El ejercicio insolente de mostrar ahí
Por Soledad Sgarella para La tinta
El Cepia es el Centro De Producción E Investigación en Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. Es un espacio específico del campo de las artes en Córdoba, de esos que forman parte del circuito cultural local.
Históricamente, salvo por algunas excepciones, las producciones artísticas de personas con discapacidad son corridas de este círculo determinado, mostradas solamente en escuelas o en eventos privados del ámbito de la educación especial, o de otros campos del saber como la psicología o la terapia ocupacional, al que el público, en general, no accede.
Diversxs Singulares es un proyecto ganador de una convocatoria propia del mundo de las artes local. Es un evento que no niega que los y las artistas son personas con discapacidad, pero que los posiciona en un punto neurálgico propio de la cultura, con las formas de mostrar y presentar las obras y los procesos que el arte contemporáneo viene asumiendo en la escena actual. Es un proyecto que busca la integración y la inclusión, pero desde el propio quehacer artístico, desde la valoración de lo que se invita a ver, de lo que nos invitan a ver.
El evento tiene varias aristas. En primer lugar, una exposición de los procesos y producciones visuales de Victoria Conci, Franco Quinteros, Milagros Carranza, Tomás Martínez Casas, Yanina Vázquez, Emiliano Ferreras, Florencia Conci, Federico Guillen, Julieta Palacios y Martín Haulet de Córdoba, y María José Olivares, Miguel Ángel Díaz, Jorge Mestre, Ana Caravajal, Camila Martín, Julieta Olmedo, Juan Ignacio Pizarro, Juan Leandro Quiroga, Soledad Basualdo, Mauro Pacheco, Victoria Moya, Tamara Gelvez, Erika Olivera, Elsa Martin, Jamile Apara, Jaime Collado, Daniela Arroyo, Valeria Ponce, Mariti Martin, Elisa Elizondo, Silvia Acosta, Yanina Valdez de San Juan, realizados en los talleres de artes del Centro Vida Nueva (San Juan) y el Centro Educativo Terapéutico Lihue Vidas (Córdoba).
Por otro lado, habrá un conversatorio con Florencia Walter, Belkys Scolamieri y Delia Lozano como invitadas, que procurará ser, en palabras de las coordinadoras, “un espacio de encuentro abierto y de contacto directo con los protagonistas de esta propuesta. En un formato no académico, se apunta a enriquecer la percepción del público, ofreciendo la oportunidad de desestructurar prejuicios y compartir experiencias, ideas, conceptos. Para esta instancia, consideramos dar un marco desde lo teórico, poniendo en cuestión ideas ejes que atraviesan el trabajo artístico de las personas con discapacidad, la valoración positiva de la diferencia, la importancia y necesidad de poner en práctica concreta la inclusión en los diferentes ámbitos educativos-artísticos-culturales y las implicancias que esto conlleva. Para esto, se invitó a especialistas que, desde su práctica profesional y su formación, harán sus aportes”.
Por último, se realizará un Taller Mural Colectivo, que será “abordado a partir de la producción y procesos expuestos en sala, para crear múltiples diseños y selección de un motivo para la realización posterior del mural en los muros externos de la Facultad de Artes, Pabellón México (Ciudad Universitaria)”, espacio que, hace más de diez años, albergó una propuesta similar, la de Proyecto 12, proyecto ganador durante dos años consecutivos de becas de la Secretaría de Extensión Universitaria y que tenía a APADIM y sus profesionales como coordinadores.
La tinta habló con Nadia Bula, Natalia Maggio López, Emiliano Scheidegger y Julia Tamagnini, quienes, junto a otres, forman el equipo que gestionó el proyecto, haciendo de esta experiencia una experiencia colectiva de trabajo y de articulación artística entre personas con y sin discapacidad de dos provincias.
—¿Cómo llegaron a la muestra? Es decir, ¿por qué y para qué presentaron la propuesta en CEPIA?
—Nadia Bula: Esto surge en relación a nuestra experiencia del año pasado, que participamos de la Primer Jornada de Experiencias Artísticas Inclusivas, que se realizó en la UPC. Mandamos una ponencia y fue seleccionada, entonces, viajamos junto con los jóvenes y esa fue nuestra primera participación fuera de la provincia como proyecto. Esa instancia fue muy enriquecedora y nos abrió la posibilidad de viajar con ellos, de mostrar lo que hacemos y de que ellos también pudieran participar de ello. Entonces, más allá de que ya en distintas instancias lo hemos hecho acá en San Juan, el viaje implica otros desafíos, diferentes en cuanto a la logística, la preparación, un montón de cosas. A partir de eso, surge la apertura para conectarnos con gente de otros lados y generar cosas, y también algunos contactos. Después vimos la posibilidad de la convocatoria CEPIA Abierto este año y tuvimos algunas gentes en común con Julia y que nos conectaron, y que pudimos empezar a juntarnos por skype, por teléfono, por whatsapp… y empezar a generar la posibilidad ésta de encontrarnos desde el trabajo mismo.
—Julia Tamagnini: Comenzaría diciendo que se dio por un encuentro como por arte de magia o alineación planetaria… tenía que darse. Personalmente, me llega una invitación personal, de parte del colectivo Taller Arte Inclusivo de San Juan, a colaborar en este proyecto expositivo de artistas de un Centro de Día para personas con discapacidad. Y, ahí, me encuentro con mi trabajo en el taller de Artes Visuales en Lihue Vidas: Esto es bárbaro para hacer desde el taller con lxs chicxs: una exposición colectiva en una sala perteneciente a una institución que no es del círculo de las instituciones del ámbito de la discapacidad, un espacio de la facultad, como ese lugar “del saber y el conocimiento”, y, en este caso, del arte. Entonces, nos sumamos y presentamos. Era y es la posibilidad de estar ahí de protagonistas, en ese lugar distante a la realidad cotidiana de las personas con discapacidad y “sus” instituciones, una institución que, como muchas otras, a veces, no las ve.
Desde mi lectura, pienso que era la posibilidad de hacer el ejercicio insolente de ponernos -a pintar y mostrar- ahí, eso es gigante, parafraseando a Susy Shock, devenir artistas.
—¿Los y las artistas con discapacidad también participan de la gestión del proyecto y de la exposición?
—Natalia Maggio López: Pienso que han participado de todo el proceso, hay aspectos con respecto a la gestión que no lo han hecho directamente porque eso lo hemos llevado un poco los orientadores… pero siempre transmitiéndoles qué es lo que se iba pensando, cómo se va construyendo esta idea.
Igualmente, la construcción de la idea de la propuesta, si bien había un lineamiento de propuesta inicial, se fue dando con el correr de los encuentros y creo que han participado de la construcción del proyecto no solamente las personas con discapacidad, sino en nuestro caso, también, algunos voluntarios que llegaron al taller a través de una convocatoria y que son parte del grupo que expone en la muestra.
Con respecto a la exposición, cada uno ha sido un partícipe activo, partiendo desde el lugar que cada uno ha podido seleccionar, elegir y pensar qué es lo que quería decir en el contenido y el modo que quería decirlo, a través de qué técnica quería decirlo. Y también este ha sido un recorrido de exploración, porque han habido artistas que no habían trabajado nunca con algunos tipos de técnicas o materiales, y en la construcción colectiva con los otros pudo experimentar con eso y animarse a hacer una construcción desde lo personal a partir de ello.
—JT: Lxs artistas participan de todas las instancias del proyecto: desde iniciar el proceso de producción de obras pensando, en equipo y colectivamente, qué ideas, ocurrencias, pensamientos brotan en torno a esta propuesta; cómo recibir a invitadxs y personxs que no conocen (lxs chicxs de San Juan) y con las cuales compartirán una exposición. Del conocernos a la distancia, a través de una videocorrespondencia, una carta y mensajes en papel e intercambio de dibujos.
Del desarrollo y devenir de ese proceso, de los recursos y gestiones económicas y materiales para poder realizarlo (los acrílicos no aparecen por arte de magia, salen plata, como si lxs chicxs no pudiesen comprender que las cosas salen plata). De conocer el espacio y lugar, y la reprogramación de la actividad a raíz del conflicto universitario en el mes de agosto-septiembre. De invitar a quienes ellxs con quienes desean compartir la experiencia.
Claro que hay una parte de gestiones que realizamos con Nadia, Natalia y Emiliano, vinculadas a nuestro rol de coordinadoras, acompañando el proceso de trabajo de lxs artistas. Siempre en instancias de diálogo y discusión con lxs artistas. Y lo tomaron, lo apropiaron y abrazaron.
—¿Y cómo fue esto de trabajar con otra provincia?
—NML: Me parece que ha sido, y es, una propuesta muy interesante en esto de poder animarnos a abrir, a abrirnos… abrir el abanico de posibilidades y encontrar personas que intentan construir un espacio similar al que nosotros necesitamos construir también acá en San Juan. Personalmente, me da mucha alegría y también me emociona un poco. Creo que también es un desafío, es trabajar con alguien que, en principio, no conocíamos, si bien teníamos alguna referencia, y por el tema de la distancia y el considerar cómo iban a ser los procesos, y cómo ensamblarlos en la muestra.
Lo fundamental fue ir conociéndonos a través de diferentes posibilidades de comunicación: a través de fotografías que íbamos enviando, videos, presentaciones, saludos. Esto es clave: la posibilidad de trabajar colectivamente, aún cuando hay una distancia geográfica.
—JT: Fue a raíz de recibir invitaciones que llegan de conocidxs y amigxs de los trayectos de la vida, que, casi sin ninguna certeza, te encuentran y abrazan. Y después vas viendo quiénes son, qué hacen y así, y siempre con una respuesta en palabras, imágenes o gestos (y ahí está esa magia, energía que se encuentra). Y ahí empezamos a pensar cómo hacemos a trabajar a la distancia? Mandémonos cartas, audios y fotos, y videos por whatsapp, reuniones telefónicas; y fuimos viendo, probando, a ver qué pasaba. Simplemente, como cualquier persona lo haría, con curiosidad, incertidumbre y alegría.
Y lo primero que surgió en el colectivo de artistas de Lihue, ante esxs otrxs desconocidxs, fue: los esperamos con un asado! Tal como se festejan los cumpleaños y otras celebraciones de agasajo en la casa Lihue. Esta sería la mirada desde Córdoba…
—NB: La idea ha sido asumir el desafío de encontrarnos con otros, poder producir en común y de poder transmitirlo también, ampliando la posibilidad de llegar a gente que, tal vez, no habíamos llegado.
De esa manera, mostrar que es posible trabajar en este sentido, que las personas con discapacidad tienen, además de muchas potencialidades y mucho por hacer desde el arte, tienen derechos y eso es posición para poder plantear lo que hacemos en el taller.
En el espacio de taller, a veces, no se logra todo lo que uno quisiera hacer, no es el punto de llegada, pero sí es un buen transitar hacia esto que vamos pensando, que vamos imaginando. Estamos aprendiendo y estamos en ese intento de probar que es posible. Entonces, es el desafío y eso es lo que queremos compartir en la muestra, ese proceso. La idea de presentarnos en el CEPIA es un un desafío, positivo para nosotros fuera de San Juan, pero también en relación al intercambio, que intenta ser algo similar a lo que intentamos nosotros que es trabajar en la inclusión de las personas con discapacidad a través del arte. Hay aspectos fundantes, fundamentales, esenciales en el trabajo, como es el respeto por la persona con discapacidad, el considerarlos sujetos de derechos, una persona completa, una personas con sueños, con deseos, con potencialidades y eso es lo más importante, la mirada que tenemos en común, más allá de que, después, cada uno trabaje distintos modos y cada institución tenga sus características propias.
—¿Por qué es importante visibilizar a les artistas y no solamente a las obras? ¿Esto es siempre así en el arte contemporáneo?
—JT: Detrás de las obras, hay una persona, con un cuerpo, una voz, gestos y un montón de vida encima, entonces creemos que es una posibilidad conocer a les creadores de esas imágenes. Recupero el estar ahí de protagonista con el cuerpo que se tiene: diversx y singular, presente. Y es una práctica corriente y habitual, hoy, en la escena del arte contemporáneo, conocer a esxs creadores de imágenes, espacios, sensaciones. Lxs artistas no son un ser místico de otra dimensión. Es alguien más que habita este mundo y no tiene nada de especial.
—NB: La idea es que las obras y las personas puedan trascender para ser valoradas. Para lograr o para fomentar la valoración social de la persona con discapacidad como artista, y de su trabajo también. Que nosotras intentamos que sea lo más auténtico y sincero posible desde nosotros como docentes que guiamos los procesos y que compartimos los procesos y aprendemos de esos procesos con ellos, y también desde ellos, que puedan desprenderse de lo que los otros puedan decirles, que está bueno, que no está bueno, que sí, que no. Lo más importante es que a ellos les guste, que se sientan identificados y que sea significativo.
Eso implica un desafío en poder acompañar desde otro lado, tratando de, sin estar ausente, interferir lo menos posible en las decisiones que van tomando, para que, realmente, sea una decisión personal y propia.
Es esto: acompañar y, a la vez, darle protagonismo, para que puedan ellos ser los actores principales de este proceso y también de esta instancia de exposición.
—NML: Me parece primero, más allá de la visibilización de las obras y de lo que nosotros intentamos, es la visibilización del proceso. Detrás de los productos, hay todo un proceso y eso es lo que consideramos fundante para la constitución del hacer de cada uno y de lo que quiere decir, y de cómo van realizando obras, pero también posicionándose desde un lugar.
Es importante poder dar a a conocer porque, en realidad, también considero importante que puedan conocer quién es el que está detrás de cada una de las obras. Con respecto a lo personal, a los procesos artísticos, a sus proyectos de vida. Eso dice mucho y, para el que observa, puede llegar a tener una connotación diferente y sirve para la vida propia de quien observa.
► Diversxs Singulares. 23 de noviembre al 5 de diciembre. CEPIA, Ciudad Universitaria, Córdoba.
*Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Lihue y Arte Inclusivo.