“Al Estado salvadoreño le quiero decir que no nos siga criminalizando”
Evelyn Hernández atravesará un segundo juicio que revisará la condena que pretende encerrarla por 30 años. Víctima de violencia sexual, está acusada de “homicidio agravado” tras un parto espontáneo.
Por Laura Salomé Canteros para Marcha
En El Salvador, hay presas políticas. Son las mujeres jóvenes y pobres, en ocasiones violentadas sexualmente, señaladas, acusadas judicialmente, perseguidas, criminalizadas, condenadas y encerradas en cárceles de máxima seguridad por el Estado, bajo la figura de homicidio agravado tras padecer emergencias obstétricas, partos naturales o abortos espontáneos.
Este 15 de julio, Evelyn Hernández, víctima de violencia sexual y condenada a 30 años de prisión, se enfrentará a un nuevo juicio. Será en el Tribunal de Sentencia de Cojutepeque, a solo 36 kilómetros de San Salvador, donde, a mediados de 2017, la jueza de sentencia Nury Velásquez la condenó por “homicidio agravado” tras un parto espontáneo. Sus abogados apelaron la sentencia y la Sala en lo Penal resolvió, el 20 de diciembre de 2018, que el tribunal de esa ciudad debería celebrar un nuevo proceso al que Evelyn llega en libertad, pero tras padecer 33 meses de re-victimización en un encarcelamiento injusto.
Sin embargo, donde hay una injusticia, hay voces que la gritan y hay organización feminista sin fronteras. Por eso, desde Suecia, donde se encuentra rehaciendo su vida, y donde tuvo que exiliarse por las consecuencias de la criminalización y la violencia de parte del Estado que recayó sobre ella en El Salvador, María Teresa Rivera, una de “Las 17” (aunque son más), habló en exclusiva con Marcha sobre la esperanza en la revisión de la condena que recae sobre Evelyn Hernández.
Entre 2000 y 2014, fueron 149 las mujeres acusadas con las figuras delictivas de homicidio u homicidio agravado bajo argumentos que, en realidad, buscan disciplinar y persiguen el aborto tras complicaciones en sus embarazos. 26 de ellas fueron declaradas culpables y condenadas a cumplir con penas privativas de la libertad que van entre los 20 y 40 años. Mujeres que están siendo liberadas gracias a la articulación de los feminismos y el movimiento de Derechos Humanos.
“La audiencia de Evelyn me recuerda lo que pasé”, expresó María Teresa Rivera desde el lejano atardecer de domingo en Suecia. “Me pongo en sus zapatos -dijo, reflexiva-. Saber que te están persiguiendo cuando nunca existió un delito es injusto”, y agregó: “Nos persiguen por venganza porque no nos quedamos calladas”.
María Teresa Rivera fue condenada, en 2012, a 40 años de cárcel tras un parto espontáneo. Pasó cuatro años y medio encerrada, y, a mediados de 2016, recuperó la libertad después de una revisión de condena similar a la que se someterá a Evelyn. Sin embargo, la Fiscalía General de la República, uno de los organismos más desprestigiados del país, no aceptó la absolución y presentó un recurso en contra de ella que, afortunadamente, fue desestimado. Ante la vulneración de derechos y el abuso de poder institucional, María Teresa sintió que su única alternativa era abandonar El Salvador.
“La revisión de sentencia es un proceso duro y no es fácil estar frente a un juez con el miedo de que te toque volver -dijo María Teresa, solidaria-. Ante la revisión de condena de Evelyn, se me viene el recuerdo de lo que se siente, por eso, al Estado salvadoreño le quiero decir que no nos siga criminalizando”. Y afirmó convencida: “Nos persiguen por un delito que no cometimos. Porque un parto natural no es delito; entonces, nos persiguen por jóvenes y pobres”.
“Lo que más deseo es que Evelyn quede en libertad”, agregó María Teresa, ya en tono activista. Su voz es hoy la de una referente en la lucha por la libertad de otras salvadoreñas: “Las mujeres nos debemos apoyar entre nosotras, porque lo que le pasa a ella le puede pasar a cualquiera”. “Evelyn fue presa, pero el violador está libre”, entonces, “¿dónde está la ley? -se preguntó-. Es triste, nos persiguen, pero no hay ninguna ley que nos proteja”. María Teresa contó que sigue en contacto con las liberadas y que habló con Evelyn estos días: “Si yo estoy nerviosa, no me imagino cómo debe estar ella ahora”. Y agregó, contando sus charlas con las compañeras: “Es importante que cada una cuente su propia historia, porque solo entre todas podemos cambiar algo para que ninguna más pase lo que hemos pasado nosotras”.
En El Salvador, hay presas políticas. Son presas de la decisión política de criminalizar a las mujeres pobres. Son presas del abuso de poder y el machismo explícito ejercido por quienes jamás van a padecer una emergencia obstétrica. Por quienes están en las instituciones de un Estado que prefiere encerrar y callar antes que trabajar por la garantía de vida, salud y libertad para la mitad de la población del país en incumplimiento de leyes, tratados y convenciones internacionales para prevenir, sancionar y erradicar toda forma de violencia contra las mujeres.
Evelyn espera su absolución. María Teresa, Teorora, Imelda, Marisela y más la acompañan. Porque aún tiene que rehacer su vida. Y, para eso, están y estarán las feministas organizadas. En El Salvador y en todo el mundo.
*Por Laura Salomé Canteros para Marcha