El #8M retumba en toda América Latina
Las mujeres latinoamericanas nuevamente salen a las calles en demanda de sus derechos y en contra del sistema patriarcal que oprime a los pueblos del continente.
Por Redacción La tinta
En toda América Latina resuena la lucha de las mujeres. Para este #8M, el continente vibra con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y al paro que se realiza en decenas de naciones.
La tinta habló sobre el #8M con Abyayala Lanz, de la organización feminista venezolana Faldas-R; con la ecuatoriana Diana Almeida, comunicadora social, investigadora de estudios del género e integrante de la Revista Crisis, y con Andrea Rincón Acevedo, de la coordinación nacional de Ciudad en Movimiento, de Bogotá, Colombia.
Feminismo, revolución y paz
Según Lanz, desde “el movimiento feminista venezolano suscribimos y nos sumamos activamente a la convocatoria global feminista del Paro de mujeres planteado para este 8 de marzo”. “Nos autoconvocamos desde nuestros diversos espacios y banderas de lucha, entendiendo que nos enfrentamos a un enemigo global, que es el sistema patriarcal, y que nuestras acciones deben ser en conjunto con las mujeres de los pueblos del mundo y en el marco de las campañas globales del feminismo”, aseguró.
La integrante de Faldas-R señaló que desde la organización “siempre apuntamos al respeto de las particularidades de los espacios”, razón por la cual se abrió “una convocatoria nacional para que las diversas organizaciones feministas desarrollemos actividades en el marco del 8M durante todo el mes de marzo”, que incluye movilizaciones, acciones de calle, conversatorios, cine-foros y actividades culturales.
Al referirse a la lucha del movimiento feminista en una Venezuela asediada por la injerencia estadounidense, Lanz afirmó que el objetivo principal “es la preservación de la paz en nuestros territorios. Entendemos como territorio no sólo el espacio donde vivimos, si no también nuestro cuerpo, víctima de la cruenta crisis que vivimos”. “Con la Revolución Bolivariana hemos conquistado muchísimos derechos sociales –estimó la referente-, específicamente en materia de género, pero ahora procesos injerencistas pretenden sepultarlos y poner en riesgo nuestra soberanía”.
“No podemos arriesgarnos a perder nuestras conquistas, por eso desde el movimiento feminista venezolano apuntamos a la denuncia de la injerencia imperialista en nuestro pueblo y del intento de golpe de Estado que puso en riesgo nuestra autodeterminación”, manifestó Lanz.
Por último, la integrante de Faldas-R remarcó que el movimiento feminista en Venezuela tiene el desafío a futuro de “impulsar agendas que respalden las exigencias que tienen las mujeres, como los derechos sexuales y reproductivos, el derecho a la anticoncepción, y al aborto libre y seguro”, demandan que se dan “en el marco de una crisis económica bastante cruda, en donde hay nuevas formas de violencia contra las mujeres”.
Los retos de los feminismos
En Quito, capital de Ecuador, las mujeres se movilizan este #8M hasta las puertas del ministerio del Trabajo para que se les reconozca el trabajo que efectúan, sea remunerado o no. Así lo confirmó Diana Almeida, que agregó que en esta acción “las consignas van desde el derecho a un salario igualitario, el derecho a la seguridad social, hasta el tan importante Ni Una Menos”.
Para Almeida, en esta fecha “la lógica es hacer y cuidar los paros y marchas auto-convocadas. Lo que significa que nos desligamos de lógicas partidistas que puedan querer cooptar las capacidades de acción colectiva del movimiento”.
Según la investigadora ecuatoriana, los desafíos que existen en su país “es lograr entender la lógica estructural clasista que nos oprime como mujeres, pero que también está claramente sosteniendo la acumulación del capital. Cómo estudia ampliamente Silvia Federici, el trabajo no reconocido de las mujeres es el que hizo posible la magnitud de la acumulación primitiva. Somos las encargadas de producir y reproducir la sociedad, y en ese sentido, podemos ser las encargadas de desarticularla hasta su colapso”. Almeida es clara al aseverar que “ese trabajo de las mujeres, que se esconde como cuidado, como amor, como devoción, perpetúa las desigualdades. Además, la pobreza está claramente feminizada, y el las lógicas del patriarcado, nuestros cuerpos femeninos y feminizados, son los primeros en considerarse nulos, desechables”.
Aunque Almeida reconoce que la lucha de las mujeres y el movimiento feminista en Ecuador crecieron en el último tiempo, todavía no se lograron “hacer alianzas y convocar a mujeres claseadas y racializadas. Es decir, los vínculos con mujeres organizadas en sindicatos son mínimos, las alianzas con mujeres indígenas tienden a ser paternalistas y exotizantes, y pocas veces se han topado los temas de vulnerabilidad de mujeres en tránsito y migrates, o con mujeres trabajadoras informales, con trabajadoras remuneradas del hogar, con mujeres cuidadoras, con mujeres trabajadoras sexuales y con las mujeres todas”.
En el análisis de Almeida, “los feminicidios, la trata de mujeres para la esclavitud sexual, las violaciones en manada, la violencia de género dentro de los círculos familiares, nos topan y duelen a todes”, por lo cual “este discurso un poco desarticulado de la lucha de clases, ha calado hondo en la sociedad ecuatoriana y se evidencia en las masivas convocatorias a las que llegan las marchas, de entre 15 mil y 20 mil personas movilizadas porque vivas nos queremos”.
“Sin embargo –aclaró la comunicadora-, creo que el discurso se queda rondando entre círculos de clase media-media alta, con personas que además de tener acceso a educación, están ya politizadas desde una izquierda clasemediara, algo crítica”.
Almeida remarcó que “los discursos y consignas de los feminismos han cambiado los marcos de realidad de los compañeros varones organizados y politizados, quienes han tenido que modificar sus prácticas de seducción y deseo, y a quienes sus compañeras ya nos les permiten tan fácilmente deslices patriarcales. Sin embargo esto queda, una vez más, reducido a círculos privilegiados”.
Como reflexión final, Almeida estimó que “ahora más que nunca deberíamos hacer una apología a las palabras con las que Marx convocaba a la clase obrera en algún momento de la historia y que ahora la resignifico y planteo: ‘Mujeres del mundo, uníos’. Quizás si miramos experiencias de otras partes del mundo, como de las compañeras kurdas, o las compañeras de Pan y Rosas en Argentina, podamos complejizar los retos de los feminismos en el Ecuador, y dar ese paso que la historia nos demanda”.
Defensoras del territorio y de la memoria
Para este 8 de marzo, más de mil mujeres colombianas encabezarán una caravana desde el municipio Santander de Quilichao, en el departamento del Cauca, en defensa de la vida, el territorio y la paz. Esta acción es una entre decenas que se desarrollarán en todo el país durante esta jornada. Andrea Rincón Acevedo, responsable del espacio de mujeres de Ciudad en Movimiento, de Bogotá, explicó que en su país “hay un nivel distinto y dispar de la organización del movimiento de mujeres en relación con otros países de América Latina”. “El movimiento es mucho más disperso, con pocos niveles de centralidad organizativa a nivel nacional. La mayoría de las acciones para el #8M se organizan según las ciudades, localidad o territorios. Particularmente, en Bogotá las mujeres estamos convocando una movilización de antorchas, reivindicando los derechos de las mujeres trabajadoras y la solución política del conflicto interno armado”, apuntó.
Sobre la violencia que golpea a la sociedad Colombia, y en particular a las mujeres, Rincón Acevedo recordó que desde que se firmaron los Acuerdos de Paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), “más de 400 líderes y lideresas sociales fueron asesinadas”. “Las mujeres lideresas, que hacen parte de la acción comunal, han venido siendo las más perseguidas y afectadas”, expresó.
La lucha de las mujeres en Colombia va de la mano con la demanda permanente por una solución al conflicto interno armado que asola al país desde hace varias décadas. “El incumplimiento del gobierno de Duque a los acuerdos firmados con las FARC –detalla Rincón Acevedo-, el levantamiento de la mesa de negociación con el ELN (Ejército de Liberación Nacional), nos afecta sobre todo a las mujeres en los territorios, por eso queremos exigirle al gobierno nacional y a la sociedad en general la continuidad de la solución política del conflicto”.
A esto se suma, según la referente de Ciudad en Movimiento, que “las mujeres somos víctimas de la violencia, del despego de nuestro territorio, al mismo tiempo que somos las principales involucradas en procesos de organización social, de reconstrucción del tejido social y de la memoria, y somos las que defendemos los territorios”. Como ejemplo, Rincón Acevedo destacó que en el Cauca “las mujeres se han opuesto a la minería transnacional, a la minería ilegal, a la expansión de los cultivos ilícitos, pero también a su erradicación forzada, las mujeres se han manifestado en contra de las represas y en defensa del agua”.
Con el triunfo en las elecciones presidenciales de la dupla Iván Duque-Marta Lucía Ramírez, en Colombia se profundizó un plan de gobierno neoliberal, que entre sus puntos tiene una política antiderechos. Para Rincón Acevedo, la actual administración es “antiderechos, está en contra de las agendas de los derechos sexuales y reproductivos, y de los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres”. El sector que representan Duque y Ramírez “es el mismo sector uribista, fundamentalista, cristiano antiderechos”, que “se opuso a refrendar el Acuerdo de Paz con la estigmatización de una supuesta ideología de género”.
Desde la asunción de Duque, los derechos que tenían las mujeres están amenazados, como es el caso de la interrupción legal del embarazo, que en Colombia está aprobado para los casos de afectación de la salud de la madre, malformación del feto y violación. “Estos sectores uribistas han intentado a través de la Corte Constitucional limitar estas posibilidades de la interrupción del embarazo”, alertó Rincón Acevedo.
“Esto es regresivo para las mujeres –finalizó la referente de Ciudad en Movimiento-. En el plan del gobierno no se contemplan políticas de igualdad, de acceso a derechos, de nivelación de salarios, políticas afirmativas con respecto a la desventaja y desigualdad que tenemos históricamente las mujeres en Colombia”.
*Por Redacción La tinta