Serigrafía: democratizar el oficio
Las técnicas de impresión han tenido un boom en los últimos tiempos en nuestra ciudad y las opciones para aprender a estampar se han diversificado. Ya sea para personalizar diseños o para reproducir las consignas de nuestras luchas, la serigrafía es protagonista de la escena cultural y la diseñadora Florencia Fabián es una de las creativas de esta movida.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Las técnicas de impresión son aquellas a través de las cuales, a partir de una única matriz, es posible imprimir múltiples copias del mismo diseño. La serigrafía es una de ellas, y en su caso, se trata de transferir una tinta a través de una tela tensada en un marco, y hacerlo sobre casi cualquier superficie. Hermanada en sus formas del quehacer con el stencil, la serigrafía es una manera de estampar en serie y sin perder calidad.
Florencia Fabián es diseñadora de indumentaria, y se especializó en la serigrafía como técnica de estampación textil. En su taller Pasto, crea, imprime y enseña esta técnica que ha constituido, históricamente, tanto una forma de hacer arte y diseño como un vehículo de comunicación cultural.
“Mientras estudiaba la carrera -yo soy Diseñadora de Indumentaria- me di cuenta de que en mi facultad se le daba mucha importancia a la prenda ya confeccionada, o sea, en armar el molde, pensar el diseño mismo, el color de textil, qué textil usar… pero no se pensaba darle un toque más personalizado a eso. Entonces, me empezaron a interesar los estampados. Me llamó mucho la atención que no nos hacían pensar que nosotras podíamos, a su vez, hacer un diseño sobre el textil antes de que ese textil fuera prenda. Ahí fue que, paralelamente a la carrera, hice un taller de serigrafía. Haciéndolo, me metí en eso y me dí cuenta de que la seri no era solo estampado si no que era un oficio mucho más amplio, con un extenso campo de acción, y eso me fascinó. Me permitía hacer muchas más variedad de cosas.
Es muy importante poder personalizar distintas superficies y siempre utilizarlo como un oficio, que se puede usar para miles de fines: cartelería, ropa, vasos, globos, ya sea para un logo o para algo artístico. Me parece mucho más interesante poder trabajar sobre varios materiales, así que eso es lo que hizo que eligiera esta técnica como oficio y no por ejemplo otros métodos de estampación, como la sublimación, que es hasta más automático: vos tenés una imagen, la imprimís con tintas sublimables, la pasás por calor y ya tenés la estampa. En la seri no es así de automático, y lo que me gusta es que se trabaja sobre textiles más nobles, necesitás que sean de algodón, y eso va más encaminado por el lado que yo quería ir, y estoy yendo”.
El formato taller le queda al grabado como anillo al dedo. Un taller de grabado es un espacio de producción siempre colectivo. Las prácticas creativas se producen de manera cooperativa, donde lo que se promueve es el trabajo colaborativo. Florencia afirma que “aprender serigrafía está bueno primero, porque es una herramienta de trabajo, que tiene un campo de acción muy amplio…. ya sea que la vayas a utilizar para brindar un servicio a terceros o que te sirva como técnica para poder reproducir tus trabajos o ideas. Segundo, es una técnica fácil de aprender y que implica el uso de muy pocos materiales, quedando siempre resultados muy lindos. Por último y re importante es que también aprendés a trabajar en equipo, y mientras más sean los que trabajen en un proyecto, más ágil es el laburo».
«La serigrafía, pero las técnicas de grabado en general, habilita poder trabajar en conjunto. Se trabaja mucho en equipo. Por un lado, si bien yo no soy artista, me dejo llevar y utilizo la técnica para reproducir algo que a mí me inquieta. Por otro lado, en lo que yo más trabajo es en brindar el servicio, y eso es importante, trabajando en colaboración con quien necesita que yo le reproduzca algo que tiene en mente. Esa parte es super interesante y te nutrís mucho de la otra persona, y aunque por supuesto hay algunos clientes que sólo vienen a decirte: yo quiero la estampa así de mi empresa, blanca y listo, también está la persona que necesita un asesoramiento más personalizado, y vamos armando entre los dos, llegando a un acuerdo. Eso está bueno, poder ayudar a las personas a reproducir su idea tal cual la tiene en su mente.”
Las técnicas de impresión han tenido ese buscado lugar en el cual el mundo de lo cotidiano y el -tantas veces escindido, apartado, y elitista- mundo del arte se intersectan, se solapan y se superponen. El arte, ese hermano muchas veces cheto y elitista, sale a la marcha, se pone un tablón y arranca con las estampas.
“Últimamente, el oficio se ha democratizado mucho” cuenta Florencia. “Varios colectivos y organizaciones sociales la han tomado como técnica para poder estampar y ponerle palabra a pensamientos que tienen sobre diferentes cosas, como remeras, o que de hecho en las mismas movilizaciones se estampan su remera antes de empezar la marcha, o estampar los pañuelos para cada causa, la cartelería, las pancartas, los póster también. Aquello que los moviliza, impreso sobre diferentes superficies, usando la técnica para reproducción más masiva de eso, como lo es la seri. Me parece que la seri está aportando bastante, sobre todo en la cantidad de movilizaciones que están ocurriendo, mucho de eso a causa de que es una técnica bastante fácil, artesanal y de pocos elementos que se utilizan, pudiendo reproducir el diseño en cantidades le suma ese plus, además de que también es barata”.
Las técnicas de impresión tienen la capacidad de la producción múltiple, casi como democratizando el diseño, corriendo el privilegio de un diseño para pocos hacia una creación artística para muchos. Y es la serigrafía por ejemplo, la que hace posible que todas podamos tener nuestros pañuelos (esos que llevamos orgullosas) atados a las mochilas, abrazados a nuestras muñecas, con la lucha impresa bien clarita en color blanco sobre el textil verde inconfundible.
*Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Fernando Bordón.