.
Pasados los 25’, más botones de muestra: el desgaste llevó a Monzón y Giusti a recibir tarjetas amarillas. En las jugadas de pelota detenida, pasaron cosas desde temprano: por poco, Ricardo Rocha no conectó a la red un córner, después, Argentina tiró “el achique” en un tiro libre y “Goyco” mostró sus falencias para salir fuera del área chica.
Valdo y Mauro Galvao, jugadores de transición e inmensas cualidades, de un lado. Una selección forzada por la presión rival, con pérdidas de pelota en riesgosos espacios y que pudieron cambiar el panorama del partido, del otro.
La última línea fue lo mejor de los de Bilardo para cubrir espacios y reducirle opciones al rival en los últimos metros. Eso sí, Branco y Jorginho no dejaron de merodear el área oponente.
Antes del descanso, Giusti intentó darle en posición riesgosa la pelota para que Goycoechea la agarre y Careca casi aprovecha la situación. La imagen del arquero, claro está, no aportaba gran seguridad. Se sabe que lo suyo, aquello que hoy le permite no sólo ser conductor de TV, sino que hacerlo en la TV Pública, era otra cosa.
Se moría el primer tiempo cuando Maradona le ganaría un duelo contra el córner a Alemao (se repetiría sobre el final, lo sabemos) y el brasileño le sacudiría, otra vez, la parte baja de su extremidad diestra. También lo dejaría sentido de su hombro derecho. Pero la jugada sirvió para que los de Bilardo generen su primera opción de peligro: centro de Basualdo y cabezazo de Ruggeri que se fue cerca del arco de Taffarel.
Se sabe que, antes del descanso, ocurrió la mentada jugada del “bidón”, la botella que la utilería argentina le ofreció a Branco, quien intentaba refrescarse del calor italiano.
Los palos del segundo tiempo
En el complemento, hubo que aguantar también. Las recordadas imágenes de los dos tiros consecutivos en el palo de “Goyco” fueron a los siete minutos. Primero, el arquero manoteó un centro de Careca paralelo a la línea de gol y rebotó en el caño. Segundos después, pegaba, casi en el mismo lugar, un derechazo de Alemao.
¿Si Maradona se achicó? A los silbidos continuos, les respondió intentando una triple pared en los pocos segmentos en los que Argentina tuvo la pelota. Poco rememorado, un remate bajo de Burruchaga, pasado el cuarto de hora, requirió que Taffarel se estire para evitar el grito.
Bilardo puso a Gabriel Calderón por Troglio en su único cambio del juego, y Careca ganó en el primer palo tras un centro. Pero cabeceó desviado.
¿El árbitro sancionó a Olarticoechea por sacar mal un lateral? Sí, cuando iba media hora del complemento y los cansancios presagiaban una definición por penales.
El desahogo
Volver a ver la jugada que termina con el gol de Claudio Caniggia significa revalorar ese momento. Porque Argentina no hace el gol de contragolpe. La jugada sale de un off-side que le cobran a Careca y la transmisión oficial anticipa un pase de Ruggeri a Burruchaga. En el medio, aparece Paulo Silas calentando y, como por arte de magia, inicia la jugada que vimos una y otra vez.
Maradona, casi de espaldas, amagando primero para enfrentar y sacarse de encima a Alemao. Ganándole en carrera a Dunga, quien no llega a tumbarlo, y desarmando la estrategia de los tres zagueros que lo esperaban.
Es Ricardo Rocha quien no puede interceptar su pase de derecha y Ricardo Gomes el que tira el achique, a sabiendas del gran plan de Caniggia… el resto es un loop: amague del “Pájaro” y definición.
Finalmente, Silas y Renato Gaucho entran, pero ocurre otra instancia casi olvidada.
En desventaja, la “Verdeamarelha” volvió a recurrir al ‘achique’ en tres cuartos de cancha. Allí, una gran finta le permitió a Basualdo irse sin oposición rumbo a Taffarel. Pero el capitán Gomes lo tumbó con la mala fe de una patada ochentosa. Terminó expulsado.
En el tiro libre, cerca del borde del área, a Maradona poco le importaron los seis rivales en la barrera. Enterró la zurda para un lindo remate que Taffarel desvió al córner.
Que Argentina demoró en los últimos minutos no es novedad. Pasó la amarilla a Goycoechea y la experiencia de Diego para ganar segundos y sostener la posesión. Pero también una clara opción para Brasil: corrían 43’ cuando una desinteligencia entre Monzón y Simón en un pelotazo al área dejó a Muller en posición de gol. Apurado, el delantero remató desviado.
El francés Joel Quiniou, árbitro del juego, debió sancionar penal para el equipo de Bilardo después de una patada alta de Jorginho a Calderón, que se iba con destino al arco tras una deliciosa habilitación de Maradona. Pero el juez, si no es que quería hacer justicia “futbolera”, se contuvo en la posición brasileña.
El final, el desahogo desaforado de Ruggeri y Troglio están aún, 30 años después, bien latentes.
*Por Anibal Abt para La tinta / Foto principal: El Gráfico (Extra N°64)