El pespunte de la liberación feminista
Por Julieta Pollo para La tinta
Alias Grace es una miniserie de seis episodios basada en la novela de ficción histórica de la escritora Margaret Atwood. El libro publicado en 1994 está inspirado en un caso real que la autora reconstruyó a partir de documentos públicos, correspondencia y recortes de periódicos de la época: el asesinato de un patrón de estancia y de su ama de llaves en 1853, crimen atribuido a un peón condenado a la horca y a una criada llamada Grace que pasó el resto de su vida entre cárceles y hospicios.
En la adaptación cinematográfica de la novela se incluye un nuevo personaje, el Dr. Simon Jordan, psicólogo encargado de entrevistar a Grace para estudiar su psique y desmenuzar las circunstancias en que se produjeron los asesinatos, para determinar si la acusada debe ser puesta en libertad o no.
La trama se desenvuelve entre las sesiones de terapia que mantienen el psicólogo y la acusada, que va desgranando su propia historia signada por la desigualdad de clase y de género. Con el tiempo y a fuerza de golpes, Grace aprende a dominar el arte de la simulación como estrategia de supervivencia en una sociedad en la que las mujeres son objeto de posesión, humillación, abuso y opresión.
Las novelas que parió Margaret Atwood tienen una vigencia abrumadora y Alias Grace no es la excepción. Como El cuento de la Criada, esta historia demuestra que aunque cambien las formas la matriz de opresión de la mujer perdura en el tiempo con inusitada crudeza.
Entre otros temas, la serie explora la violencia institucional que sufren las mujeres y el particular morbo del que eran objeto los criminales de la época, devenidos celebridad al ser exhibidos como monos de feria para el entretenimiento de la burguesía. De hecho, Grace trabaja como sirvienta en la casa del director de la prisión en la que cumple condena y allí es sometida a la curiosidad impertinente de las damas de alcurnia y a experimentos médicos que la aterran. Alias Grace también se adentra en el tema del aborto, casi una sentencia de muerte por la crudeza y la clandestinidad de los procedimientos, insalubres desde el punto de vista biológico y psicológico. El aborto también es visto como un destino inevitable debido a la deshonra que acarreaba ser madre soltera. De la misma manera es tratado el tema de la prostitución en medio de un enjambre social hipócrita que condena a la mujer a la desgracia.
Durante las sesiones de terapia, Grace ocupa sus manos en el hilván de retazos que luego serán amplios edredones. De la misma manera, va componiendo su propia historia entre sueños, supersticiones, recuerdos e imágenes surreales: «Hay tres cobertores que todas las mujeres deben hacer antes de casarse: el árbol del paraíso, la cesta de flores y la caja de Pandora. A veces, en mis días de doncella, los colgaba en hilera para que se secaran. Parecían banderas colgadas por un ejército que va a la guerra. Desde entonces pensé: ¿por qué las mujeres decidieron coser esas banderas y cubrir las camas con ellas? Pues hacen que la cama sea lo más llamativo del dormitorio. Y luego pensé que es una advertencia. Porque quizás usted piense en una cama como algo pacífico, para usted quizás signifiquen descanso y confort. Dormir bien. Pero no es así para todo el mundo. En una cama pueden pasar muchas cosas peligrosas. Es donde nacemos, que es el primer peligro de nuestras vidas. Es donde las mujeres dan a luz, que a menudo es el último. Y es donde el acto entre un hombre y una mujer tiene lugar, el cual no nombraré pero supongo que sabe a qué me refiero. Algunos lo llaman amor, otros, desesperación, o simplemente una humillación por la que se debe pasar. Y, por último, la cama es donde dormimos y donde soñamos. Y, a menudo, donde morimos».
Al igual que en El cuento de la Criada, la narración es sostenida por una voz en off que va revelando los pensamientos internos de la protagonista -que muchas veces no se condicen con sus acciones o con lo que efectivamente verbaliza-. También se mantiene el tono literario que saca a relucir las bondades de la pluma de Atwood y cuenta con largos flashbacks que nos arriman a la cocina brutal de su exasperación. A través de esta narración no fiable Grace despliega su historia y en el proceso la deshace y la reconstruye, logrando apropiarse de ella y enunciarse -cosa nada fácil en la época-.
Es un relato ambiguo porque nunca estamos del todo seguros de su inocencia o culpabilidad, y es que no es esa la esencia de la obra sino la trama sobre la cual se asientan los hechos: el drama cotidiano de ser mujer, inmigrante y pobre en la Canadá conservadora del siglo XIX. Sin dudas no es una narradora objetiva pero cabe preguntarse, ¿quién lo es?
La actriz Sarah Gadon diversifica su interpretación para dar un color singular a cada faceta de Grace, a través de monólogos cautivantes y gestos corporales repletos de matices. Es destacable la composición de la época aludida y la adaptación de la novela a la pantalla chica a cargo de Sarah Polley, quien concretó en este proyecto un sueño de veinte años de antigüedad: la guionista leyó el libro cuando tenía 17 años y le causó un efecto tal que escribió una carta a Atwood expresándole su interés en los derechos cinematográficos de la obra.
Este thriller psicológico con pinceladas góticas y costumbristas es la tercera obra de la escritora canadiense que llega a las pantallas. Al éxito rotundo de El cuento de la Criada, ganadora de ocho premios Emmy, le siguió Wandering Wanda y Alias Grace. Recientemente se conoció la próxima novela que será adaptada al medio audiovisual: Maddaddam, una trilogía postapocalíptica que narra el exterminio de la humanidad como consecuencia de una pandemia y los intentos de los supervivientes por continuar la especie humana.
Alias Grace expone la vulneración de los derechos de la mujer pero también es una narración acerca de la resistencia y el empoderamiento, aún en las peores condiciones. Antes de cumplir 15 años la protagonista ya había visto morir a las dos mujeres fundamentales de su vida: su madre, devorada por el cáncer en el barco que la trajo de Europa; y Mary, su única amiga y confidente que la inspirará con sus ideas libertarias. Ella encarnará el álter ego de Grace, el alias que le servirá de camuflaje para que germinen las revoluciones domésticas, que son siempre la antesala de las transformaciones a gran escala.
Alias Grace
Canadá, 2017. 6 episodios. CBC Televisión / Netflix.
Dirección: Mary Harron
Guión: Sarah Polley
Reparto: Sarah Gadon, Edward Holcroft, Rebecca Liddiard, Paul Gross, Anna Paquin
► Buena siesta
*Por Julieta Pollo para La tinta