Brasil: una crisis sanitaria que se podría haber evitado

Brasil: una crisis sanitaria que se podría haber evitado
Ana Dagorret
27 abril, 2020 por Ana Dagorret

El país enfrenta la pandemia del coronavirus con sistema de salud desfinanciado, con profesionales mal pagos y hospitales sin insumos.

Por Ana Laura Dagorret, desde Brasil, para Nodal

A poco más de un mes que el coronavirus sea declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los países más afectados es Brasil, con más 50 mil contagiados, casi 4.000 muertes y denuncias de subnotificación de casos. El récord de muertes se dio el jueves 23 de abril, con 407 decesos, y el propio Ministerio de Salud advierte que unas 2.700 muertes están siendo estudiadas por problemas de análisis o falsos negativos. La falta de seriedad de las autoridades, que ya plantean acciones para ablandar el aislamiento, se suma al estado deplorable del sistema de salud pública, factores fundamentales para pensar a qué se enfrentan los brasileros frente al avance de la pandemia en el territorio.

En los estados de Amazonas, Pará y Ceará, las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) están al 100 por ciento de su ocupación, y ya anuncian el colapso por la falta de camas y profesionales para atender pacientes. Imágenes aéreas del cementerio de Manaus, con cientos de fosas preparadas para recibir a los muertos por coronavirus, proporcionan una imagen desoladora para el resto del país.

Profesionales disponibles

Según la Investigación Demográfica Médica do Brasil, realizada en 2018  por la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo y el Concejo Federal de Medicina, el país cuenta con alrededor de 450 mil médicos, es decir una media de 2,5 médicos por cada 1.000 habitantes. Sin embargo, también existe mayor concentración de profesionales hacia el sudeste del país, con 2,81 médicos cada 1.000 habitantes contra 1,16 en el norte del país. Del total de los médicos, el 28 por ciento se concentran sólo en el estado de San Pablo.

Ese número también se ve reducido en localidades con menos de 50 mil habitantes, que representan el 68,3 por ciento de los municipios del país, donde se calculan 0,2 médicos contra una tasa de 4,33 en las 42 ciudades brasileras con más de 500 mil habitantes.

Brasil Rio de Janeiro coronavirus la-tinta

También según el Concejo Federal de Medicina, se calcula que el 39 por ciento de los médicos formados se especializan en clínica médica, pediatría, cirugía y ginecología. Para hacerle frente a la pandemia de coronavirus, los profesionales que se requieren son anestesistas, infectologos e intensivistas, es decir, aquellos presentes en las UTI.


Teniendo en cuenta esos números resulta relevante diferenciar la atención privada de la pública. Aquella población que cuenta con plan de salud, alrededor de un 25 por ciento, dispone con tres veces más médicos que quienes que se atiende en los hospitales públicos u Unidades de Pronto Atendimiento (UPAs), que conforman el Sistema Único de Salud (SUS). Este dato resulta relevante, porque es en el ámbito privado donde los salarios tanto de médicos como de los demás profesionales de salud es más elevado.


Frente a este panorama, el Ministerio de Salud junto con estados y municipios buscan aumentar la cantidad de profesionales en el área. Desde la identificación del primer caso, se lanzaron convocatorias para contratación temporaria de 8.205 médicos, sin embargo al momento sólo se ocuparon el 55 por ciento de los cupos disponibles.

Salarios desactualizados

Según el Concejo Federal de Medicina, el salario exigido para un médico en la red pública por 20 horas semanales es de 11 mil reales, sin embargo el Estado ofrece siete mil y hasta menos, dependiendo de cada estado y municipio. Inclusive por guardia de 24 horas el salario ofrecido es de 1.000 reales en hospitales de Rio de Janeiro y San Pablo.

A esta realidad se le suma otra carencia: la interrupción del programa Mais Medicos, desde finales de 2018. El mismo funcionó desde 2013 y fue incorporado por la ex presidente Dilma Rouseff, quien a partir de un acuerdo con Cuba negoció la llegada de cerca de ocho mil médicos que actuaban en áreas de extrema vulnerabilidad, donde los profesionales brasileros no llegaban. Antes de asumir como presidente, Jair Bolsonaro cuestionó la calificación de los cubanos para ejercer la medicina y declaró que los expulsaría, lo cual generó la reacción del gobierno de la isla, que decidió dar por finalizada la colaboración con Brasil, dejando sin atención médica a cerca de 28 millones de personas.

Brasil hospital Bolsonaro la-tinta

Sin embargo, no es sólo de médicos que se compone el sistema de salud brasilero. Los enfermeros, auxiliares de enfermería y personal de limpieza representan el 60 por ciento de profesionales que actúan en el área. En el caso de los enfermeros, los salarios llegan a ser apenas de 1.200 reales mensual, quienes además no tienen jornadas de trabajo reglamentadas por ley y la carga horaria semanal puede llegar hasta 80 horas.


Teniendo en cuenta ésta realidad que viven los profesionales, generó un fuerte rechazo la Medida Provisoria 927, firmada por el presidente Bolsonaro el 22 de marzo, que permite el aumento de las jornadas y, en consecuencia, la reducción del tiempo de descanso de enfermeros y auxiliares, lo cual tiende a dejar a los trabajadores sobrecargados y más expuestos a enfermedades. Sólo en el estado de Rio de Janeiro más de 2.000 profesionales debieron ser apartados por síntomas de la Covid-19.


Sin insumos

También faltan equipos de protección individual (EPIs) desde antes del comienzo del aislamiento, y del aumento de casos y muertes por la Covid-19. Desde el 13 de marzo, el Concejo Nacional de Enfermería ya recibió más de 1.300 denuncias por falta de estos equipos, que son fundamentales tanto para evitar el contagio como para evitar que disminuya el número de profesionales disponibles para trabajar en la primera línea.

A su vez, el Sistema Único de Salud cuenta con el 44 por ciento de las camas disponibles en las Unidades de Terapia Intensiva, un promedio de dos camas cada 10 mil habitantes, a lo cual se le suma la distribución desigual entre las redes públicas y privadas, y entre los diferentes estados.

En ese sentido, también resulta insuficiente el presupuesto destinado al área de salud por parte del gobierno federal. En el 2016, el Congreso brasilero aprobó el Proyecto de Enmienda Constitucional 241 (PEC241) que establecía un límite de gastos para las áreas de salud y educación durante 20 años, que podía ser revisado a partir de los 10 años de la aplicación. Durante el 2019, producto de la PEC 241 y de lo que el gobierno Bolsonaro denominó “contingenciamiento” de gastos, que no es más que la reducción del presupuesto disponible, el área de salud dejó de recibir nueve billones de reales.

Mientras cientos de vidas se pierden, al tiempo que los hospitales públicos del país se ven saturados, sin camas, insumos y profesionales, el gobierno Bolsonaro protagoniza una crisis política por semana: la última por la salida de Sergio Moro del Ministerio de Justicia, una muestra descarada de desinterés perverso por la vida y la salud del pueblo brasilero.

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*Por Ana Laura Dagorret para Nodal / Foto de portada: EFE

Palabras claves: Brasil, coronavirus, Jair Bolsonaro

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