Seda, cruce de historia y fábula
Por Manuel Allasino para La tinta
Seda es una novela del escritor italiano Alessandro Baricco publicada en 1996 y traducida a varios idiomas. Se trata de una historia decimonónica, con ritmo preciso y un sutil cruce de historia y fábula. El director francés François Girard realizó en 2007 una adaptación cinematográfica bajo el título de Silk. Se estrenó al año siguiente en España como Seda y en México como Retrato de amor.
La historia comienza con un hombre que atraviesa el mundo y acaba en un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe. Se podría decir que Seda es una historia de amor, pero si solamente fuera eso no habría valido la pena contarla. En ella se entremezclan deseos y dolores.
Joncour, comerciante francés, viaja repetidamente a Japón para adquirir huevos de gusanos de seda con el fin de abastecer la industria textil de Lavilledieu, su pueblo. Disfrazada de libro de viajes, Seda nos relata la historia de Hervé Joncour y tres mujeres que manifiestan su amor en un gesto que se convierte en metáfora de cada una de sus vidas.
“Al hombre más inexpugnable de Japón, al amo de todo lo que el mundo conseguía arrancar de aquella isla, Hervé Joncour intentó explicarle quién era. Lo hizo en su lengua, hablando lentamente, sin saber con precisión si Hara Kei era capaz de entenderlo. Instintivamente renunció a cualquier clase de prudencia, refiriendo simplemente, sin invenciones y sin omisiones, todo aquello que era cierto. Exponía uno tras otro pequeños detalles y cruciales acontecimientos con la misma voz y con gestos apenas esbozados, imitando el hipnótico discurrir, melancólico y neutral, de un catálogo de objetos salvados de un incendio. Hara Kei escuchaba, sin que la sombra de un gesto descompusiera los rasgos de su rostro. Mantenía los ojos fijos en los labios de Hervé Joncour como si fueran las últimas líneas de una carta de despedida. En la habitación todo estaba tan silencioso e inmóvil que pareció un hecho desmesurado lo que acaeció inesperadamente, y que sin embargo no fue nada. De pronto, sin moverse lo más mínimo, aquella muchacha abrió los ojos. Hervé Joncour no dejó de hablar, pero bajó la mirada instintivamente hacia ella y lo que vio, sin dejar de hablar, fue que aquellos ojos no tenían sesgo oriental, y que se hallaban dirigidos, con una intensidad desconcertante, hacia él: como si desde el inicio no hubieran hecho otra cosa, por debajo de los párpados. Hervé Joncour dirigió la mirada a otra parte con toda la naturalidad de que fue capaz, intentando continuar su relato sin que nada en su voz pareciera diferente. Se interrumpió sólo cuando sus ojos repararon en la taza de té posada en el suelo frente a él. La cogió con una mano, la llevó hasta los labios y bebió lentamente. Reemprendió su relato, mientras la posaba de nuevo frente a sí”.
Todas las historias tienen una música propia y Seda no es la excepción. Tiene una música extraña, que a veces te desconcierta. Se ejecuta con suavidad y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente, al mirarlos, parecen inmóviles.
Esta nouvelle, o cuento largo de Alessandro Baricco, tiene el tono único y personal de su autor, que obra a obra, dirige sus esfuerzos en transgredir normas de puntuación, utilizando una economía narrativa que resulta muy efectiva.
“Lo único que Hervé Joncour dijo de su viaje fue que los huevos se habían abierto en un pueblo cercano a Colonia, y que ese pueblo se llamaba Eberfeld. Cuatro meses y trece días después de su regreso, Baldabiou se sentó frente a él, a orillas del lago, en el extremo occidental del parque, y le dijo: –Total, a alguien tendrás que contarle, antes o después, la verdad. Lo dijo despacio, con fatiga, porque nunca había creído que la verdad sirviera de nada. Hervé Joncour levantó la vista hacia el parque. A su alrededor campeaba el otoño y una luz falsa. –La primera vez que vi a Hara Kei llevaba una túnica oscura, estaba sentado con las piernas cruzadas, inmóvil, a un lado de la habitación. Reclinada junto a él, con la cabeza apoyada en su regazo, había una mujer. Sus ojos no tenían sesgo oriental, y su rostro era el rostro de una muchacha. Baldabiou siguió escuchando, en silencio, hasta el final, hasta el tren de Eberfeld. No pensaba en nada. Escuchaba. Le hizo daño oír, al final, cómo Hervé Joncour decía en voz baja. -Ni siquiera llegué a oír nunca su voz. Y al cabo de un momento: -Es un dolor extraño. En voz baja. –Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca. Recorrieron el parque caminando uno junto al otro. Lo único que Baldabiou dijo, fue: -Pero ¿por qué diablos hace este maldito frío? Dijo, una vez”.
Seda es un relato insólito y de una hermosa luminosa melancolía. La ternura, el erotismo y su despojo; la convierten en una novela sorprendente y conmovedora.
Sobre el autor
Alessandro Baricco, nació en Turín en 1958. Es autor de las novelas Tierras de cristal (Premio Selezione Campiello y Prix Médicis Étranger), Océano mar (Premio Viareggio), Seda, City, Sin sangre, Esta historia, Emaús y Mr Gwyn. Además publicó el monólogo teatral Novecento, la majestuosa reescritura de Homero, Ilíada y los ensayos recogidos en Next (Sobre la globalización y el mundo que viene) y Los bárbaros (ensayo sobre la mutación).