Stonewall Inn la gran revuelta disidente
Este 28 de junio, se cumplen 50 años de la histórica revuelta en Estados Unidos que marcó una ruptura en la historia de la comunidad LGBTQI+. Por este hecho, todos los 28 de junio, desde hace décadas, son el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+. Hoy, hacemos memoria y seguimos luchando por lo que nos pertenece.
Por Redacción La tinta
Por ese entonces, 1969, ser disidente sexual era ilegal y una enfermedad. Eran personas perseguidas por sentir y desear fuera de la heteronorma. Hartas de abusos policiales, de hostigamientos y detenciones arbitrarias, el 28 de junio de aquel año, en la discoteca de Nueva York “Stonewall Inn”, se encendió uno de los fuegos de la resistencia.
Cuentan que la comunidad estaba de duelo por el suicidio de Judy Garland y eso acrecentó la reacción, lo que sí sabemos es que estaba saturada de las políticas de persecución del gobierno. Ese día, al ingresar la policía al bar, como era de costumbre, y cansadxs de que los agentes revisaran a lxs travestis en los baños “para comprobar su sexo”, la impunidad policial tuvo su freno.
Las trans que se negaron a ser detenidas, hubo personas que manifestaron que no se identificarían y, de repente, el grito de una lesbiana cambió la historia: “¿Alguien va a hacer algo?”. La multitud estaba inquieta, enojada y muy decidida, la revuelta había comenzado. Fueron dos días de barricada, visibilización y pelea contra la policía que intentaba reprimirlxs.
“Nosotras estábamos involucradas en muchas luchas, yo y otras personas trans. (…) La única razón por la que nos toleraban en sus filas era porque íbamos al frente, no teníamos nada que perder. Ustedes tenían Derechos, nosotras no teníamos nada que perder”, cuenta Sylvia Rivera, una de las protagonistas de aquel hecho.
Eran, en mayor medida, identidades negras, latinas y pobres. Y fueron ellxs quienes dieron pie a lo que se considera el inicio de la lucha y el orgullo LGBTQI+. Nadie, hasta ahora, se había enfrentado así a la persecución y represión. Mantener la resistencia por dos días posibilitó que fuera tapa de muchos medios y visibilizó los atropellos que vivía la comunidad.
Michael Fader, quien también estuvo ahí, relató a los medios: “Todos teníamos un sentimiento colectivo de que habíamos soportado lo suficiente de esta mierda. No era nada tangible que alguien le hubiera dicho a otro, era algo así como que todo lo que había ocurrido a través de los años se había acumulado en esa noche específica y en ese lugar específico, y no fue una manifestación organizada. Todos en la muchedumbre sentimos que nunca íbamos a volver. Era como el colmo. Era hora de reclamar algo que siempre se nos había arrebatado”.
Stonewall sucedió en medio de la Guerra Fría, fue parte de una época que convivió con el movimiento hippie y el surgimiento del rock, el resurgimiento del feminismo y grandes acontecimientos históricos como el repudio a la guerra imperialista contra Vietnam y el mayo francés, la revuelta de Tlatelolco, la unión de estudiantes y trabajadorxs en la lucha por darlo vuelta todo. En Argentina, el proceso de insurgencia obrera-estudiantil fue en varias provincias como el Tucumanazo, El Rosariazo, el Cordobazo, dando espacio a la formación, en 1971, del Frente de Liberación Homosexual (FLH).
La revuelta de Stonewall no fue la primera, pero sí la más visible e icónica. Permitió difundir y reclamar abiertamente el cotidiano de las comunidades disidentes. Marcó un cambio en la historia, en las posibilidades posteriores que tendrían en el marco de una lucha incesante. Hoy, 50 años después de aquella revolución, miles de actividades en todo el mundo reivindican el ser maracas, putos, travas, maricas, tortas, putxs o lo que queramos ser, sin límite alguno y con gran orgullo.
*Por Redacción La tinta.