Brexit: Incertidumbre hasta último minuto
El gobierno de Boris Johnson suspendió el Parlamento y acelera la separación la Unión Europea. Miles de personas rechazan su política.
Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta
En un nuevo giro completamente impredecible, el primer ministro Boris Johnson decidió suspender por cinco semanas el Parlamento británico. La amplia mayoría de los legisladores se oponen a un “Brexit duro”, o sin acuerdo, como propone Johnson. Entre el 9 y el 12 de septiembre, comenzará a entrar en vigor la suspensión tanto de la Cámara de los Comunes como la de los Lores, que se mantendrán cerradas hasta el 14 de octubre. El 31 de ese mes es la fecha límite para cumplir con el Brexit. Al momento de asumir, el primer ministro prometió que, si no lograba la salida de la Unión Europea (UE) para ese día, renunciaría de manera indeclinable. El Brexit se completaría automáticamente el último día de octubre, salvo que Bruselas le otorgue una nueva prórroga al Reino Unido o el Parlamento se oponga de manera expresa. Por lo que Johnson debe lograr que ninguno de estos dos escenarios se produzca.
La tensión política en el Reino Unido está alcanzando uno de los momentos más álgidos desde los días del referéndum. Por ahora, según las encuestas, la imagen de Johnson se encuentra en uno de sus puntos más altos.
La última vez que se había suspendido el Parlamento fue en 2016 y duró apenas cuatro días. Es un proceso común que suele hacerse con fines meramente administrativos. Sin embargo, esta vez, Johnson decidió hacerlo con objetivos estrictamente políticos. Consciente de que no cuenta con mayoría para aprobar el acuerdo que propone, se ganó un “plazo de gracia” para lograr conseguirla. La indignación que mostró la oposición del Partido Laborista, pero también algunos miembros del Partido Conservador que conduce Johnson, hacen que esto parezca casi imposible. Los laboristas, incluso, proponen una moción de censura contra Johnson, y el líder del partido, Jeremy Corbyn, pretende reemplazarlo. Mientras tanto, el movimiento de izquierda Momentum, corriente interna del Partido Laborista, liderado por Laura Parker, ha convocado a sus bases a protestar frente al Parlamento el próximo martes.
Especialmente preocupados, se encuentran ante este escenario los habitantes de Irlanda, Irlanda del Norte y Escocia, ya que sus mayores ingresos son gracias al comercio y al turismo proveniente de países de la UE.
Durante el sábado pasado, se produjeron multitudinarias protestas en diversos puntos de la isla. Uno de los blancos preferidos de los manifestantes fue la monarquía y la figura de la Reina Isabel II. Sucede que el trámite administrativo para cerrar el Parlamento depende de la Reina, que es quien emite la orden. No obstante, hace ya varias décadas que, simplemente, se limita a escuchar la “sugerencia” del Primer ministro.
Otra de las figuras más rechazadas por quienes se oponen a la salida del país del bloque europeo es Donald Trump. Los manifestantes ven en el presidente estadounidense a un amigo de Johnson, quien favorece con su liderazgo las políticas populistas de derecha en el resto del planeta. El premier británico tiene estrechos vínculos con Steve Bannon, cabeza de The Movement, la organización que nuclea a los partidos ultraderechistas, euroescépticos y anti-globalistas a nivel mundial. Su representante en América Latina es Eduardo Bolsonaro, hijo del mandatario brasileño, actualmente diputado y propuesto por su padre para convertirse en embajador ante los Estados Unidos. Según reveló recientemente The Guardian, Bannon ayudó a Johnson a escribir su primer discurso luego de su renuncia como ministro de Relaciones Exteriores de Theresa May.
Corbyn estuvo presente en las protestas de Glasgow, Escocia, uno de los distritos con más rechazo al Brexit. Escocia ya había celebrado una votación independentista en 2017, en la que ganó por estrecho margen la opción de permanecer en el Reino Unido. La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, es una de las principales impulsoras de un nuevo referéndum que recién debería celebrarse en 2021, con la aprobación del parlamento británico, algo bastante improbable en el futuro cercano. En Escocia, 300.000 puestos de trabajo dependen de las exportaciones al mercado común europeo. El rechazo en el referéndum de 2016 allí fue alto: 62 por ciento votó a favor de permanecer en la UE. El año pasado, Irlanda del Norte consiguió la posibilidad de seguir en el mercado común europeo, algo que podría llegar a proponerle el gobierno británico a Escocia para intentar menguar cualquier nuevo intento independentista. Aunque un radical como Johnson podría, incluso, oponerse a esta alternativa.
Johnson acusó a quienes salieron a la calle para protestar por lo que consideran una limitación a la democracia y la división de poderes, de estar “minando” su capacidad de negociación con Bruselas de cara a la concreción del Brexit. Lo cierto es que la clase política del Reino Unido se ha metido de manera totalmente irresponsable en una situación con consecuencias impredecibles y, seguramente, negativas para su economía.
Personajes como Johnson han logrado aprovecharse de un clima internacional favorable a los aislacionismos. Por otro lado, la voluntad popular fue clara y no cumplir con el Brexit sería una falta de respeto a la mayoría que acudió a votar por el Sí en el referéndum de 2016. La idea de que sólo se podría reeditar la “grandeza del Imperio Británico” escapando de los grilletes de Bruselas ha logrado calar muy hondo en el sentir popular de un sector importante de los británicos, especialmente de aquellos provenientes del interior del país o las franjas etarias más altas. Por ahora, queda esperar hasta el último minuto, cuando se termine de dirimir uno de los hechos políticos más complejos e inesperados de lo que va de siglo XXI.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta