“La Chancha”: ¡Fala, Pablo, fala! (¡hablá, Pablo, hablá!)
Esta noche, a las 20 horas por Cine.ar TV, se estrena la película de Franco Verdoia rodada en La Cumbre. Los paisajes y el aire serrano se pausan cuando vuelve a la memoria el pasado de abuso en la infancia, en una sociedad que calla y que esconde.
Por Redacción La tinta
“La Chancha instala una premisa que me acompañó toda la vida: es un relato biográfico y personal, vuelto ficción. ¿Qué pasaría si, en la vida adulta, volvemos a encontrarnos con una persona que en la infancia nos hizo mucho daño?”. Esta es una de las preguntas que disparó al guionista y director Franco Verdoia, el dispositivo narrativo del film.
Con un elenco más que atractivo, conformado por Esteban Meloni, Gabriel Goity, Gladys Florimonti, Rodrigo Silveyra y la brasilera Raquel Garro, el largometraje de Verdoia contó con el apoyo del INCAA, de ANCINE y del Polo Audiovisual Córdoba. El filme tuvo varios premios: selección oficial Festival Internacional del Cono Sur 2020, selección oficial Barcelona Indie Filmmakers Festival 2020, guión seleccionado por Fundación Carolina para el 14º Curso de Desarrollo de Proyectos cinematográficos iberoamericanos 2016 y proyecto ganador del Concurso Coproducción Argentina-Brasil 2017.
La trama comienza con la vuelta de Pablo a su pueblo de origen, Las Varillas, junto a su familia: Raquel y Joao. De camino a la localidad sojera, pasan Semana Santa en La Cumbre, escenario turístico donde se desarrollará el thriller psicológico. En las primeras escenas, cuando la familia está llegando, algo nos llama la atención: no han hecho reservas online, no tienen google maps. Llegan a una hostería con un mapa dibujado en un papelito. La romantización primera del tiempo de vacaciones y descanso, con una inexistencia del mundo digital, parece un sueño de desconexión, pero estas sensaciones tendrán corta duración.
Pablo descubre, en el mismo alojamiento, a Miguel y la concordia y la paz acaban tan pronto cuando el estado de alerta del protagonista coopta la historia. A partir de ahora, el asco, el miedo y una sensación de confusión se apropian de cada paso.
Esos días en La Cumbre le devuelven a Pablo una memoria que trae en su cuerpo, pero que ha callado toda su vida. Una trama de silencio que recorre toda la película, es el mismo secreto que muchos niños, niñas y niñes guardan en sus historias de abusos. En nuestra sociedad, los delitos contra la integridad sexual en las infancias son más comunes de lo que imaginamos, puertas adentro y afuera, se calla.
Pablo se agita, le falta el aire, su estado de alerta expresa el miedo y la vergüenza, pero, sobre todo, el peso social de la culpa: “Yo no pude decir no”. El silencio es doloroso, pero más aún lo es la impunidad que lo precede.
La Chancha es una película que nos presenta un profuso escenario simbólico. Los lugares presentados son una invitación directa a entrar en paisajes muy típicos de Córdoba, mostrados o mencionados: las rutas serranas de Punilla, la aerosilla, el burrito de Carlos Paz, el Camino de las 100 curvas, todos lugares icónicos para quienes alguna vez vacacionaron por estos destinos. Pero, sobre todo, nos invita a decodificar algunos sentidos comunes instalados. El clásico Vía Crucis en los espacios públicos del pueblo es una imagen que nos pone de frente a la doble moral con la que, muchas veces, convivimos: ¿quién cuestionaría que un fiel creyente pueda cometer un abuso?
Por otro lado, el pueblo de campo y algunas de sus formas culturales de vida, el criadero de chanchos al fondo, rituales gauchos, los hombres que bailan malambo: lugares donde la construcción de la masculinidad hegemónica refuerza los pactos patriarcales, en esos contextos donde se sabe la vida de cada quien, pero donde también se encubre. “Todos lo hacían” da cuenta del pacto de silencio con que los hombres construyen sus sexualidades, aunque, sabemos, no es algo exclusivo de la ruralidad.
El recorrido que hará Pablo nos hace pensar en la complejidad de hablar de un abuso en la infancia para los varones cis heterosexuales, en una sociedad que esconde, que estereotipa, que culpabiliza o que, incluso, los inscribe en tramas de victimización que llevan por años.
En un momento clave del largometraje, Raquel le grita al protagonista: “Fala, Pablo, fala”. Le implora que hable, que abra la boca. Pablo se queda nuevamente sin palabras, desconfía, teme, ¿desea vengarse? ¿Cómo sanar esa memoria? Busca respuestas, ¿por qué lo hiciste? ¿A cuántos más?
La Chancha es fuerte, es verdad. Nos trae esa familiaridad de lo que “nos suena”, de “lo conocido”, pero a lo que nos negamos a ponerle palabras. Nos alerta de los silencios que están por todos lados, pero nos abre a la posibilidad de empezar con un susurro si alguien nos dice “hablá, Pablo, hablá”. Las formas de construcción -y reconstrucción- de los vínculos actuales que el protagonista elige edificar con su compañera y su hijo son un poco de luz en la lobreguez de los chiqueros. En este relato, se ensayan modos de sanar una historia vieja y construir nuevos mundos de afectividades.
La Chancha | Drama psicológico. 97 minutos. Argentina – Brasil.
Podés verla en CINE.AR TV el jueves 28 de mayo a las 20 horas y el sábado 30 de mayo a las 20 horas.
Ficha técnica. Dirección y guión: Franco Verdoia | Dirección de fotografía: João Castelo Branco | Dirección de arte: Cristina Nigro | Asistente de Dirección: Luciano Giletta | Jefe de producción: Estafanía Gulino | Vestuario: Ana Chacon | Maquillaje y peinado: Isabel Riberi | Montaje: Lucas Cesario Pereira | Sonido directo: Federico Disandro | Dirección de sonido: Kiko Ferraz y Christian Vaisz | Mezcla: Ricardo Costa | Música original: Leo Heinkin y Kiko Ferraz | Dirección de posproducción: Daniel Dode | Tutorías de guión: Pablo Bardauil, Daniela Fejerman y Karim Ainouz | Producción ejecutiva: Pamela Livia Delgado, Amarildo Martins, Inés Moyano | Producción: Felicitas Raffo, Andréia Kaláboa, Guto Pasko, Inés Moyano.
*Por Redacción La tinta.
