Maratón de cortos para pensarse a fin de año
Por Redacción La tinta
¿Sirve un corto para reflexionar sobre algo? ¿Son útiles esos pocos minutos para pensar algunas de nuestras actitudes? Claro que sí. Nada más lindo que embarcarnos en la situación de ver una peli y tratar de encontrar qué de todo eso resuena en nuestras cabezas o corazones, en el caso de que este fin de año aún te los mantenga saludables.
Si el arte debe servir para algo, pues que sea para hacer deliberar nuestros rollos, revisar algunas cositas y reconsiderar si estamos aportando, o no, al caos.
Te proponemos cuatro cortos -de acceso gratuito- para ver al hilo (con algunas preguntas que nos hicimos primero nosotres) en este fin de semana áspero. Juntarse con amigues, picar algo y pensarnos con estos disparadores puede ser una oportunidad para desarmar violencias y para crecer junto a quienes queremos.
Cuestión de té
En solamente 11 minutos, un drama con tintes de comedia que juega con las concepciones y el imaginario que se forma en la infancia. Dirigido por María Monserrat Echevarría, Cuestión de Té tiene cinco años y, aún así, posee una actualidad discursiva que obliga a verlo con atención porque viene a desnudar impostaciones, a incomodarnos en nuestras prácticas habituales.
Desde su plano inicial, donde la profundidad de campo desenfocada nos indica que hay algo a desentrañar, la naturalización de la violencia en las relaciones se nos escapa por un entramado tan profundo que no responde sólo a un momento, sino a un aprendizaje de años.
Nuestra propuesta es verlo con gente querida y animarse a pensar ¿qué conductas tenemos que pueden ser violentas? ¿Nos animamos a cambiarlas? El trabajo de arte es estupendo y nos gana la nostalgia: ¿dónde quedó el INCAA que financiaba estos trabajos?
El conductor
Un corto de 8 minutos, también del 2013, dirigido por Maximiliano Torres y que viene a hacer foco, nuevamente, en las relaciones intrafamiliares. Esta vez, se trata de un drama que elige tensarnos, ponernos en el arco de las discusiones cotidianas, aunque, esta vez y a diferencia de Cuestión de té, se abandona el terreno de la imaginación y se visita el campo de lo simbólico. En El Conductor, la violencia machista se sostiene por la incapacidad absoluta de resolver la comunicación, en pos de sostener una paz artificial y un escape continuo hacia una tierra prometida. Mar del Plata es una promesa para una familia de clase media que sale de vacaciones, en el sentido del bienestar que no se siente en el hogar y de las tradiciones tamizadas por la nostálgica idea de que el pasado fue siempre mejor.
Es un audiovisual que invita a reflexionar en las propias historias y en nuestros recuerdos: ¿qué símbolos habitan en las anécdotas que repetimos en las mesas familiares? ¿Por qué nos acompañan?
Zombies
En épocas de Halloween, la idea de visitar el género del terror siempre es tentadora. De todos modos, la propuesta de Zombies, de Sebastián Dietsch reduce a lo anecdótico la presencia de los no muertos, para hablarnos de otras cosas, humor mediante.
A este trabajo (premiado en 2014 ni más ni menos como Mejor Cortometraje por el Festival Internacional de Mar del Plata, el más importante del país), hoy podemos localizarlo en ciertos discursos tradicionales de las dinámicas de pareja que se cuestionan desde los celos. Quizás lo que hace cuatro años atrás nos pareció divertido, hoy obliga -y luego de ver los dos cortos anteriores- a que veamos este tipo de relatos de otro modo. El poliamor, el amor libre y demás formas de relacionarnos de forma no posesiva hace que sea un ejercicio positivo ver si es que, en nuestras parejas, nos relacionamos del modo en el que se relaciona la pareja protagonista del corto, acosada por un grupo de zombies. Habrá quien dirá que los celos dan más miedo que un muerto vivo y que en las situaciones insólitas afloran verdades como humedades que descascaran paredes otrora impecables. No creemos que se equivoque.
Para mayor referencia, volver a ver los cortos anteriores.
Bonus Track: ¡Hola, buenas noches!
Un cortitito de 3:10 minutos, escrito y dirigido por Pau Rodilla, que se volvió viral y que amerita sumarse al visionado. En un plano secuencia demasiado anclado a la voz en off, ¡Hola,buenas noches! nos permite una breve reflexión sobre algo muy actual como es el uso de Rappi, Glovo u otras plataformas, que hemos problematizado también desde La tinta.
Tanto para quienes pedalean como para quienes consumen, está bueno mirarlo. Las condiciones laborales que imperan hoy son frustrantes, pero eso no quita adquirir conciencia o problematizarse.
Las violencias mencionadas anteriormente también se basan en lo que vemos al final del corto.
*Por Redacción La tinta.