Liliana Felipe: “Tenemos la obligación de no reproducir al infinito la injusticia”
La artista se presenta mañana en Córdoba y viene con un espectáculo en el que el antiespecismo y el respeto por la vida animal y los seres sintientes son los ejes de la puesta en escena.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Muchas amigas, amigos y amigues, felices, esperan su llegada a la ciudad. La esperan porque saben que en sus canciones viene trayendo -como siempre- la lucha, viene trayendo la fuerza, viene trayendo el coraje.
Liliana Felipe nació en Villa María y, desde hace más de 30 años, está radicada en México. Su frontalidad ha sido clave para trabajar, a través del arte, por los Derechos Humanos: los derechos de la comunidad LGBTT, de indígenas, migrantes y familiares de desaparecidos, entre muchas otras luchas. Y desde hace unos años, los derechos de los animales no humanos viene siendo la batalla principal.
Junto a la actriz y directora Jesusa Rodríguez, su compañera, actualmente llevan adelante una bandera clarísima: comer es un acto político. En este sentido, las artistas completan su discurso haciendo referencia a que el especismo (es decir, la discriminación por especie) es la causa de que ocurra “el más grande holocausto de la historia, cuyas víctimas son los animales no humanos. Quien sigue creyendo que los humanos somos superiores y que los animales están ahí para ser utilizados por nosotros, es un discriminador aliado a la violencia”.
Es una pena no poder conocer a la Felipe personalmente. Todo el mundo dice que sentarse a escuchar sus respuestas es invaluable y que no hay desperdicios entre cada gesto, cada palabra y cada acorde. Por suerte, las nuevas tecnologías y las redes a nuestro favor nos dieron la chance de una charla virtual en la que la pianista le contó a La tinta qué viene a decir en esta oportunidad, cómo ve a Latinoamérica hoy y qué piensa del aborto.
—Primero que todo, contanos qué venís a cantarnos/contarnos en esta presentación…
—Desde hace 6 años largos, casi 7, me importa que todas las personas se enteren que estamos siendo cómplices del peor holocausto de la historia: la masacre de miles de millones de seres sintientes, los animales. Y que dejar de ser cómplice es muy fácil.
Desde hace 6 años, día con día, voy deshaciendo el enorme edificio de mentiras que han construido para mantenernos sojuzgadxs, grasosxs, atontadxs y enfermxs.
Las mentiras, argucias, patrañas utilizadas por el capitalismo/patriarcado/neoliberal son muchas y de difícil detección. Tiene universidades, medios de comunicación, la iglesia católica completita a su servicio, un órgano de adoctrinamiento llamado familia, maestros, escuelas, médicos, etc. Pero cuando lo ves, lo viste para siempre. En especial, creo que las personas que hemos sido víctimas de la violencia, y que vivimos aún, tenemos la obligación de no reproducir al infinito la injusticia.
Hablo de la comunidad LGBTT, feministas, indígenas, discriminados, migrantes, familiares de desaparecidos, etc. Hablo, incluso, de las personas que no encajan y sienten que algo anda mal en el mundo. Hablo de toda la gente que se siente mal con lo que come. De las mujeres que se atreven a ver que la leche que obligan a sus hijos a tomar es de otros bebés. De la gente que sabe que las vacas, los pollos, los cerdos no son tuercas. Que no se consigue carne sin violencia. Que una mejor manera de vivir. Más justa y más compasiva.
Me encantaría poder decirles que tengo todo un repertorio nuevo al respecto, pero no. El tema es demoledor y todavía no logro ser eficaz en este asunto para nada.
—En estos días, confirmaron la visita de Trump a la Argentina a fin de año… ¿Qué sentís como argentina y como mexicana acerca de lo que está pasando en nuestra Latinoamérica? (Esta es una pregunta general, muy general, la respuesta puede ir hacia cualquier plano, el que se te cante la gana)
—A Macri lo pusieron los ganaderos, lecheros, sojeros, la Suciedad Rural Argentina, aliados con la farmacéutica, mismos que han contaminado todas las napas y los ríos.
Me parece que Trump viene a revisar sus nuevos depósitos de agua limpia custodiada por su ejército. O sea, es una ocupación. El agua de Argentina, gracias a Macri y a sus votantes, ahora pasará a ser propiedad de EE.UU. Trump hizo su fortuna vendiendo cadáveres de animales, hamburguesas. Con eso solo puso su granito de arena para destruir al planeta. Porque el agua se acaba en el mundo entero y se acaba por la producción de carne. La primera causa de la deforestación del planeta es la ingesta de carne.
En México, estamos muy felices porque, después de 30 años, hemos logrado revertir la dictadura del PRI/PAN/PRD y una serie de partidos parásitos. No le creíamos a AMLO cuando decía que se podía llegar al poder sin disparar un tiro. Lo hemos logrado, él tenía razón. Se abre lo que México se merece desde hace muchísimo tiempo: gente capaz, sensible e inteligente en el gobierno.
Las mujeres que acompañarán a Claudia Sheinbaum en el gobierno de la ciudad de México son impresionantes. Las mujeres que acompañarán a AMLO en el gobierno federal son impresionantes. De esta conjunción de mujeronas, algo tiene que salir. De verdad, muy felices.
—Venís justo en pleno debate por la sanción (tan esperada por muchas) de la Ley que despenalice y legalice el Aborto, que sea seguro y gratuito… ¿Cómo la ves?
—Un feto no es un ser sintiente, sino hasta las 12 semanas en que se completa su sistema nervioso central. Defendamos a los seres sintientes.
Voy a nutrirme de ustedes y de todo lo que están logrando, y de la lección que las mujeres argentinas están dando al mundo. De todas maneras, es importante dentro del movimiento feminista recalcar que si no es antiespecista, seguirá reproduciendo la misma injusticia contra la que lucha.
Las mujeres de La Colectiva nos preguntaron hace un tiempo lo que yo creo ustedes también preguntan: ¿Y los pobres? Aquí siento que hay que pensar en la paradoja: “Mientras más animales comas, más gente empobrecerá y más gente morirá de hambre”.
O sea, los pobres que pululan ahora en Argentina son el resultado de un sistema neoliberal carnívoro, enfermívoro y estupidívoro… Cuando has podido salir de la trampa, ves que es sencillo, pero estando adentro es muy difícil. Todo está diseñado para que creas que es lo único que quieres comer y que te hace sentir bien, hasta que te dicen que tienes una enfermedad terminal.
Si sigues comiendo animales, sigues reproduciendo el horror y sigues enriqueciendo a los que lucran con el horror. Si educas a la gente a que deje de comer animales, comienzan a reflorecer los productores, el campo y dejas de construir hospitales.
No, no soy una soñadora. Las futuras generaciones sentirán vergüenza de ver el trato que le dábamos a nuestros compañeros del planeta.
*Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Colectivo Manifiesto.