El rock, la política y una foto que resumió una época
“Dale, levantate, que vamos a conocer a un presidente elegido en democracia”, cuenta Fito Páez que le dijo por teléfono Luis Alberto Spinetta una mañana de 1988. Pocas horas después, ambos se reunirían en la Casa Rosada con Raúl Alfonsín y dejarían para la historia una de las fotos más emblemáticas de la relación siempre intensa y apasionante entre el rock y la política de Argentina.
Por Juan Provéndola para Real Politik
El análisis de las gestualidades que congeló para siempre esa imagen es interesante. Los tres aparecen sonriendo, aunque Páez y Spinetta lucen más espontáneos y sueltos que el entonces presidente de la Nación. Tal vez porque Alfonsín atravesaba el momento más turbulento de su gestión con una acelerada hiperinflación y el frente carapintada que, entre ese año y el anterior, le asestó tres alzamientos golpistas. O, quizás, porque, a pesar del contexto desfavorable para el país, el rock argentino, igualmente, había alcanzado, durante el alfonsinismo, una escalada de popularidad que le aseguraba buen semblante. Evidentemente, no toda risa nos quiere venir a decir lo mismo.
Fito Páez recordó aquel encuentro en una entrevista concedida en enero de 2012 a Ni a palos, suplemento de cultura joven del diario Tiempo Argentino: “Yo estaba colgado de la Luna, no tenía idea, estaba tocando (…). (Spinetta) estaba muy emocionado porque íbamos a saludar a un presidente. Yo no entendí esa emoción hasta muchos años más tarde”.
El “clima de mucha libertad” que el músico rosarino admite de esa época fue el que le permitió al rock expandirse en propuestas y en influencias. Nunca el rock argentino fue tan rico, audaz, diverso y disruptivo como durante los ’80, y, en gran medida, eso fue gracias a un escenario que propició la política -democrática- a través de la reposición de las garantías constitucionales luego de 1983.
La indiferencia que Páez reconoció acerca de la dimensión política que suponía aquel encuentro es sintomática de casi toda esa generación: la que, en posdictadura, le dio al género una expansión inimaginada, aunque sin tener plena conciencia del impacto que esto provocó en los hábitos y consumos del tejido sociocultural.
Por supuesto que esto último supone por sí mismo un gran hecho político, aunque, tal vez, para comprenderlo en toda su extensión hizo falta el paso del tiempo que habilita los análisis con perspectivas históricas. Lo cierto es que el rock echaría mano a la “agenda social” de su época en la década siguiente, en gran medida, con la aparición de bandas provenientes de los cordones suburbanos más afectados por las políticas aplicadas en los ’90.
*Por Juan Provéndola para Real Politik