China inauguró en África su primera base militar en el extranjero
Yibuti, un pequeño país ubicado en el cuerno de África, es el territorio en el cual China ha dado su primer paso como potencia militar extra territorial. A diferencia de los EE.UU. u otros países occidentales el gigante asiático no tenía, hasta el momento, bases militares en otros países.
Por Santiago Mayor para Notas
Las obras para la edificación de esta base comenzaron en 2016 y la inauguración estuvo prevista para coincidir con el 90° aniversario de la fundación del Ejército Popular de Liberación chino. En el acto estuvieron presentes el vicecomandante de la Marina china, Tian Zhong, y el ministro de Defensa yibutiano, Alí Hassan Bandoh.
Formalmente el enclave militar tiene dos grandes objetivos. Por un lado facilitar el mantenimiento de los buques de la armada china que realizan patrullas antipiratería en el golfo de Adén, los mares Rojo y Arábigo y el océano Índico. Por otro como punto logístico para las misiones de paz y ayuda humanitaria de la ONU en África y Medio Oriente.
China y el cuerno de África
Si bien la base militar es una novedad, los intereses chinos en la región y puntualmente en Yibuti tienen ya varios años. El país cumple un papel estratégico debido a su ubicación geográfica en el estrecho de Bab el Mandeb. Esta es la entrada al Canal de Suez desde el Océano Índico a través del Mar Rojo, por donde circula una de las rutas de navegación con mayor actividad del mundo.
En todo el territorio yibutiano -que tiene apenas 23.200 km2- existen siete puertos comerciales de los cuales cuatro fueron financiados por capitales chinos. Asimismo cumple un rol vital para su vecina Etiopía, que no tiene salida al mar desde que Eritrea se independizó en 1993 dejando a la potencia regional sin litoral marítimo.
El ferrocarril que une Addis Abeba, capital etíope, con uno de los puertos de Yibuti fue también construido por China. A esto hay que sumar la participación de Pekin en el 30% de la represa Renacimiento -también en Etiopía-, la mayor de África y la octava más grande del mundo que tendrá una capacidad de 74 mil millones de metros cúbicos generando hasta 6.450 megavatios de potencia.
Un poco más al sur, en Kenia, fue inaugurado en junio el tren Madaraka Express que une la capital, Nairobi, con el puerto de Mombasa en el Océano Índico. La obra costó 3800 millones de dólares y quedará durante 10 años bajo administración china para luego pasar a manos del Estado keniata. Podrá transportar cuatro mil toneladas de bienes y 1200 pasajeros por viaje, haciendo el recorrido de 472 kilómetros en cinco horas. La obra no está terminada ya que irá hasta la frontera con Uganda, con un costo total de 13 mil millones.
Todas estas obras militares, de infraestructura y comerciales se inscriben en el proyecto de la nueva ruta de la seda china que busca facilitar el comercio entre Asia, África y Europa.
Inestabilidad e intereses cruzados
La presencia militar china en Yibuti no soslaya una serie de problemas que actualmente azotan a la región, tanto para los propios intereses de Pekin como de otras potencias y, por supuesto, los habitantes locales.
Por empezar, esta pequeña nación de poco más de 800 mil habitantes, alberga también instalaciones militares de EE.UU., Francia y Japón que no resignarán su influencia fácilmente. Es que a pesar de tener un gobierno autoritario encabezado desde 1999 por Ismael Omar Guelleh, Yibuti se ha constituido como un aliado de grandes potencias en contraposición a su vecina Eritrea, con un gobierno igual o más autoritario y aislada por la comunidad internacional.
Precisamente entre ambos países estalló recientemente un conflicto fronterizo por el control de las montañas y la isla de Dumeira, que fueron ocupadas por las Fuerzas Armadas de Eritrea el pasado 13 de junio. Sin embargo la acción del gobierno de Asmara se dio como consecuencia de otro altercado en la región: la ofensiva diplomática impulsada por Arabia Saudita contra el gobierno qatarí. Inicialmente Eritrea y Yibuti decidieron sumarse rompiendo relaciones con la monarquía del golfo, lo que llevó a Qatar a retirar sus soldados -que se encontraban allí desde 2008 en una misión de paz- desentendiéndose del conflicto.
A esto se suma la constante inestabilidad social y política de Somalía por las acciones del grupo terrorista Al-Shabab y los grupos secesionistas de Somailandia y Puntlandia. También la cercanía -apenas unos kilómetros cruzando el estrecho del Mandeb- de Yemen, país atravesado por la guerra hace varios años y que sufre una intervención de la monarquía saudí.
Finalmente todo el cuerno de África afronta problemas de sequía y enfermedades diversas que ponenen peligro de hambruna a millones de personas.
Es en esta compleja, inestable, pero también estratégica región del mundo donde China ha decidido instalar su primera base militar fuera del territorio. Junto con sus inversiones económicas y millonarios planes de infraestructura, se inscribe una perspectiva de más largo plazo para reordenar el mercado y la política mundial corriendo el eje hacia el este, donde se encuentra la que será la principal potencia económica del siglo XXI.
*Por Santiago Mayor para Notas.