Precarización laboral, caída del salario, represión y construcción del enemigo interno
Con este título, el Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma presentó su informe anual 2017. Entre las principales conclusiones se observa la precarización de la estructura ocupacional y la caída del salario real; cambios en la dinámica de la conflictividad social e intensificación de la violencia estatal contra la protesta además de un fuerte retroceso de la cantidad de unidades homologadas en materia de negociación colectiva. Asimismo, en el informe, se analiza las operaciones del gobierno en relación a la construcción de enemigos internos.
Por RedEco
A lo largo de los primeros meses de 2018 la ronda de negociación salarial se ha presentado como una de las más complejas para los trabajadores. Al momento de cerrar este trabajo una parte importante de organizaciones sindicales ha acordado incrementos salariales en torno al 15% anual en dos cuotas, incluyendo una cláusula de revisión para los últimos meses del año, pese a que las expectativas inflacionarias relevadas por el Banco Central no bajan del 20% anual.
Una parte importante de estos acuerdos se han cerrado sin mayores conflictos, mientras que en otras actividades donde las negociaciones aún permanecen abiertas los conflictos muestran una menor intensidad que en años anteriores.
Cabe interrogarse acerca de las razones que explican este cambio en la dinámica de la conflictividad laboral sectorial ante un escenario que se presenta manifiestamente contrario a las expectativas de los trabajadores, no ya de recuperar el salario real luego de dos años consecutivos de caída, sino de al menos pactar incrementos nominales que no se ubiquen por debajo de la inflación prevista para el año en curso.
A lo largo de este informe realizamos algunos aportes para intentar abordar este interrogante, principalmente a partir de incluir datos referidos a la evolución reciente del mercado de trabajo, la conflictividad laboral y la negociación colectiva.
Mercado de trabajo: precarización y caída del salario real
La tasa de desempleo se ubicó a finales de 2017 en los niveles más bajos de los últimos dos años. Sin embargo, ello se dio a la par de un crecimiento persistente del trabajo no registrado y de un retroceso de la tasa de asalarización. En otras palabras, el mercado de trabajo fue traccionado, al menos en los últimos dos años, por las formas más precarias de inserción laboral (trabajo por cuenta propia y trabajo no registrado).
Los ocupados registrados crecieron en el IV trimestre de 2017 un 2,2% en comparación con el mismo período del año anterior. Este comportamiento se explica por el incremento de los ocupados por cuenta propia (5,6% anual) y de los asalariados en casas particulares (4,3% anual). Por su parte, los asalariados registrados del sector privado aumentaron un 1,3% y los del sector público un 1,3%, porcentajes que se encuentran más cercanos al crecimiento vegetativo de la población.
En comparación con el IV trimestre de 2015, la variación positiva de la cantidad de ocupados registrados se explica casi exclusivamente por los autónomos y monotributistas (se incrementan un 8,9% en dos años) y los asalariados en casas particulares (crecen un 7,3%). Por el contrario, los asalariados registrados en el sector público crecieron a una tasa similar al crecimiento vegetativo de la población (2,2% en dos años), mientras que los del sector privado se incrementaron apenas un 0,2% lo que implica un retroceso importante en términos relativos.
En diciembre de 2017 el salario real de los asalariados registrados del sector privado se ubicó un 1,6% por debajo de los niveles del mismo mes del año anterior, situación que replicó el comportamiento del año 2016 cuando la caída salarial había sido del 4,3%. Por primera vez desde la crisis del 2001 se registraron dos años consecutivos de caída salarial en la comparación punta a punta.
Conflictos laborales: conflictividad e intensificación de la violencia estatal contra la protesta social
La cantidad de conflictos laborales se redujo un 12,9% en 2017 en comparación con un año atrás. Esta caída se da en el marco de un retroceso tendencial de los conflictos laborales en general, que registraron el menor valor desde el año 2014, y es más significativa aún en los lugares de trabajo en el sector privado, donde se encuentran en el nivel mínimo desde que comenzamos a efectuar este relevamiento en el año 2007.
En el sector privado el miedo a perder el puesto de trabajo estaría actuando como factor de disciplinamiento de las demandas descentralizadas y en términos generales los conflictos que se sostienen en este ámbito son aquellos que resultan inevitables, es decir, aquellos en los que está en juego la propia subsistencia de los puestos de trabajo. En el 2017 tres de cada cuatro conflictos en este ámbito se originaron en un reclamo vinculado a despidos, suspensiones o deudas salariales. En el sector público también se destaca el crecimiento de los conflictos vinculados a situaciones de crisis, que se encuentran en los mayores valores relativos desde que comenzamos a realizar este relevamiento en el año 2011.
La caída de la cantidad de conflictos se dio a la par de la realización de grandes movilizaciones en el espacio público, que se replicaron a lo largo de todo el año y que fueron convocadas por un amplio abanico de organizaciones sindicales, sociales y políticas.
La respuesta estatal a este cambio en la dinámica de la conflictividad (menos conflictos en los lugares de trabajo, mayor presencia de acciones masivas en la vía pública) incluyó una intensificación de la represión de la protesta social.
En particular, durante el 2017 se duplicaron las detenciones de manifestantes en el marco de protestas colectivas en comparación con el año anterior, desde el Estado comenzó a presentarse a los “manifestantes” colectivos como “enemigos internos”. La contracara discursiva de esta búsqueda de debilitar las formas de acción colectivas es la figura del “ciudadano–individuo –emprendedor”.
El cuestionamiento a las instancias colectivas de resistencia a las políticas gubernamentales incluyó también un incremento de las acciones destinadas a deslegitimar o dificultar la acción sindical. Entre ellas se encuentran la intervención de sindicatos, el desconocimiento de sus procesos electorales y la detención y persecución de dirigentes.
Fuerte retroceso en la negociación colectiva
En 2017 la cantidad de convenios y acuerdos colectivos homologados por el Ministerio de Trabajo de la Nación se redujo un 42% en comparación con el año anterior. Se trata de la menor cantidad de negociaciones colectivas desde el año 2007.
Esta disminución puede deberse a una multiplicidad de causas. Entre ellas pueden encontrarse un desaliento por parte del Ministerio de Trabajo y de los empleadores, favoreciendo una mayor unilateralidad, una resistencia por parte de las organizaciones a negociar en condiciones de mayor debilidad estructural e institucional, y aspectos administrativos en los procesos de homologación. En cualquier caso, la magnitud de la caída da cuenta de transformaciones que, de sostenerse en el tiempo, pueden implicar cambios muy significativos en el sistema de relaciones laborales.
En términos generales los acuerdos salariales se ubicaron por debajo de la inflación anual del 2017. Sin embargo, ya sea por aplicación de las cláusulas gatillo, ya sea por la apertura de mecanismos de revisión (principalmente a lo largo del primer trimestre de 2018), los básicos de convenio se mantuvieron relativamente constantes en términos reales.
Podés leer el informe completo haciendo click aquí.
*Por RedEco. Foto: Colectivo Manifiesto.