Alta Gracia se Pinta: muralear es siempre colectivo

Alta Gracia se Pinta: muralear es siempre colectivo
14 junio, 2017 por Soledad Sgarella

El fin de semana del 25 de mayo, la ciudad de la infancia del Che fue sede del encuentro de más de 100 muralistas locales e internacionales que se reunieron para intervenir artísticamente los barrios del ingreso sur a la localidad del Valle de Paravachasca.

Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Colectivo Manifiesto

“Necesitamos del arte,
no principalmente para distraernos de otras inquietudes y actividades
sino porque el mismo proceso artístico es clave para interpretar el mundo
y, además, para cambiarlo.”
Ardea Skybreak

Dirigidos a públicos amplios y realizados en espacios públicos, los murales son representaciones visuales que modifican los paisajes cotidianos. Villa Oviedo, Sur y General Bustos son lo barrios de Alta Gracia que nos reciben por el llamado ingreso sur.  Sectores históricamente desatendidos -en todos los planos- por los gobiernos municipales y provinciales.

¿Qué pasa cuando un grupo de doce artistas propone intervenir las fachadas de las viviendas y cambiar, al menos por un tiempo, la percepción visual de esos lugares? Nunca lo sabremos al comenzar, pero la respuesta estuvo a la vista en la intensa participación vecinal durante los cuatro días que duró el encuentro y sigue allí, en cualquier momento en que nos acerquemos a ver los más de 50 murales que se realizaron:  un gran aporte a la construcción de una identidad colectiva sustentada en este trabajo cooperativo entre los artistas y los vecinos de la zona. 

Valeria Volando es una de las artistas que junto a Fernando Gómez, Agustina Di Mario, Eva Galasso, Esteban Garbi, Melanie Binderer, Agustina Romé, Belén Fernández, César Romero, Andrés De Moura, Liliana Italiano y Cecilia Prieto organizaron y gestionaron el Alta Gracia se Pinta. La artista visual contó a La Tinta que el colectivo de activistas culturales del que forma parte surge como una inquietud en un grupo de amigos primero, y luego un grupo de artistas… algunos ya nos conocíamos de antes, otros se fueron sumando en el proceso y con la motivación de participar de algo interesante en la ciudad, que era llenar de murales esta zona de Alta Gracia”.

Muralear demanda siempre, por las particularidades de este tipo de producciones artísticas, un trabajo colectivo y en este proceso van surgiendo nuevos modos del quehacer, de la difusión y de la visibilización de los trabajos. Alta Gracia se Pinta generó -en una ciudad que se ha caracterizado siempre por ser resistente a los cambios- procesos de participación barrial que ni los propios organizadores esperaban. Según Volando,el laburo fue de manera totalmente desinteresada de parte de un grupo de artistas visuales, de músicos y de diseñadores, motivados por acercar un poco de arte al barrio… obras  que son bellísimas, que a lo mejor no se ven todos los días, pueden estar al alcance de los vecinos y trascender un poco ese prejuicio y límite que hay respecto a los artistas y las movidas artísticas en Alta Gracia, una ciudad bastante conservadora… y lo logramos porque fue realmente transformador: los vecinos estaban chochos, la gente pedía que les pinten sus casas, algo que nos había costado muchísimo gestionar al comienzo. Al principio había desconfianza, que qué me van a pintar y de qué se trata y quién sos vos… inclusive dentro de los que participaban en la movida, como no éramos todos de Alta Gracia: yo soy de Anisacate, el Fer es de Ciudad America, Cesar es de La Bolsa, la Melo también y después sí un grupito que es de la ciudad… pero era bastante diverso el grupo, incluso generacionalmente, muchos pibes y personas más grandes que participamos en la movida”.

 Las acciones artísticas en el espacio público suponen relaciones de cooperación, no solamente entre los integrantes del colectivo, sino también -y principalmente- con la comunidad local . Esto es parte intrínseca de una actividad que de por sí es social, y que busca que el valor otorgado a esa pintura (que va a ser parte del paisaje cada vez que un vecino salga de su casa) sea producido de manera colectiva e integrando el arte (lejos de los atelieres encerrados) con el barrio, con la calle, con el cotidiano.

Dice Volando que “la zona sur se eligió porque ahí están los barrios más antiguos y también porque es una de las zonas más populares. Es un acceso que se está usando mucho ahora, desde  Los Aromos, Villa La Bolsa, Anisacate, la ruta interna: entonces son estos los primeros barrios a los que llegás, barrios bastante abandonados por los gobiernos municipales.”

 Todo el proceso de concepción, diseño y ejecución del evento fue absolutamente autogestionado y organizado por el colectivo.  Si bien hubo colaboraciones (estatales y privadas, en relación a recursos materiales y humanos, y esto es un resultado de la propia autogestión), el grupo de artistas se encargó de todo: “desde los pedidos de donaciones para la comida, la plata para la difusión, hasta cocinarle a los artistas que dormían todas las noches en la Colonia José María Paz… cocinábamos, limpiábamos, les acercábamos los andamios, las escaleras, fraccionamos los 500 lts de pintura en botellas de un litro (para poder darle a cada artista un set de colores) y bueno, también toda la gestión de los muros, la selección de artistas para cada pared: este artista va para este muro, éste para esta escuela,éste para esta casa… todo ese trabajo de curaduría también lo hicimos nosotros, y estuvimos poniéndole el cuerpo desde febrero, aproximadamente… En fin, totalmente autogestivo”.

Una de las cuestiones más importantes de este evento fue que congregó en Córdoba a artistas de diversos orígenes: además de los locales, vinieron muralistas desde Buenos Aires (provincia y capital), Mendoza, Santiago, Bariloche, Uruguay, Chile y Colombia. Talentosos y activistas, “vinieron y dejaron sus muros pintados en Alta Gracia, de manera totalmente gratuita,” recalca Volando.

Alta Gracia se Pinta se propuso como un colectivo – y un evento de cuatro días- que se puso al hombro el desafío de acercar el arte en formato mural a barrios donde muchas veces esta manera de producción cultural no llega.

Recuperar el arte urbano como elemento transformador del cotidiano no es solamente embellecer una pared. Es construir con la comunidad un sentido identitario e integrarse con la arquitectura, las familias y las casas del barrio. Es dejar marcas, aunque muchas veces temporalmente, que señalan que el espacio público es de todos y todas, y que habitarlo, apropiárnoslo y transformarlo también es posible con unos litros de pintura y unos pinceles.

Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Colectivo Manifiesto

Palabras claves: Alta Gracia se pinta, mural, Visuales

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