Silvio Castagna, luthier: oficio y diseño cordobés

Silvio Castagna, luthier: oficio y diseño cordobés
12 junio, 2018 por Soledad Sgarella

En pleno Barrio Providencia de nuestra ciudad, el joven luthier autodidacta hace dialogar las destrezas y los conocimientos técnicos con el arte y el diseño, reparando y creando instrumentos de cuerda con sello propio.

Por Soledad Sgarella para La tinta

“Y se formó la guitarra. Cuando se formó el instrumento, llegó a manos de gente de distintas condiciones:
virtuosos, hábiles, ávidos. Ávidos de encontrar algo que le ayude en la vida, que le ayude a conformar su destino,
su mensaje, a consolar su soledad. Mil asuntos, mil razones por las cuales se inclinaba a ese instrumento
con tantas vibraciones y con tanta tradición”.

Atahualpa Yupanqui

Un luthier pibe.

Un taller luminoso que mira a un patio muy verde en Barrio Providencia, aun en el casi invierno cordobés.

Un recorrido por la Licenciatura en Escultura y mucha dedicación, curiosidad y oficio.

Los instrumentos son para la mayoría de los músicos, parte de sus almas. Los cuidan, los acarician, los salvan. Como dice Atahualpa, los instrumentos consuelan. Silvio Castagna hace instrumentos y los repara. A eso se dedican quienes ofician la luthería, lutería o laudería.

A sus manos llegan guitarras heridas. Con arte, dedicación y técnica, socorre sus historias, las ampara, las guarece del olvido.

También arriban a su taller interesados en instrumentos nuevos, clásicos o de diseño, porque Castagna tiene una línea propia que ha ido cocinando a través de sus años en el quehacer. Cuando le preguntamos quiénes se acercan a consultarle, con la cordialidad que lo caracteriza, cuenta: “Llegan personas aficionadas a la música y también profesionales. Guitarristas y bajistas que buscan un instrumento único, o poder intervenir en características casi imperceptibles pero centrales… o aspectos muy evidentes en cuanto a lo estético”.

Y a sabiendas de lo que significan sus instrumentos para músicos y músicas, añade: “Pero, sobre todo, confían en mí. Confían el mantenimiento y puesta a punto de sus instrumentos, algo muy importante”.

Luthería viene de “luth”, un vocablo francés. Traducido al español: “laúd”, un instrumento de cuerdas, originado en el mundo árabe, y que Europa importó y popularizó en la Edad Media.

Los luthiers, entonces, eran quienes tenían el oficio de fabricar ese y otros instrumentos musicales.

Con sus saberes multidisciplinares, eran y son, aquellos artesanos que hacen dialogar la creatividad y la funcionalidad, creando instrumentos que deben, ante todo, sonar bien y convertirse en las herramientas principales de músicos y músicas, profesionales o amateurs.

Como un alquimista que busca la mejor forma de encontrar el oro, Silvio viene, hace años, navegando este oficio, explorando materiales, construyendo guitarras y bajos eléctricos a pedido.

“Cada proyecto es diferente, y se genera un intercambio entre los intereses y particularidades que busca el cliente y las alternativas constructivas que yo puedo proponer.  En cuanto a los diseños, en algunas ocasiones trabajo sobre modelos icónicos o clásicos, en otras hago variaciones sobre ellos, y también llevo adelante mis ideas estéticas, reviso aspectos funcionales, y demás.

Siempre busco hacer un diseño mío o incorporar a cada proyecto algo particular. Diría que hoy mi objetivo principal es generar una línea estética que pueda sostenerse en el tiempo, aplicando criterios generales a cada proyecto.”

Aprender luthería es un camino que puede tomar diferentes formas. Si bien existen conocimientos y recorridos por la vía académica, como todo oficio se aprende haciendo, se aprende en el taller, con curiosidad, con ese afán de saber por dónde va la cosa, ensayo y error, ensayo y error.

Durante mucho tiempo, la luthería – al igual que otros oficios artesanales- se transmitía de un maestro a un aprendiz -elegido por él-, muchas veces generando cofradías de conocimientos cerrados, de difícil acceso.

Al preguntarle a Silvio cómo llegó a esta labor artística, cuenta: “Desde chico tuve interés en crear y diseñar, pensaba que podía llegar a ser arquitecto, diseñador de autos, o artista visual. Sin embargo, durante mi adolescencia, cuando comencé a tocar la guitarra, instrumento que siempre estuvo presente en mi casa, pensé en que podría llegar a construir mi propia guitarra, y empecé a dibujar guitarras y a averiguar cómo se fabricaban. Pero no lo tomé en ese momento como una alternativa posible y luego comencé a estudiar Licenciatura en Escultura. Durante los primeros años de facultad empecé a hacer mis primeras guitarras eléctricas como autodidacta.

No tomé clases con un luthier, pero sí aproveché mucha información que ya había disponible en la web sobre el tema y observé hasta el cansancio la guitarra acústica de mi madre y la guitarra eléctrica que me compré a los 17 años, para entender cómo funciona cada parte e ir saldando las dudas que me surgían.

Así fue que abandoné la carrera de artes visuales y fui dedicando cada vez más tiempo y esfuerzo a la luthería, hasta hoy en que es mi única actividad creativa y laboral.”

En el mismo sentido, las mujeres hemos sido históricamente apartadas de algunos saberes. La orfebrería, la luthería, la ebanistería y muchos otros oficios son claros ejemplos. Silvio nos responde, cuando le preguntamos acerca de esto: “Mira, sé que hay mujeres que se dedican a la construcción de instrumentos, pero seguramente son minoría.  Este es un oficio históricamente ligado al varón y atravesado por un sesgo machista que nuestra sociedad actualmente está intentando dejar atrás, por lo que espero en el futuro un reparto más igualitario de este y otros trabajos”. 

*Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Carolina Moroni.

 

Palabras claves: Escultura, Luthería, Silvio Castagna

Compartir: