Proyecto de defensa europeo: ¿anacrónico o necesario?
Europa pone en primer plano la política en seguridad y se proyecta hacia un ejército comunitario como siguiente paso de integración del bloque.
Por Lucas Gatica, desde España, para La tinta
Entre los principales símbolos de integración europeos, están su moneda, el euro; la eliminación de los controles fronterizos y la creación del mercado único común. Ahora, en plena crisis migratoria y con gobiernos que defienden el cierre de fronteras y la creación de muros, Europa apunta a la creación de una fuerza militar de alcance continental. Según los funcionarios europeos, este proyecto militar completaría la integración de la Unión y complementaría a los ejércitos nacionales.
En ese contexto, este 26 de mayo, habrá elecciones europeas y todo parece apuntar a que uno de los ejes de las próximas Comisión Europea (2019-2024) y Parlamento Europeo será el desarrollo de una política de defensa común.
El plan tiene los apoyos de los gigantes del bloque: Francia y Alemania. Estos países hace varios años que vienen amasando ideas con respecto a la seguridad. En 2017, elaboraron un proyecto ambicioso bautizado Futuro Sistema de Combate Aéreo (FSCA), que venía a sustituir los dos aviones de combate que compiten ahora en Europa (el Eurofighter y el francés Raffale), modernizando la flota y destinando partidas presupuestarias para armamento.
¿La OTAN versus un Ejército europeo?
La OTAN acaba de cumplir siete décadas. En esa alianza, Europa tiene su abanico militar comandado por Estados Unidos. Este organismo responde a posibles amenazas externas y es un seguro para los miembros, ya que, si un país es atacado, el resto de aliados debe responder a su favor. En otras palabras, la Unión Europea (UE) tiene a Donald Trump como un elemento principal en lo referido a la seguridad y la defensa. Cosa que no es poco decir, teniendo en cuenta que las relaciones entre el bloque y Estados Unidos están en sus niveles más bajos.
Más allá de la coyuntura, es desde la creación de la OTAN que se viene aplazando el proyecto de defensa continental. Al mismo tiempo que nacía la alianza atlántica, maduraba el concepto de un ejército europeo. La idea es constituir un ministro europeo de Defensa, una fuerza con 40 divisiones y 13.000 soldados, un uniforme común, un único presupuesto y un sistema conjunto de compra armamentística.
El plan nació en los años cincuenta y siempre estuvo a punto de concretarse, pero nunca vio la luz. Hace unos años, con la presidencia de Jean-Claude Juncker en la Comisión Europea, la iniciativa fue recuperada y ahora volvió a ponerse sobre la mesa. Lo que queda sin saberse es si esta nueva fuerza militar será complementaria a la OTAN o independiente a ella. Ese es uno de los mayores misterios: qué tipo de encaje se le dará a este nuevo ejército.
El elemento británico
Además de las suspicacias norteamericanas, hay países como Holanda y Reino Unido que no están muy entusiasmados con un ejército europeo. Algunas de las trabas parecían que iban a esfumarse con el Brexit, sin embargo, este impasse alargado de la salida de la UE mantiene las dudas británicas. Las incógnitas sobre el discurrir del proyecto de fuerza militar continental siguen presentes. De todas formas, habría una necesidad desde el continente de poder contar con las fuerzas militares de Reino Unido, por su capacidad y dimensiones, lo que pone más oscuridad que luces sobre el futuro de la iniciativa.
También, como apuntamos, Estados Unidos no ve con buenos ojos el proyecto. Donald Trump había mostrado su enfado, vía Twitter, ante los discursos de líderes como Emmanuel Macron y Angela Merkel, a favor de un ejército europeo.
Entre las voces que salieron a responderle a Trump, está la de Josep Borrell, ministro de Exteriores español, que se mostró sorprendido por la reacción rabiosa del mandamás del país del tío Sam: “No veo por qué tendrían que ver en ello nada que les incomode porque los europeos tenemos perfecto derecho de desarrollar (una fuerza militar) y nuestras capacidades militares son complementarias de las suyas. Europa tiene que tener la capacidad de desarrollar sus recursos militares”.
Más allá de las discusiones, la Comisión Europea saliente se va con la sensación de haber construido la columna vertebral para una “Europa de la Defensa”, con miras ambiciosas, de largo alcance, algo sin precedentes en las seis décadas de existencia de la UE, según las declaraciones de algunos políticos.
Teniendo en cuenta lo publicado, el próximo presupuesto de la UE (2021-2027) dotará al Fondo Europeo de Defensa con 13.000 millones de euros, una cifra más alta de lo habitual. En definitiva, la torta presupuestaria para lo militar representará el 1,5 por ciento del presupuesto comunitario total. Parece algo increíble que el próximo presupuesto apueste tan fuerte por la cuestión de seguridad, si se tiene en cuenta que, hasta hace pocos días, en el Parlamento, era tabú mencionar partidas presupuestarias para temas de armamento. Pero los tiempos cambian.
Las elecciones comunitarias del 26 de mayo serán importantes por diversas cuestiones. Sin dudas, una de ellas es este proyecto de ejército común. Esta posible militarización de la UE despierta distintas emociones entre las familias políticas. Por un lado, entusiasmo y efervescencia entre los populares/liberales; por otro, apatía e indiferencia de los socialistas europeos. Por el sector de los Verdes, hay un fuerte y total rechazo. Esta última coalición podría llegar a ser clave para conformar mayoría parlamentaria y podría inclinar la balanza para que un proyecto como este se haga realidad o no. Habrá que ver qué sucede con este tema y cómo responderán, si se crea dicho ejército, Estados Unidos y Rusia, y los principales países de la UE.
*Por Lucas Gatica para La tinta