Nuestras luchas no caben en sus urnas
Catorce listas participaron de las elecciones que se llevaron adelante este domingo en territorio cordobés. No hay muchas sorpresas en estos comicios. Con una chequera fuerte, la oposición dividida y la participación electoral que sigue en descenso y roza los niveles más bajos desde el regreso a la democracia, un nuevo período de mandato del peronismo provincial con Juan Schiaretti a la cabeza del gobierno viene a paso de sulky, pero avanza como topadora.
Por Redacción La tinta
Nuestra lucha no es la partidaria. Nuestros discursos no hacen promesas electorales. El bombardeo de “Juan dice, Juan hace, Juan cumple” no nos empaña el vidrio por el que miramos la realidad. Vemos clarito que las decisiones del arriba nunca -o casi nunca- beneficiarán a quienes habitamos el abajo. Porque, gane quien gane de las fuerzas partidarias con más tendencia del voto popular, el modelo del buen cordobesismo que nos intentan imponer, que existe, se profundiza.
La Córdoba mediterránea que se cree isla y presume su ignorancia con un faro a la nada. La que construye rutas anchas para los camiones del agro y autovías de montaña para los turistas, mientras arrasa con un monte nativo que se desangra y se extingue. El cordobesismo que se quedó con las ganas de instalar la planta de Monsanto más grande del continente en Malvinas Argentinas. La provincia del boom sojero e inmobiliario, que desaloja vecinxs y construye guetos en las afueras de la ciudad, la que promueve el avance descontrolado de torres de cemento que tapan el sol, mientras, cínicamente, anuncia nuevas luminarias en barrios que se hunden en mierda por falta de cloacas.
La provincia de Juan, productora de toneladas de alimentos, donde la pobreza e indigencia se ubican por encima de la media nacional y entre las más altas de la región. La de los diputados que traicionan el mandato del pueblo y votan las leyes del ajuste macrista. Acá, donde cada 24 horas hay 300 nuevos pobres; donde las cárceles están cada vez más repletas de mujeres y humildes; y cada vez se extiende más la lista de trabajadorxs despedidxs.
El cordobesismo del narcoescándalo y el estado policial, donde los policías se enorgullecen de serlo y coleccionan casos de gatillo fácil; la de los azules que verduguean a lxs pibxs y lxs detienen para llenar planillas y justificar el presupuesto, mientras que periodistas y políticos desfilan por los medios pidiendo bajar la edad de imputabilidad.
«La Docta», tan universitaria y eclesiástica, donde todavía no se aplica el protocolo de aborto no punible y las políticas públicas siguen negando la posibilidad de decidir sobre nuestros cuerpos. Donde el gobierno provincial aprueba, con represión, leyes para financiar la educación privada y religiosa.
El cordobesismo que cogobierna con Cadena 3 y La Voz del Interior a través de un discrecional sistema de recompensas de propaganda política que deja afuera a los medios alternativos y populares.
Todo eso también es Schiaretti. Todo eso y un largo etcétera que nuestra agenda no dejará de abordar.
Juan dirá, hará y cumplirá a rajatabla el proyecto neoliberal, extractivista y patriarcal planificado para mantener el orden de dominación cordobés. Nos asfixian con la posibilidad de elegir -como diría Galeano- la salsa con la que queremos ser cocinados. Un sistema de partidos que frustra las posibilidades de transformación. Ellos hablan de democracia. Participan del juego de poder de élites. Ejercen la violencia estatal. Usurpan nuestras palabras y nuestras voluntades.
Nos pueden obligar a elegirlos, a participar de la falsa democracia de la representación. Pero sabemos que en las urnas no están nuestros sueños. Por eso, por todo esto, echamos a andar nuestro tejer comunitario, nuestros deseos políticos en la calle, nuestros proyectos en los barrios, en las plazas, en nuestras camas, en las resistencias de la economía popular. Por eso. Por todo esto, elegimos luchar.
Elegimos luchar.
* Por Redacción La tinta. Imágenes: Colectivo Manifiesto