La Piojera: el viejo cine teatro huele a historia y a futuro
A noventa años de su inauguración, y a más de veinte de su último cierre, se reabrió en el barrio Alberdi la mítica Piojera. Llamada primero “Cine Moderno” y más tarde “Teatro Colón”, conoció épocas de gloria y esplendor, así como décadas de olvido y decadencia. Desde hace años, un colectivo de organizaciones viene construyendo la recuperación de este espacio para la cultura del barrio, bajo la premisa de la gestión participativa.
Por Pablo Caccia y Antonella Madarieta para Revista Un Rato
Hace mucho en Alberdi, hubo un cine, un cine de barrio (el “Cine Moderno”) que después fue teatro, teatro de barrio (el “Teatro Colón”), y que todo el mundo conoció y conoce como “La Piojera”. El pasado 22 de marzo, aquel edificio ubicado sobre la avenida Colón reabrió sus puertas como centro cultural, después de las obras de restauración que permitieron recuperar su forma original. Intervenciones y actuaciones de música y danza, ceremonias originarias y visitas guiadas formaron parte del festival en el que participaron decenas de artistas y que volvió a dar vida al lugar que, a partir de ahora, funcionará como un espacio de co-gestión y participación comunitaria integrado por más de veinte organizaciones junto a la Municipalidad de Córdoba.
Pero volvamos atrás en el tiempo para descubrir las dichas de Alberdi que se esconden en las paredes de este sitio histórico. ¿Qué significaba un cine de barrio? Un espacio donde podés entrar a las dos de la tarde y salir a las ocho de la noche, después de ver tres películas continuadas por el precio de una. Una sala donde, en la época en la que no había internet, ni plasmas, ni celulares, las escuelas llevaban a lxs niñxs (los piojos y las piojas) a ver películas. Un lugar que, con un puñado de monedas y pocos títulos en cartelera, era, sin dudas, la mejor opción para las tardes de invierno o las húmedas noches de verano.
Las publicidades del barrio adornaban las paredes de la sala, se oían los chiflidos de la gente porque la película tardaba en comenzar y lxs piojxs se hacían notar cuando llegaban con sus gomeras y buluquitas para tirar a las filas de adelante. Todo esto hacía de este cine de barrio el lugar perfecto para soñar. Incluso, en este espacio que era, que es, La Piojera, hubo épocas en las que, entre película y película, se anunciaban, en la misma pantalla, los nombres de quienes se acababan de egresar en medicina, las parejas recién casadas y, también, los cumpleaños de la gente de Alberdi. En este lugar, además de conocerse y enamorarse unxs cuántxs novixs del barrio, se hacían asambleas antes y durante el Cordobazo, se organizaban veladas de lectura de libros prohibidos durante la dictadura y, en los ochenta, se montaban las obras de teatro de la reapertura democrática. Cosas así pasaban en La Piojera que, como tantos lugares, no aguantó el neoliberalismo y terminó cerrando, quebrando, achicándose entre edificios, ensuciándose y erosionando su fachada, hasta pasar casi desapercibido, hasta vivir -como el cine que fue- sólo en la memoria de vecinos y vecinas.
Paren de demoler Alberdi
Sin embargo, la historia no termina ahí. Desde hace un tiempo, un colectivo de más de veinte organizaciones sociales, políticas y culturales de Alberdi vienen luchando por la recuperación y reapertura de La Piojera con gestión participativa del espacio. Dante Martínez, presidente del Centro Vecinal Alberdi, desafió el paso del tiempo y recordó que la ficha cayó allá por 2010, cuando la empresa Euromayor demolió la chimenea de la antigua Cervecería Córdoba, un hito del paisaje y de la historia de luchas sociales del barrio. La demolición generó tal indignación entre vecinos y vecinas que la empresa se vio obligada a levantar una nueva chimenea. Pero ésta ya no era la chimenea que alguna vez funcionó en la fábrica, sino un “adorno” para dejar conforme a la gente. La anécdota es una síntesis de lo que se juega desde hace más de una década en la tensión entre desarrollistas urbanos y comunidad organizada en la zona: Alberdi tiene una enorme cantidad de edificios y sectores de alto valor histórico, cultural y arquitectónico que podrían desaparecer o, quizá peor, “reciclarse”, en la lógica del negocio inmobiliario de las grandes constructoras.
Es a partir de 2010 que se constituye la Multisectorial Defendamos Alberdi. Surge entonces una consigna, “paren de demoler Alberdi”, y se organizan diversos festivales artísticos en distintos hitos territoriales bajo el título “Dicha que tuve en Alberdi”, con temáticas vinculadas a la identidad del barrio, la protección del patrimonio y el mejoramiento de la infraestructura.
Uno de esos hitos fue, por supuesto, La Piojera. Ya para el año 1997, la Municipalidad había declarado el viejo cine patrimonio arquitectónico y urbanístico de la ciudad. Con este antecedente en el año 2013, el gobierno provincial reconoció a La Piojera de interés cultural para la comunidad cordobesa. Así fue como los Estados municipal, provincial y nacional reconocieron, mediante distintas figuras de protección, el valor histórico cultural de este espacio, concretando en 2014 la expropiación. Esta acción alertó nuevamente a las organizaciones del barrio, que empezaron a articularse específicamente para disputar una gestión participativa del lugar.
La historia la hacen lxs vecinxs
Un aspecto que impresiona de este proceso es la cantidad y diversidad de organizaciones involucradas. La movilización barrial por la recuperación de La Piojera unió a las distintas comunidades e identidades que hacen a la particularidad de Alberdi: desde la comunidad comechingón hasta las organizaciones de migrantes peruanxs y bolivianxs, colectivos artísticos como las murgas Descontroladxs de Alberdi, el Colectivo de Murgas de Estilo Uruguayo y el Frente de Músicos Autoconvocados, instituciones deportivas como el Club Belgrano, los Centros Vecinales de Alberdi, Alto Alberdi y Villa Páez, el Instituto de Culturas Aborígenes y el Colegio Carbó, entre otras de una larga lista.
Para Jorge Acevedo, integrante de la comunidad comechingón, la diversidad cultural en este rincón de la ciudad existe antes que Alberdi, cuando la zona era parte del Pueblo La Toma, en la prehistoria de la Córdoba moderna. En la reducción que allí establecieron los conquistadores, se forzó la convivencia de distintos pueblos comechingones, a la que se fueron incorporando originarios de otras regiones e, incluso, esclavxs africanxs. Esa historia de diversidades y mestizajes fue característica del barrio hasta el día de hoy, en el que conviven estudiantes universitarixs de casi todas las provincias del país con comunidades migrantes de Bolivia y Perú que ya tienen sus propias organizaciones comunitarias. Ante semejante diversidad, la idea de cultura estalla y se politiza. ¿Quién decide lo que es cultura y lo que no? En el proceso de recuperación, las organizaciones fueron coincidiendo en un objetivo: revalorizar y dar a conocer la diversidad cultural de Alberdi, atravesada por la realidad social. Sin duda, la resistencia barrial marcó una impronta al exigir sostener el espacio a través de la gestión participativa y popular de toda la comunidad más allá del sustento económico del Estado municipal.
Así fue cómo, en la última etapa, la Facultad de Artes de la UNC junto a otras instituciones y organizaciones de la ciudad se sumaron a este proceso de construcción colectiva en el marco de la conformación de una mesa de gestión del centro cultural. Ahora, con las puertas de La Piojera ya abiertas, este espacio tiene el desafío de garantizar la participación de la comunidad en la administración de este lugar fundamental para el arte y la cultura cordobesa mediante un sistema de gestión popular, una propuesta inédita que también sentará un precedente para otros espacios públicos de Córdoba.
Los vecinos y las vecinas desean que, así como aportaron ideas y opiniones durante el proceso de recuperación y restauración del lugar, una vez puesto en marcha, sean parte fundamental de la coordinación del espacio. Anhelan que ahora, a partir de su reapertura, La Piojera se convierta en un espacio de construcción colectiva y albergue actividades culturales para toda la comunidad. Dante Martínez cuenta que están avanzando hacia “un sistema de participación mixto, donde el Estado se va a tener que aggiornar más a los requerimientos o a la sinergia de las organizaciones del barrio, que al revés; no digo que vaya a ser así, digo que luchamos para que sea así”.
De este modo, la participación y el acceso a la cultura fue el sustento fundamental para pensar una cogestión entre el barrio y la Municipalidad. Se insistió en que la lógica cultural que caracterice al espacio sea de formación, producción y divulgación artística y cultural. Por eso, se espera que La Piojera pueda recuperar lo barrial, aportar a la memoria e historia de Alberdi, y constituirse en un polo cultural para lxs artistas y la comunidad en general.
De la cuna al cementerio
El renacer de este espacio se da, así, desde una concepción amplia de cultura, que incluye el arte, pero también las costumbres, las comidas típicas, las fiestas populares, los dialectos y las lenguas, los espacios y los problemas del barrio. Una cultura que aporte a vivir mejor y ser felices.
Nahuel Quintana, de Lxs Descontroladxs de Alberdi, cuenta que, desde la murga, trabajan especialmente la cuestión de la identidad: “Nosotros cuando hacemos las canciones, las glosas, siempre hablamos del barrio, de cómo era el barrio antes, de los avances inmobiliarios, de por qué no queremos que sigan avanzando los desarrollistas, y buscamos que la gente se reconozca como integrante, como partícipe, como persona que vive en este barrio y no en otro…”.
¿Qué significa una identidad de Alberdi? Dice Nahuel: “La gente de Alberdi dice que vos acá nacés, te crías, vivís toda tu vida y te morís, porque acá tenés la Maternidad, tenés colegios primarios y secundarios, tenés el club Belgrano donde mucha gente hace toda su vida y tenés el cementerio para cuando te mueras. O sea, tenés todo acá… nosotros queremos mantener las relaciones entre vecinos, que los vecinos se conozcan, que vos sepas quién es el que te vende la verdura, quién es el que te vende la carne, cómo se llama éste, cómo se llama el de la esquina, que no sea que vivís en un edificio y que no te conoce nadie…”.
Pero la identidad no es algo estático. Cambia, se diversifica, muta, se mestiza. La cuestión es quiénes son sujetxs activxs y quiénes son objetos de esos cambios. Un centro cultural puede reducirse a un espacio para exhibir espectáculos, difundir productos artísticos más o menos interesantes, incluso haciéndolos accesibles en lo económico. Pero, para el proceso que se viene dando en torno a La Piojera, esto no es suficiente. Lxs participantes quieren que sea un espacio de capacitación y producción de cultura para lxs vecinxs. Para aprender cómo se hacen las cosas que ven y hacerlas ellxs mismxs. Para aprender a actuar, a cantar, a cocinar, a filmar, a producir, a coser, a sacar fotos, a tocar, a rodar una película, a montar una obra, a organizar una muestra. En esas acciones, se construyen imágenes sobre el nosotrxs de Alberdi y el barrio respira, vive, crece.
La Piojera fue y será un espacio de encuentro. Un refugio para la lucha, la memoria y la unión de Alberdi. A partir de ahora, el centro cultural contará con una programación consensuada en comisiones que, ya en sus principios, incluyó actividades vinculadas al Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, al Mes de la Mujer y el Festival de la Palabra.
El viejo cine teatro huele a historia, pero también a futuro. Un futuro que promete un sitio donde vecinos y vecinas puedan pensar el mundo en el que viven y construir aquel donde quisieran vivir. Un espacio donde dialogar con lxs demás para lograr el barrio que tanto anhelan.
Las organizaciones
El espacio de gestión participativa del Centro Cultural La Piojera está integrado por más de veinte organizaciones e instituciones de Alberdi y de toda la ciudad. Éstas son: Centro Vecinal Alberdi, Club Atlético Belgrano, Universidad Nacional de Córdoba – Subsecretaría de Cultura, Comunidad Camichingona Pueblo de la Toma, Asociación de Amigos de La Piojera, Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, Consejo Municipal de Cultura Comunitaria, Centro Vecinal Alto Alberdi, Centro Vecinal Villa Páez, Asociación de Cineastas de Córdoba, Colectivo Los de Alberdi, Fundación el Juntadero Proyecto Cultural, Murga Les Descontrolades de Alberdi, Colectivo de Murgas Estilo Uruguayo, Casa de los Trabajadores, Asociación Cultural Peruana Sunkku Pacha, Instituto Superior de Lenguas y Culturas Aborígenes, Escuela Normal Superior Dr. Alejandro Carbó, Asociación Argentina de Actores, Asociación Civil la Minga, Centro Cultural Lunita de Alberdi y Facultad de Artes (UNC).
*Por Pablo Caccia y Antonella Madarieta para Revista Un Rato. Fotos: Camila González Burón.