Paganas, mujeres que ofrendan su propia deconstrucción

Paganas, mujeres que ofrendan su propia deconstrucción
17 abril, 2018 por Julieta Pollo

Por Julieta Pollo para La tinta

“Andrea viene de Comodoro Rivadavia, la capital del oro negro.
Mariana nació con el pan bajo el brazo en el interior de Catamarca en 1991.

Sus vidas están atravesadas por las abuelas que ya no están,

las multinacionales que saquean recursos y cuerpos.

El frío del sur y la calidez del norte se reúnen en una historia,

pero que es a la vez la historia de todos.

Todos los dioses. Todas las creencias.

Todos los que aún sufren las consecuencias de los años 90”

 

Con una estética que vira desde el lúgubre oscurantismo hacia la estridencia kitsch, Paganas tematiza los años noventa que vivieran las protagonistas (Mariana Santillan y Andrea Barrionuevo) con ojos de niña y que hoy, entrevera sus sueños, ruegos y luchas.

Anacletas Teatro trabaja a partir de la autoficción para poner en escena el encuentro de dos pueblos, Catamarca y Comodoro Rivadavia, cuyas particularidades confluyen en la memoria colectiva de una década signada por la privatización y el extractivismo, la fiebre consumista en medio de la pobreza y el desempleo, y la TV basura que instauró los ideales plásticos del star system argentino.

A medida que transcurre la obra, como la vida, el sacro altar de una religión ajena y abstracta va siendo poblado por las marcas identitarias que nos conforman como pueblo, las que quemaron el cuerpo a fuerza de hambre y despojo, y las que abrazamos para no morir, como una caja que trina vidalas o toda la sal que respiramos a la vera del mar.

La tinta conversó con Rosario Villarreal, directora de Paganas, quien nos contó acerca de la construcción de una pieza teatral de autoficción a partir del trabajo colectivo con los recuerdos, y acerca de la memoria como caja negra de la identidad de un pueblo, cuyas vivencias pasadas dialogan inexorablemente con el presente.

—Los años 90 atraviesan la obra de manera transversal, ¿por qué decidieron hablar de esta década? ¿cuál es el correlato que proyecta en el presente?

—Decidimos investigar la autoficción y por eso trabajamos mucho sobre los recuerdos y las vivencias… ahí nos dimos cuenta de que estaban atravesados por el marco político, económico y cultural de los años 90. Nos dimos cuenta lo que atravesaron nuestros cuerpos… nos acordamos de ser chicas y ver en la tele los desfiles de Giordano, los talk shows de Moria, la TV basura de Sofovich y con todo ello la marcada mercantilización del cuerpo de la mujer en los medios.

Ahora nosotras siendo responsables de nuestra propia economía con este gobierno actual creo que hemos vuelto a los 90 en cuestiones de política económica, ni hablar del vaciamiento cultural, la oposición a las políticas educativas y de salud, la vuelta a la privatización estatal, a la explotación de los recursos naturales. Entonces no solo es contar algo que denunciamos que sucedió, sino que sucede de nuevo y  muchos de los que vivieron el menemismo hoy en día son personas que han apoyado este gobierno y están viviendo la crisis desde un lugar desdibujado , gracias al papel que están jugando los medios masivos a través de la desinformación.

—En el transcurso de la obra van mutando las maneras en que se aborda la religión y se pone en escena cómo las personas reconfiguran los mandatos…

—Si bien había algunas cosas fijas desde la dirección, decidimos poner en escena nuestra propia vida que fueron surgiendo a través de las improvisaciones. Había recuerdos que venían ante un estímulo y empezó a surgir así. En el grupo hay personas ateas y otras que crecieron en el seno de una educación religiosa que fueron deconstruyendo al crecer. Cada una mostró en el proceso de Paganas los diferentes modos espirituales con la que una conecta con esta vida sin que necesariamente sea un dogma, entonces enfoca en la deconstrucción de cada una. Creemos que el país debe ser laico, más aún con el pleno debate de la despenalización del aborto… están haciendo política desde una cuestión muy moral y religiosa, entonces creemos que no somos representados. El sistema político debería ser laico y manejarse con cuestiones de salud pública antes que de religiosa.

También aparece una cuestión muy interesante que es lo que cuenta Mariana acerca de la veneración de los dioses por parte de los pueblos originarios. Con la llegada de la conquista, además de las masacres y la esclavitud, las campañas cristianas abolieron estas creencias bajo el dogma de un solo dios masculino. Ni hablar de la imagen de la cruz y el sacrificio que fue impartida por y para todo el mundo y que exige una vida terrenal de sacrificio para ganar una eternidad divina.  El paganismo como filosofía nos dice que tenemos que disfrutar y cuidar esta vida y encontrar dioses o diosas en todo lo que vemos, sobre todo la naturaleza.  De ahí viene la fuerte denuncia al extractivismo de petróleo, minerales y piedras preciosas, así como a la contaminación de Monsanto, con la que comemos, tomamos y respiramos cáncer.

—¿Cómo viviste la experiencia de dirigir?

—Es la primera vez que dirijo y fue un desafío re lindo. Es fuerte cuando una decide trabajar con las experiencias de vida de otras personas, exige compromiso y respeto al moldear recuerdos, porque una obra requiere componer, poetizarlos y hacerlos arte. Y también mis propios recuerdos, porque al estar ellas en escena me representan a mí como directora. Fue maravilloso… ahora también estoy dirigiendo una nueva obra con Anacletas Teatro y en coproducción con El Cuenco que nos ha dado miles de oportunidades y nos ha abierto las puertas de la sala.

Siento que aprendí mucho como directora también desde la composición a partir del trabajo con los recuerdos, desde la mirada de la asistente, del técnico de iluminación, los músicos que compusieron especialmente para Paganas… todas esas miradas confluyen en el proceso. Soy, o quiero ser, una directora abierta y permeable para aprender constantemente y para encontrar mi modo en el trabajo con otros.

—En la ficha técnica no encontré el nombre del actor que participa brevemente en la escena de la premiación de Miss Cuenco…

—Cada función un actor particular participa de esa escena. El sábado estuvo Rodrigo Brunelli y el próximo va a estar Lucas Mana, un actor que está en N/Narco de Rodrigo Cuesta. La idea de poner a hombres en escena con ese look medio Pachano es representar la televisión basura machista y cómo utilizan el cuerpo de la mujer como objeto. En nuestros recuerdos de los 90 aparecía el ver en la tele y en familia las galas de Miss Universo o los desfiles de Giordano… y después crecer y darnos cuenta lo nefasto de eso. Estos concursos son auspiciados por hombres, las mujeres son quienes alcanzan las flores o quienes apenas muestran los vestidos, pero no son protagonistas. Los protagonistas son hombres misóginos y machistas que dejan de lado el sentimiento que tiene esa mujer en ese momento.

Paganas. Sábado 21 a las 21 hs. en El Cuenco Teatro (Mendoza 2063).

En escena y dramaturgia: Mariana Santillan y Andrea Barrionuevo | Dirección, dramaturgia y escenografía: Rosario Villarreal | Asistencia de dirección y vestuario: Sofía Panzitta | Diseño de luces y técnica: Samuel Silva | Sonido: Matias Schamber | Edición musical y composición: Matias Schamber, Julian Martinez y Eliseo Marin | Diseño gráfico: Nicolas Costantino.

*Por Julieta Pollo para La tinta.

Palabras claves: El cuenco, Paganas, Rosario Villarreal

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