Herederos de Franco

Herederos de Franco
26 abril, 2019 por Gonzalo Fiore Viani

El próximo domingo, se realizan elecciones generales en España. La ultraderecha, representada por el partido Vox, crece en votos con posibilidades de llegar al gobierno.

Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta

A pesar de lo que muchos pensaban, el auge de formaciones políticas de extrema derecha en Europa no ha sido ajeno a España. El país ibérico fue, junto a Portugal, uno de los últimos estados de Europa central en ser gobernados por una dictadura. El General Francisco Franco se convirtió en jefe de Estado en 1939 tras el final de una cruenta Guerra Civil y ejerció el poder con mano de hierro hasta su muerte por causas naturales en 1975. Sobrevivió, incluso, a la caída del régimen fascista italiano y del nazismo alemán tras la Segunda Guerra Mundial. Aunque nunca ocultó sus simpatías con el bando del Eje, su neutralidad sirvió para que, al finalizar el conflicto, los aliados lo vieran más como alguien que podía ayudarlos en la lucha contra el comunismo que como un líder fascista. Durante su dictadura, se calcula que existieron aproximadamente unos 114.000 desaparecidos. Y, de acuerdo a la Asociación de Jueces para la Democracia, España es, después de Camboya, el segundo país del mundo en cantidad de desaparecidos sin identificar.

No obstante, los representantes de Vox, el partido de extrema derecha que hizo su irrupción en la política electoral española ganando las elecciones regionales de Andalucía a finales del año pasado, aseguran que el franquismo “no fue una dictadura” y que gozó de gran legitimad popular. Por supuesto, simpatizantes de Franco existieron en toda la historia de la democracia española integrados en una de las mayores organizaciones del país, el Partido Popular (PP). Pero nunca se mostraron tan abiertamente como ahora hacen muchos de los miembros de Vox. Hay quienes dicen que el partido no podría ser parte del juego democrático, ya que niega las mismas bases de la democracia. Sin embargo, afirmar esto es peligroso. Las formaciones de extrema derecha deben ser derrotadas en el terreno de la legitimidad popular y, mientras existan grietas tan grandes dentro del sistema que permita que gran cantidad de ciudadanos se sientan atraídos por estas propuestas, esto será cada vez más difícil.

Vox no pudo participar del primer debate presidencial debido a que no tiene la representatividad necesaria para hacerlo. Esto fue aprovechado por sus miembros para hablar de censura. Según muchas de las encuestas, podrían llegar a obtener hasta 26 escaños. Si logran formar una alianza con el PP y Ciudadanos, aprovechando la división de la izquierda, llegarían a conformar un nuevo gobierno. Para su éxito electoral y potencial participación en la gestión, el partido primero ha debido mostrarse como una fuerza democrática y renovadora. Para esto, necesitó ocultar simpatías conocidas de muchos de sus representantes principales con el franquismo. Incluso, ha destituido a varios miembros de su cúpula cuando se filtraron conversaciones respecto de donaciones de la Fundación Francisco Franco. En sus listas para las próximas elecciones, incluso, se encuentran dos generales retirados.

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En consonancia con el discurso del partido, aseguran que, en España, corre peligro la unidad del país debido a los intentos secesionistas catalanes y a pedidos de más autonomía por parte de distintas regiones.


Ideológicamente, Vox no está lejos a otros partidos de su mismo espectro. Aunque han ido un paso más allá al asegurar que la “violencia de género no existe” y que hay que reformar la ley al respecto en España. Las mujeres del partido recientemente grabaron un spot contra el feminismo. Acusan a la ideología de género de ser culpable de muchos de los problemas que vive tanto España como Europa. Por supuesto, también apuntan varios de sus dardos contra la inmigración, especialmente, de países africanos o musulmanes.


Según Steve Bannon -ex asesor de Donald Trump y actual jefe de The Movement, que tiene entre sus representantes latinoamericanos a Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del presidente brasileño-, “sin dudas, Vox es un partido nacional populista”. Bannon se ha convertido en los últimos tiempos en una especie de gurú de la extrema derecha internacional. Algunos de sus candidatos, incluso, sostienen vínculos con viejos círculos falangistas. Otros han llegado a negar públicamente la existencia del Holocausto. A diferencia de otros partidos auspiciados por Bannon, en Vox no se definen como anti-globalistas ni cuestionan la autoridad de la Unión Europea (UE). Económicamente, son liberales y mucho más cercanos al PP que a Marine Le Pen.

Hay quienes aseguraban que España, justamente al haber tenido una dictadura tan larga y tan brutal, iba a quedar indemne del avance mundial de la extrema derecha. Esto viene siendo desmentido por la irrupción de Vox. Hay que decir también que, además del franquismo, el país tiene una larga tradición ideológica al respecto. Por ejemplo, el histórico fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, escribió y teorizó largo y tendido sobre el tema, llegando a crear una especie de fascismo “a la española”. Primo de Rivera fue fusilado durante la Guerra Civil por el bando republicano, lo que no impidió que se convirtiera en un referente ideológico y en una especie de mártir mucho menos incomodo que Franco, al no haber tenido participación en la dictadura. A su vez, fundó el Partido Falange, en 1934, uno de los más antiguos de la historia española. Llegaron a tener representantes en todas las regiones, pero, en las últimas elecciones, solo lograron presentar candidatos en cuatro provincias. Algunos creen que esto se debe a que todos los cuadros de derecha migraron hacia Vox. Pero el actual jefe nacional falangista, José Pico, acusa a Santiago Abascal, líder de Vox, de “moderado”.

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Por lo pronto, España se debate entre facciones que parecían enterradas hacía mucho tiempo. El gobierno del PSOE, sin legitimidad en las urnas debido a que surgió tras la destitución de Mariano Rajoy, no ha podido solucionar algunos de los problemas básicos que aquejan al país. Podemos se encuentra dividido y los regionalismos parecen cada día más fuertes, siendo Catalunya, apenas, la punta del iceberg. En este contexto, y aprovechándose del auge que este tipo de ideas que se esparcen no solo en Europa, sino en todo el mundo, Vox ha encontrado el momento justo para presentarse en sociedad. En España, a diferencia de otros países europeos, la inmigración no es una cuestión que ocupe un lugar tan central en la agenda pública. Endureciendo el discurso histórico del Partido Popular, le quitan votantes por derecha. A pesar de que muchos se entusiasmaron cuando, tras la crisis de los indignados, surgió Podemos, finalmente, el partido no logró convertirse en una opción seria de poder.

Estará por verse cuál es el éxito a mediano o a largo plazo de la ultra derecha. Por lo pronto, aunque paradójicamente no parecen que puedan adaptarse fácilmente a la vida democrática, están ganando adeptos a pasos agigantados.

*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta

Palabras claves: elecciones 2019, España, ultraderecha

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