Dibujar y Flashear: estallar el moralismo con lápiz y papel
La semana pasada, para el Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, explotó en nuestras redes el tarot feminista, ilustrado por Martha Analógica. La dibujanta -que reniega de la etiqueta de artista- propone, cada sábado a la noche, un taller en vivo para poner a andar la creatividad con lo que tengamos y como nos salga, porque, para dibujar, sólo necesitamos flashear.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Dibujar bien o mal: esa no es la cuestión y Belén Fragueiro lo sabe. Dibujar para poder construir mundos es el pilar donde apoya sus prácticas artísticas una de las creativas que más nos gusta en La tinta.
Picasso decía: “Si sabes exactamente lo que vas a hacer, ¿de qué te va a servir hacerlo?”. Un poco por ahí vienen las intenciones de la ilustradora, no solamente a la hora de su propio quehacer, sino también en los talleres que ofrece los sábados a la noche para cualquiera que quiera sumarse a flashear un rato con este maravilloso oficio de dibujar, creando y re-creando sentidos para este mundo que queremos cambiar.
Desde La tinta, hablamos con la artista nacida en Río Cuarto para profundizar sobre Martha Analógica y sus intenciones de hacer estallar el moralismo en el dibujo y “el arte”, y conocer un poco más sobre los caminos que elige para crear.
—¿Quién es Martha Analógica y cómo Belén llegó a Martha?
—Martha Analógica es una artista que reniega de la etiqueta de “artista”. Es una condensación de supuestas dualidades. Es una millenial en el cuerpo de una doña y una doña en el cuerpo de una millenial. Martha explora desde el arte, principalmente, dibujando, pero también haciendo grabados, collages, pintando, a veces, escribiendo… y, desde esos lenguajes, trata de expresarse, de sacar un poco toda la intensidad, la sensibilidad que la habita. Martha juega con los clichés, porque Martha, obvio. Vive un poco desubicada en su contexto, porque no termina de entender la posmodernidad, cómo todo es tan fugaz… y, al mismo tiempo, aprende de todo eso. Es como renegar de la digitalización de la vida y, a la vez, necesitarla… ¿un poco como todo, no?
Martha fue surgiendo de jugar con los arquetipos y mucho con esta idea de los heterónimos de Pessoa, que me pareció siempre muy genial. Martha se junta a tomar el té con amigas, hace viajes como una jubilada que se dedica a disfrutar de la vida e intenta vivir los placeres de la juventud que no tuvo. Y, así, se fue moldeando como un personaje, armando una ficción (otra más de todas las que nos construimos).
Yo, Belén, estudié psicología en la UNC y fui transitando espacios terapéuticos desde el arte también. Como vengo de una formación más bien académica, la idea de Martha creo que me habilita un lugar de crear, expresar, flashar a través del arte, sin tanta estructura ni miedos, de una manera más fluida.
—¿Para qué dibujamos?
—¿Qué es dibujar? Dibujar, para mí, ha sido como tener una herramienta que me mantiene a flote o algo que me da refugio. Dibujar es conectarme con la creación, el inventar, componer… crear desde lo que me sale, desde lo que me pasa, desde la estética que encuentro a mano o que sé manejar. Se da muy orgánicamente, aunque, a veces, hay momentos de estar totalmente bloqueada.
Dibujar para poder construir formas, mundos. Supongo que hay miles de explicaciones posibles sobre qué es dibujar, así como personas que dibujan. Creo que es una forma de manifestar, de decir, a veces, hay cosas que pueden comunicarse mejor con un dibujo que con una palabra, o recurrir a dibujar con el movimiento, con el cuerpo, ahí cuando las palabras se vuelven ya muy densas o vacías.
Me acuerdo que, una vez, en el taller de arte de Gerardo Oberto (artista de Córdoba que me ha enseñado mucho), ante mi pregunta de cómo podía hacer para dibujar y pintar de una manera más simple o menos cargada de lo que yo hacía, me respondió algo así como: “¿Y por qué querés hacer eso? ¿por qué querer ir en contra de lo que te sale?”. Y eso me quedó siempre rondando, como una pregunta que me incomoda y me motiva a la vez.
—Contanos tu iniciativa de los sábados… ¿por qué colectivizar el proceso de creación? ¿Por qué dibujar y flashear?
—“Dibujar y Flashear” es una especie de taller virtual, donde nos encontramos los sábados a la noche y, a partir de algún tema, que va cambiando en cada encuentro, propongo algunos juegos como disparadores para dibujar y crear, con los materiales que cada quien tenga a disposición, y alguna birra o vinito también.
No se centra en la idea de aprender a dibujar o a pintar, o aprender alguna técnica, sino, más bien, de ejercitar la creatividad y flashearla a nivel de poder encontrarse con algo propio, de poder abrirse a algo nuevo.
Surgió bastante espontáneamente, en este contexto pandémico, de un impulso de hacer arte con amigues y de las ganas de encontrarnos, y bueno, fue hacer uso de lo virtual tratando de darle una vuelta. Por eso, más allá de lo que cada une haga a nivel particular, la idea es formar una nueva construcción colectiva, como un cadáver exquisito.
Y lo más importante es poder estallar la idea del “gran artista”, dejar los criterios moralistas de lo que está bien o mal, de lo que se debe o no se debe, y habilitarse a la propuesta, todes podemos dibujar. Por ejemplo, algunas personas se despegaron de la hoja, lo bidimensional, para hacer cerámica, instalaciones, performance, fotos… y andá a saber cómo sigue. Más aún, cuando podamos dejar lo virtual y encontrarnos, se arma una fiesta.
—¿Podés ampliarnos un poco lo que hiciste para el tarot feminista de La tinta?
—Justo venía estudiando tarot hace un tiempo y conectando con la idea de los arquetipos, los símbolos, así que, sincrónicamente, cuando me tiraron la de dibujar cartas de tarot para el 28 de mayo, fue un ensayo de intentar entretejer experiencias y saberes de mundos espirituales y políticos, mundos de Martha y Belén.
Me puse a investigar, a dibujar, flashearla. Me basé un poco en la numerología, en el tarot de Marsella y en relatos mitológicos, y, de ese cocktail de lecturas e interpretaciones más un posicionamiento feminista, fui creando las cartas. Tenía miles de dudas, de preguntas e incomodidades, cómo nombrar, cómo dibujar un cuerpo y no volver a caer en lugares hegemónicos… y a eso no lo tengo resuelto, pero la pregunta sigue ahí muy manija.
*Por Soledad Sgarella para La tinta.