Lucio Urtubia: El albañil más buscado
Anarquista y albañil, falsificador y crítico del Che, Lucio Uturbia es la historia viva del anarquismo que todavía arde en Europa.
Por Lucas Gatica, desde España, para La tinta
La utopía es necesaria, afirma Lucio Urtubia. Así es como abre el diálogo y se nota que es todo un seductor. Suele ser señalado como el referente vivo más importante del anarquismo mundial. Nacido en un pueblito de Navarra (Cascante, España, 1931) fue el protagonista del capítulo más impresionante del anarquismo en la historia moderna. Este hombre ha sido el ejecutor de una hazaña que casi deja en nocaut al que por entonces era el banco más importante del mundo.
Se crio en una familia humilde y socialista, que no es poca cosa decir para la España de los años treinta. A la edad de cinco años se le vino encima la Guerra Civil, en un contexto de pobreza e impotencia. Estas vicisitudes lo marcaron tremendamente. Lucio es consciente de eso y lo remarca. Ahora vive en la glamorosa París, pero repite cientos de veces que su puerta siempre está abierta. Y lo dice literalmente.
Urtubia es albañil de profesión pero decir sólo eso sería mentir. Hizo las falsificaciones más sorprendentes de su época. En definitiva, un extraordinario artista y militante anarquista que casi logra su fin más preciado: llevar a la quiebra al sistema capitalista.
La hazaña
Entre 1980 y 1982 Urtubia y su equipo inundaron de travellers checks, los ya anticuados cheques de viajero, a Europa y algunas zonas de América latina. Con esta hazaña pusieron en jaque al First National City Bank -hoy City Bank-, lo que le valió el apodo de Robin Hood. Esta operación hizo entrar en crisis al banco norteamericano, y para evitar la quiebra sus gerentes se vieron obligados a firmar un tratado de paz con Urtubia: un monto de dinero y ninguna denuncia a cambio de parar con la falsificación y la plaga de cheques de viajero.
Corría 1980 y Urtubia pudo juntar dinero. Compró 30.000 francos franceses en cheques de viaje auténticos y copió todas sus numeraciones. Así, multiplicó cada talonario por cientos de ellos con idéntica numeración. Junto con su equipo, coordinados y aceitados, cambiaron todos los cheques a la vez. A la misma hora, el mismo día, en distintas ciudades del mundo. Con esta acción casi llevan al colapso el sistema del First National City Bank. La sumatoria de la operación fue de 20 millones de dólares arrebatados de un plumazo.
Dice que los banqueros yankees tuvieron que volar desde Estados Unidos para negociar con él y que no quisieron darle la mano, ya que para ellos su figura representaba la de un criminal. Ni lo miraban a la cara, recuerda.
Antes de la firma de no agresión y tras meses de seguimiento, la policía francesa atrapó a Urtubia. Y lo atrapó con pruebas contundentes: un maletín que contenía cientos de cheques de viajeros falsos. En un principio, la policía no podía creer que Lucio haya podido poner en aprietos a la banca más importante del mundo: un modesto albañil, padre de familia, sin estudios ni preparación específica.
Urtubia estuvo preso un periodo corto. Sin embargo, la policía francesa nunca pudo encontrar las planchas de impresión de los cheques. De alguna manera, lo felicitaron. Los policías me sonreían, dice. Durante el juicio tuvo el apoyo de los mejores abogados de Francia y hasta el Ministro de Relaciones Exteriores lo respaldó. De esa manera, este albañil venido en falsificador estuvo en la cárcel sólo seis meses.
Luego del tratado de no agresión con el City Bank formó una cooperativa de trabajadores albañiles y siempre declaró que el dinero robado ha ayudado a muchas personas que luchaban -vascos, montoneros, tupamaros, etcétera- por causas sociales y políticas. Además, todavía sostiene que ese dinero sirvió para dar una mano a presos y a sus familiares, como para crear infraestructuras en la causa anarquista.
París
Cuando estuvo en el servicio militar, y para ayudar a su familia, realizó contrabando de distintos artículos y alimentos. Todo lo robaba de las intendencias militares. Lo descubrieron y tuvo que huir a Francia. Se escondió en París y encontró trabajo de albañil. Así conocería a toda una cantidad de gente que lo fascinó, en su mayoría militantes anarquistas de aquellos tiempos.
Más allá del acercamiento a estos personajes, para Urtubia hubo una persona que lo marcó sobremanera: Quico Sabaté, el máximo exponente de la guerrilla urbana en Cataluña, enemigo acérrimo del dictador Francisco Franco y que, según Lucio, fue una persona que le enseñó mucho. También cuenta que de niño se dio cuenta de la importancia del dinero dentro del sistema ya que, estando su padre terriblemente enfermo, le faltaban 5.000 pesetas para medicinas y médicos. Lucio no aceptaba que la vida de su ser más querido dependiera de un hilo tan fino e inalcanzable como esas 5.000 pesetas. En ese momento se le pasó por la cabeza robar un banco, pero cuando tuvo todo preparado le faltó coraje. Creía que la pobre cajera del banco no merecía un susto de tal magnitud. Se echó para atrás.
En 2007 se estrenó un documental sobre su vida, dirigido por los cineastas vascos José María Goenaga y Aitor Arregi. El documental se titula Lucio y allí Urtubia hace un repaso por su vida y sus proezas. Cuenta, entre otras cosas, la anécdota de su encuentro con Ernesto “Che” Guevara y sus diferencias con éste. Gracias a la película uno puede acercarse a la personalidad de Lucio y enterarse que frecuentó a Albert Camus, Georges Brassens, André Breton y otros monstruos.
Además, las historias de este albañil anarquista han sido llevadas a libros y canciones de distintos géneros. En la actualidad ya no ejerce como constructor ni falsificador, por eso ha convertido su casa en “L’espace Louise Michel”, donde multitudes asisten cada año a charlas, conferencias, exposiciones y debates de diversa índole.
El Che y los dólares
Fue a través de la embajadora cubana en Francia que Urtubia se puso en contacto con el Che Guevara. Le propuso fabricar dólares falsos en la isla del Caribe. Creía que con la ayuda cubana y fabricando “moneda de Estado”, podían pegarle donde más le duele a los Estados Unidos. Ante esta propuesta, el Che no dio muchos avisos de entusiasmo, porque afirmaba que el gigante norteamericano seguiría siendo potente por más dólares falsos que les metieran en su casa. No hicieron migas y Lucio no se guarda las críticas. Para él, Guevara era un “niño de papá” y Fidel Castro un hijo de millonarios, que el poder les hizo perder su esencia e ideales.
Para Urtubia no hay nadie más ladrón que la corporación bancaria. “Ellos son los ladrones”, exclama. Orgulloso de haber robado, suele repetir que la ideología anarquista es la mejor, pero que otra cosa es vivirla. Su espíritu es incansable y sigue esperanzado en cambiar el mundo. La puerta está abierta para todos, el que quiera entrar en su casa de Navarra o París solo tiene que golpearla. Mientras escribo esto, llamo a su puerta.
*Por Lucas Gatica, desde España, para La tinta
