Tras seis meses de conflicto, Textil Neuquén vuelve a sus obreras
Las 36 trabajadoras de la empresa Textil Neuquén lucharon con firmeza para reclamar la indemnización y las herramientas que se llevaron los propietarios Diego y Hernán Huerta. Finalmente se firmó un acuerdo con la patronal y el Gobierno: las obreras cobrarán el 100% de sus indemnizaciones y recuperarán las maquinarias para formar la cooperativa Nehuen Traful.
Por Alejo Lasa para La Izquierda Diario
Cuando el 31 de enero de este año las 36 obreras de la empresa Textil Neuquén se enteraron, casi entrada la medianoche, que la patronal había cerrado la fábrica y literalmente robado toda la maquinaria, pocos pensaron que ese sería el comienzo de una lucha que marcaría para siempre no sólo a esas trabajadoras sino la historia de la lucha obrera en el sur argentino. Esa noche un puñado de trabajadoras textiles se apostaron en los portones y enfrentaron cara cara a sus patrones, que por la madrugada huyeron por el fondo del predio, para nunca más volver.
En la mañana del primer día de febrero, en asamblea, las trabajadoras decidieron por unanimidad ingresar a la planta. Encontrar el galpón vacío fue un shock que dejó conmocionadas y llenas de lágrimas a las obreras. Pero el dolor rápidamente se transformó en bronca, y con el tiempo se fue consolidando en organización.
Cortes de ruta y del puente Neuquén-Cipolletti, volanteadas y juntada de Fondo de Huelga, “maquinazos” en el centro de la ciudad y Casa de Gobierno, una movilización de las maestras de ATEN, en plena huelga docente, desde los portones de la fábrica, escraches a las tiendas AMICI, propiedad de los Huerta, marchas a la Subsecretaría de Trabajo, entre tantas otras acciones, marcaron estos casi seis meses de lucha. El apoyo de la comunidad y la unidad con otros trabajadores son un sello imborrable en la lucha de las textiles, así como el apoyo de la juventud, que jugó un rol fundamental en las guardias en los portones de la planta.
La primera respuesta del gobierno del MPN, en boca de su ministro de producción José Brillo, fue tratar de ilegales a las obreras y exigir el desalojo de las trabajadoras. Su tenaz resistencia y las denuncias de negociados y corrupción entre la patronal y funcionarios provinciales terminaron de persuadir al gobierno de Omar Gutiérrez de cambiar su postura.
Así, luego de meses de lucha y un desinterés total por parte de la subsecretaría de trabajo, desde el Ministerio Público Fiscal se convocó a una “mediación”. Su primer intento fue que las obreras abandonaran la planta a cambio de vagas promesas. Nuevamente la tenacidad de las obreras obligó al Gobierno a buscar una propuesta concreta. Luego de meses de discusiones, sin abandonar nunca la lucha, el viernes finalmente las obreras impusieron lo que buscaron desde el primer día: sostener sus puestos de trabajo.
Tras una extensa negociación, este viernes se firmó un acuerdo por medio del cual las obreras cobrarán el 100% de sus indemnizaciones y trabajarán como cooperativa con las maquinarias que los empresarios Huerta retiraron de la fábrica.
El acuerdo contempla que las indemnizaciones se pagarán en unos dos meses cuando las textiles dejen la fábrica actual para trasladarse a una nueva sede a través del convenio de trabajo que como cooperativa Trafun Newen firmaron con la empresa Proseind de Rosario.
A esa nueva fábrica la provincia deberá enviar las maquinarias que se comprometió a recuperar ya que los empresarios las retiraron. Esas maquinarias serán abonadas por las mismas trabajadoras durante un plazo de cinco años por medio de la confección de ropa para el Estado.
Natalia Hormazábal, abogada de las trabajadoras junto a Mariana Derni, ambas integrantes del CeProDH y el PTS, aseguró que el acta se iba a firmar al mediodía pero hubo un planteo de último momento de los Huerta para condicionar las indemnizaciones al estado de la fábrica.
«Esto fue rechazado por las trabajadoras, así que finalmente luego de un cuarto intermedio se firmó el acuerdo, que implica el pago del 100% de las indemnizaciones de todas las obreras. Otra cuestión fundamental es el compromiso por parte del Gobierno provincial de recuperar no sólo la totalidad de las maquinarias que se llevó la patronal el 31 de enero sino el mobiliario y distintos bienes muebles que se encontraban bajo garantía del IADEP para ser entregados en propiedad a las trabajadoras». De hecho, las máquinas que los empresarios se llevaron formaban parte de la prenda inicial del crédito que el estado provincial, a través del IADEP (Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo de la Provincia de Neuquén), otorgó hace una década a la empresa y del que todavía adeudan buena parte.
El acuerdo incluye que las obreras sólo se van a retirar del predio que hoy ocupan en su resguardo cuando estén depositadas las indemnizaciones y listo el predio de la nueva fábrica. Este es un gran paso adelante en momentos en que en todo el país se cierran fábricas, como en el mismo Parque Industrial de Neuquén, y donde la única respuesta de los gobiernos es la represión, como la semana pasada en PepsiCo.
«No obstante este acuerdo, la lucha no termina, ya que estaremos atentas al cumplimiento de los plazos legales, como los 60 días estimados para que Proseind termine de levantar el predio para la nueva fábrica textil, momento en que las obreras tienen que recibir las indemnizaciones y trasladarse a la nueva empresa, dejando el predio de Textil Neuquén.”
Un “plus” de esta lucha es la reinstalación de la trabajadora Norma Brizuela, quien fuera despedida el 31 de octubre de 2012 y luego de una huelga de sus compañeras y una larga pelea legal junto a sus abogadas, obtuvo un fallo con varias instancias favorables por su reincorporación, nunca cumplidos por la patronal. Hoy sus compañeras pusieron las cosas en su lugar: frente a su máquina de coser, en la nueva textil Nehuen Trafun, que significa “unión y fuerza” en mapuche.
Por Alejo Lasa para La Izquierda Diario.