Guardianes de la cultura
El sábado 14 de diciembre se realizó un Festival Solidario para reconstruir una parte de la Casa Museo Malanca, afectada por un incendio. Vecines, organizaciones e instituciones de barrio San Vicente se reunieron para defender uno de los espacios de la cultura barrial.
Por Redacción La tinta
Hacía unos años había ido por un taller de yoga, que por horarios no seguí. Luego la docente de arte del colegio donde trabajo invitó a sus estudiantes a una visita a la Casa Museo Malanca. Me apunté para “ayudar a cuidar a les chiques”, aunque en realidad quería conocer la historia de esa casa en boca de sus protagonistas. Llama la atención su arquitectura, inusual en barrio San Vicente. La historia cuenta que se trata de una edificación de estilo peruano, que José Malanca construyó a Blanca del Prado en los años 20, para que se sintiera “como en casa”, al dejar su país de procedencia. La casa está en Juan Rodríguez 1337 y hace 40 años que es considerada patrimonio cultural de Córdoba.
Una mañana de junio despertamos con la noticia del incendio en algunas de sus habitaciones. Anita Malanca, hija del pintor, y José Arisi, su compañero, son sus actuales habitantes, quienes se disponen a abrir y promocionar el espacio, recibiendo visitas desde hace décadas. Ella cuenta historias sobre su padre y los objetos que se muestran, mientras José saca fotos con su cámara a rollo.
La Casa Museo Malanca es parte del entramado cultural sanvicentino, barrio históricamente reconocido por sus expresiones artísticas, como el carnaval que hoy, como parte de la avanzada neoliberal contra la cultura comunitaria, se hace de forma marginal en unas poquitas cuadras. San Vicente es un barrio pueblo. Muchas personas nacen, crecen y mueren en la república, como se lo llama por su pasado. Muchas otras se van y regresan, y otras tantas lo recuerdan con una sonrisa o lo eligen para vivir.
Sin caer en idealismos, reconociéndolo como parte de la conflictividad urbana que aqueja a todas las ciudades de Argentina, San Vicente sigue resistiendo, como otros barrios, en su dinámica de pueblo y su cultura barrial. Bibliotecas populares, centros vecinales y culturales, radios comunitarias, espacios en defensa del patrimonio, organizaciones sociales, ferias, encuentros espontáneos en las plazas, viven y sobreviven en las trincheras construyendo una cultura barrial diversa, generando encuentros entre vecines.
¿Qué significa en la configuración urbana actual de hiper segmentación esta red de instituciones y organizaciones de un barrio como San Vicente? En principio significa resistencia al borramiento de los espacios de encuentro, debatir con la idea de consumos artísticos individualizados, la creación comunitaria de otros, la ruptura, al menos en parte, del aislamiento vecinocrático que se impone en este tipo de barriadas.
En junio de 2019 la Casa Museo Malanca sufrió un incendio. José Arisi explica en un video de invitación al festival solidario, que en la parte destruida Blanca del Prado escribió la mayor cantidad de textos que componen la obra de la poeta peruana, fallecida en 1979. La rápida iniciativa de vecines, organizaciones e instituciones de articularse para aportar materialmente en los arreglos edilicios, fue además una excusa para encontrarse entre ellos y con la comunidad. Apodaron a Anita y José como guardianes de la cultura y expresaron la importancia de cuidar a quienes cuidan, celebrando “el lugar donde vivimos”.
Desde este espacio, conformado por la Red de vecinos de San Vicente, Biblioteca Popular Julio Cortázar, Casona DADÁ, Centro Cultural Miguel Iriarte, Radio comunitaria La Quinta Pata, Centro Educativo Terapéutico Delmar y otres vecines, organizaron el festival solidario que se realizó el sábado 14 de diciembre en el Colegio San Antonio de Padua con artistas de San Vicente. Lo recaudado se destinará a lo arreglos de la casa, además de lo donado por miembros de la comunidad.
En palabras de uno de los organizadores, “celebrar el lugar donde vivimos es entender que donde estamos es donde queremos estar. Es entender que la cultura es todo lo que ocurre en la relación con el otro, y en este caso con les vecines. La cultura barrial es actual, es presente, lo que se reconoció acá no es la historia del pintor Malanca sino cómo su familia transformó el legado de un artista reconocido en talleres en su casa”.
Recuerdo que al visitar la Casa con les estudiantes, los cuadros realmente quedaban en un segundo lugar. Ahí había una mujer que nos hablaba de su padre, pero a través de él, nos contaba de nuestro barrio, de amores y desamores, de viajes, memorias y amistades.
Cerrando el festival, resistiendo a la imprevista lluvia, uno de los oradores expresó: “Los artistas del festival, que son parte del barrio, son muy importantes y les agradecemos de corazón que hayan participado. Sin embargo más importante que la expresión artística misma, es lo que se generó y se respiró en la comunidad”.
*Por Redacción La tinta.