Hilando un nuevo carnaval: identidad, visibilización y equidad de género
Con una nutrida programación de actividades y el firme propósito de visibilizar, resignificar y revalorizar el rol de la mujer en el carnaval, este fin de semana se desarrolló el primer Encuentro Nacional de Murgas de Mujeres en Uruguay. Los colectivos artísticos que mezclaron sus colores para organizarlo confían en que el año entrante puedan abrir la cancha a otros países sudamericanos y reunir en un abrazo sororo a todas las murgas conformadas exclusivamente por mujeres.
Por Julieta Pollo para La tinta
El 23 y 24 de febrero se realizó la primera edición del Encuentro Nacional de Murgas de Mujeres en la ciudad de Montevideo, en los clubes Rincón del Reducto y Millán y Raffo. Su programación incluyó talleres de formación, presentaciones artísticas, rondas de tambores, muraleada colectiva y hasta un espacio de cuidado para niños. Además, el sábado se llevó a cabo una instancia de diálogo y debate acerca del rol de la mujer en el carnaval, de la que participaron la escritora y cineasta Soledad Castro Lazaroff y las murguistas Gabriela Gómez y Claudia Rojo.
Las murgas que gestaron el Encuentro -Cero Bola, Pelala que va al pan, Sophie Jones y La Debutante- aseguran que con él se pretende conformar un espacio de resignificación de las mujeres murguistas y del trabajo que realizan, cambiando la narrativa heteronormativa, machista y patriarcal impuesta en el carnaval uruguayo, que se reproduce a lo largo de su historia e influye en la permanencia de este discurso y se extiende a todas las disciplinas artísticas.
“Cuando nos empezamos a juntar llegamos a la certeza de que cada una con su colectivo de mujeres ya había hablado en algún momento de que estaría demás organizar un encuentro de murgas de mujeres (…) En primer momento era encontrarnos a cantar todas juntas, mostrar nuestros espectáculos, hablar e intercambiar las ideas fundamentales de cada uno” sostuvo Victoria Gutiérrez en el programa radial El Germinador de Emisora del Sur.
“Hay una diferencia re grande entre vivir una murga desde afuera y vivirla desde adentro por todo lo que implica el proceso grupal de murga. Yo estoy enamorada de la murga como grupo de aprendizaje más allá de lo artístico que siempre me atrajo. Ese mismo proceso se amplía y se vuelve una cosa mucho más grande e interesante con el Encuentro (…) Queremos lograr arribar a un Encuentro donde haya un clima muy sororo de verdad, entonces hay desde el día uno un intercambio honesto y reflexivo sobre cada uno de los ítems que nos parecen importantes”, agregó Gutiérrez, integrante de Cero Bola.
En la historia cultural del paisito, el dato más antiguo de la participación de una mujer en murga es de 1932 cuando Perlita Cucu dirigió con tan solo 14 años la Don Bochinche y Compañía. Treinta años más tarde, surgió la primera murga conformada exclusivamente por mujeres, Rumbo al infierno, encabezada por Juanita “Pochola” Silva.
Más allá de estos remotos antecedentes, hoy la murga sigue siendo un espacio que mira con recelo la incorporación de mujeres a sus filas, lo cual se acentúa en los circuitos oficiales. Por otro lado, en las murgas mixtas la participación femenina suele estar destinada a cubrir la fila de sobreprimas -más que nada por una cuestión de necesidad ya que los hombres no suelen tener ese registro de voz-, por lo que resulta poco usual encontrar mujeres que integren la batería de murga o roles vinculados a la dirección y los arreglos musicales.
“Es algo fácilmente observable en la presencia de las mujeres en los coros de murgas mixtas. Es difícil encontrar a mujeres que toquen la batería de murga porque ese proceso se ha dado en otros tiempos… creo que ahora estamos en un lugar como que empiezan a aparecer y me refiero no solo a la inserción en sí sino a los procesos de formación y los espacios que se pueden generar para eso”, sostiene Tania Bigolotti, de Pelala que va al pan.
Si hablamos de equidad de género los números son elocuentes: en la categoría Murgas del concurso oficial del carnaval uruguayo 2018 participaron 289 murguistas, de los cuales solo 16 son mujeres (poco más del 5%). De estas 16 mujeres, apenas 6 ocupan roles fuera de la cuerda de sobreprimas.
De 17 agrupaciones murgueras participantes, solo seis cuentan con integrantes mujeres: Cayó la cabra, Falta y Resto, La Margarita, La Mojigata, Metele que son pasteles y Momolandia.
“Creo que en la mayoría de los casos uno tiene muchas ideas pero no fórmulas, sobre todo si es algo por primera vez. En ese sentido sí creo que tenemos ciertos pasos que tenemos que cumplir. Primero conocernos, generar un espacio de integración, un colectivo que trascienda los colectivos de murga individualmente, y de ahí en adelante poder planear cómo nosotras podemos visibilizar que nosotras como mujeres murguistas podemos realizar un trabajo similar a cualquier otra murga que no tenga esas características”, expresó Bigolotti. Lucía Santos de la murga Sophie Jones, agregó: “Creo que también empezás a entender tu identidad en ese ambiente, empezás a encontrarte y a encontrar puntos en común, a identificarte y decir ‘bueno, acá nos sentimos raras cuando hablamos con hombres murguistas o gente que no es murguista y nos mira como diciendo ¿mujer murguista?’”.
“Nuestro plan a posteriori es generar un encuentro internacional para que puedan venir a presentarse. El otro día apareció una bombista chilena que nos contó que hay tres murgas de mujeres en Santiago de Chile y sabemos de Córdoba, Mendoza, La Plata, Rosario… nos va a requerir más tiempo pero la idea es generar este primer paso y llegar a lograr el encuentro internacional», concluyó la integrante de Pelala que va al pan.
Escuchá la entrevista completa de Emisora del Sur:
*Por Julieta Pollo para La tinta. Fotos: Teffy Tef, Agostina Vilardo y Yohana Parodi.