Juan Gelman, poesía que fue, será

Juan Gelman, poesía que fue, será
5 mayo, 2020 por Soledad Sgarella

Con La tinta, celebramos al hombre que le puso el cuerpo a la poesía y poesía a la memoria y a la vida.

Por Soledad Sgarella para La tinta

«A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre».

Fragmento de «Arte poética»

Lejos de traer información nueva, esta nota de celebración de los 90 años de Gelman quiere, más bien, acercar(nos), una vez más, a buena parte de lo que ya sabemos del poeta, periodista y traductor para recordar -hoy, sobre todo- por qué lo queremos tanto.

Juan Gelman Burichson nació en Buenos Aires en 1930, en Villa Crespo. Sus padres, José Gelman y Paulina Burichson, eran inmigrantes judíos ucranianos y, como es sabido, fue su hermano Boris recitando versos de Pushkin en ruso (idioma que Juan no comprendía) una de las causas principales del devenir poeta de Gelman.

También es muy sabido y muy relatado por él mismo que fue a los 9 años que escribió sus primeros versos, cuya destinataria era Ana, una pibita de su barrio, mayor que él, de quien estaba enamorado. Gelman siempre contaba que sus versos fracasaron: “Al principio, le mandaba versos de un argentino del siglo XIX, Almafuerte, pero no me hizo caso. Así que decidí probar yo mismo. Tampoco me hizo caso. Ella siguió su camino y yo me quedé con la poesía«.

Confianzas

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(Imagen: A/D)

Se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«ni con miles de versos harás la revolución» dice
y más: esos versos no han de servirles para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no tendrá cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia no mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe.

Gelman decía de sí mismo que era “un militante que escribía poesía”. No le gustaba hablar de arte comprometido y aseguraba que “la relación entre la escritura y el pensamiento político tienen canales muy oscuros”. Sin embargo, como conocemos, la política atravesó su vida y su obra. Su padre, un obrero ucraniano, fue parte de la revolución rusa de 1905. Él mismo, a los 15 años, se unió a la Juventud Comunista y estudiaba al marxismo durante su secundario, en el Colegio Nacional de Buenos Aires. En el 64, abandonó el Partido Comunista y se incorporó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y, luego, a Montoneros. Cuando la Triple A lo amenazó de muerte en el 75, debió exiliarse en Italia, posteriormente, en Francia y, más tarde, en México.

En 1976, mientras estaba exiliado, secuestraron a sus hijos Nora Eva y Marcelo Ariel, y a su nuera María Claudia Iruretagoyena, embarazada de siete meses. Su hijo y su nuera desaparecieron, junto a su nieta nacida en cautiverio, a quien encontró -recién en el 2000- en Uruguay. 

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(Imagen: A/D)

En el 2013 (un año antes de su partida y desde su México de residencia), Bernardo Martín lo entrevistó para El País, periódico para el que también escribía. Con la nobleza inconfundible que lo caracterizaba, la respuesta que da cuando le preguntan sobre el controvertido Borges es imperdible: “A mí, la obra de Borges me parece extraordinaria, aunque no me gusta tanto su poesía como su prosa. De chico, yo le defendía de mis compañeros comunistas que lo acusaban de ‘amigo de los terratenientes’ y cosas así. La política no le interesaba, no estaba en eso. Se dejó condecorar por Pinochet, dijo que con Franco todo era mejor… pero hay una cosa que apenas se sabe. A principios de los 80, firmó una solicitud de las Madres de Plaza de Mayo pidiendo la aparición con vida de los desaparecidos. Y cuando, al final de su vida, le preguntaron en la BBC por su apoyo a la dictadura, se le empozaron sus ojos ciegos y explicó que no había estado muy informado y que había vivido rodeado de cierto ambiente. ‘Ignorancia, como decía Samuel Johnson’, dijo. No hay nada que digerir de las ideas de Borges. Solo hay que comprender”. En esa misma nota, Gelman puso la atención en el “acostumbramiento en estos nuevos tiempos terribles” y decía que “se ha instalado todo un sistema para recortarnos el espíritu”.

Apenas googleamos Juan Gelman, aparecen sus premios: en 2007, se convirtió en el cuarto argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes (luego de Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Adolfo Bioy Casares). Además, en 1997, había ganado el Premio Nacional de Poesía en Argentina; en el 2000, el Juan Rulfo. En 2004, el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde y, en 2005, los premios Iberoamericano Pablo Neruda y Reina Sofía de Poesía. 


Pero no son sus premiaciones institucionales lo que más nos importa. Lo que de verdad nos importa de Gelman es emocionarnos cuando lo leemos. Es sentirlo acompañándonos en el oficio y en las luchas de las calles y de las palabras. 


“Hay períodos de la historia, como el que atravesamos, donde las expectativas de cambio retroceden a zonas pantanosas. Pero la misma historia demuestra que hay flujos y reflujos, y que la expectativa vuelve. Todo esto tiene que ver con la utopía. La utopía jamás se cumple, fracasa, pero deja una renovación y la idea imperiosa de retomarla”, decía el escritor en una entrevista en 2007. Será que, como Galeano, son los compatriotas que nos invitan a nunca parar la marcha. ¡Feliz casi un siglo, compañero!

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(Imagen: Alfredo Estrella)

¡Yapa!

XCI

toda poesía es hostil al capitalismo
puede volverse seca y dura pero no
porque sea pobre sino
para no contribuir a la riqueza oficial

puede ser su manera de protestar de
volverse flaca ya que hay hambre
amarilla de sed y penosa
de puro dolor que hay puede ser que

en cambio abra los callejones del delirio y las bestias
canten atropellándose vivas de
furia de calor sin destino puede
ser que se niegue a sí misma como otra

manera de vencer a la muerte
así como se llora en los velorios
poetas de hoy
poetas de este tiempo

nos separaron de la grey no sé que será de nosotros
conservadores comunistas apolíticos cuando
suceda lo que sucederá pero
toda poesía es hostil al capitalismo.

En «Cólera buey», 1964.

*Por Soledad Sgarella para La tinta.

Palabras claves: Juan Gelman, literatura, poesía

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