“Hay chistes que degradan la condición femenina del modo más obsceno”
Alejandro Dolina llega a Córdoba el jueves para presentar su histórico ciclo radial La Venganza Será Terrible en Espacio Quality a las 21:30 horas. El escritor, músico y conductor radial dialogó con La Tinta sobre las tres décadas al aire, la situación actual de la radio en Argentina; el público de Córdoba y opinó sobre el Movimiento de Mujeres.
Por Florencia Ogas para La tinta
2 de Abril de 1985; se enciende la radio y es Demasiado tarde para lágrimas; el éter nos invita a ser el Ombligo del mundo hasta el año 1993, a partir de allí nace La Venganza será Terrible: una experiencia radial y teatral cotidiana que continúa hasta el día hoy. Permanecer al aire no fue fácil, pasó por siete emisoras desde su nacimiento: Radio El Mundo, Radio Rivadavia, AM del Plata, Radio Continental, FM Tango, Radio Nacional y actualmente halló refugio en la AM 750. En Córdoba, se retransmite todos los lunes desde las medianoche hasta las dos de la madrugada por FM La Ranchada.
Desde sus inicios, el rizoma itinerante del ciclo fue una marca ineludible: el Cafe Tortoni en Buenos Aires, el Centro Cultural Caras y Caretas, teatros, bares y plazas. El programa mantiene emisiones en vivo y en directo, acompañado por un público noctámbulo que no falla y asiste a cada entrega. La Venganza será Terrible expresa tres décadas de un modo de hacer radio; pero también, mutaciones y estrategias para dar batalla al tiempo y su devenir inevitable. “No pienso la vida en términos de asignaturas pendientes, prefiero creer que todas las asignaturas están pendientes y no siento que el paso del tiempo sirva para ir acotando nuestros horizontes, al contrario, salvo que uno se aburra -cosa que a mi no me sucede- todo es siempre distinto.” reflexionó Alejandro Dolina.
-¿Qué síntesis podes hacer de los 30 años de la Venganza?
-Alejandro Dolina: No sé si podría hacer una síntesis. Algo parecido a una síntesis es decir que tal vez -solamente tal vez- empecé a hacer este programa para encontrar un foro adecuado a ciertas inquietudes y preguntas muy personales que tenía y que no veía que se formularan en la radio. Decía el otro día, en la charla de la presentación de un libro que salió sobre La Venganza, que ciertos programas de radio me dejaban solo, porque al sintonizarlos oía que sus inquietudes y que los temas que trataban eran totalmente ajenos a mis intereses. Por el contrario, aquello que podía nombrar como mis intereses no aparecían nunca, como si no existieran. Entonces, tal vez, La Venganza es el programa que yo hubiera querido escuchar. Un programa un poco obtuso desde luego, correspondiente a esa misma angulosidad de mi mente. Es un programa que no está en la 40 del Mayo, que no se parece a los demás y no porque sea distinto ni mejor; sino porque tiene otros intereses y porque las cosas que nos cautivan son, evidentemente, otras que las que aparecen todo el tiempo en la radio y ni hablar en la televisión.
-A veces pareciera ser que la oferta del medio es bastante homogénea. ¿Qué análisis haces del medio radial -teniendo en cuenta su contexto actual- y qué lugar ocuparía la Venganza en ese espectro?
-Creo que la homogeneidad del medio radiofónico es discutible. Desde luego, una vista área nos permite advertir un carácter editorial que es mayoritario. Casi todos los programas hoy en día son periodísticos, no hay como había muchos años antes -antes que La Venganza– programas temáticos; antes había programas musicales y luego uno humorístico y otros de entretenimiento. Y acaso lo periodísticos estaba reservados a esos cinco minutos del noticiero. Yo creo que era una falta. Después esa falta se compensó y hoy los programas de noticias abarcan las 24 horas de la programación. Sin embargo, recorriendo los arrabales del día, uno puede encontrar algunas heterodoxias: La venganza es quizás una de esas heterodoxias.
Creo que el medio radial, sin embargo, a pesar de las críticas que uno podría hacer a esa homogeneidad es un refugio de la palabra; es el medio más audaz, el que mejor funciona. Tal vez porque no es tan caro o tal vez porque las inversiones televisivas son mayores y por ahí les cuesta a los empresarios arriesgar esa inversión dejando afuera a los más lentos. En cambio, la radio no, por ser menos onerosa permite ciertas audacias y además es el lenguaje del pensamiento: la radio me resulta más interesante que la televisión. En ese contexto, La Venganza no es nada, no forma parte de las 40 del Mayo; es un rinconcito diferente; ni mejor ni peor, solamente diferente y nada más. No creo -como dicen algunos- quizás para halagarme o caerme simpático que yo sea un referente. Si yo fuera un referente habría muchos programa que se parecerían a la Venganza será Terrible y desafortunadamente no los hay.
En el mes de abril, la Editorial Planeta lanzó un libro que reúne testimonios, anécdotas, desgrabaciones antológicas y material de archivo sobre los 30 años de La Venganza Será Terrible. En sus páginas, Nicolás Miguelez entrevista a personajes como Jorge Dorio, Guillermo Stronatti, Patricio Barton, Gabriel Rolón y Elizabeth Vernaci, entre otros.
-A lo largo de tres décadas de programa, te acompañaron colegas o “artistas vecinos” como soles llamarlos. Contame cómo se fue construyendo esa relación.
-La forma en la que me fui relacionando con esos artistas vecinos es más bien casual. No tiene que ver con la existencia de foros donde los artistas se conocen, porque eso solo ocurre solo en los libros. Cuando uno se entera de que Sartre iba al Café de Flore en París y allí se reunía con Simone de Beauvoir y con otros tipos uno dice: ¡Qué raro que es esto! Porque hoy en día el el Café de Flore es un lugar donde si uno se queda más de diez minutos sin consumir algo lo echan a patadas, de manera que parece muy difícil estar en existencialismo en esa clase de café. La verdad es que nunca he visto ni en Buenos Aires ni en ningún lugar foros donde los artistas se reunieran para conocerse. Quiere decir que los artistas que he conocido, los conocí por casualidad. Algunos de ellos me han profesado algún cariño y yo también a ellos: son casi siempre amistades hijas de la afinidad. No es que haya frecuentado lugares y que la profesión permita acercarnos, porque en realidad pareciera ser que hiciéramos nuestras tareas en círculos muy cerrados. Es muy raro que en Argentina un artista vaya a ver a otro, casi no se da. Quiere decir que los he conocido por casualidad y a muchos fuera del ambiente artístico: jugando al fútbol, otros fueron vecinos, no hay un patrón. Desde luego que no hay tampoco una sociedad que propenda a que los artistas se conozcan y formen grupos.
-Tenes un vínculo muy particular con Córdoba. ¿Cómo te llevas con el público?
-Cuando fui por primera vez a Córdoba de un modo profesional, me llevé una enorme sorpresa. Una sorpresa que no debió ser tal porque ya conocía la vocación que el público cordobés tiene por lo que podríamos llamar el humor, no solo la forma de recibir el humor profesional que se les presenta sino también de ejercer un humor mucho más valioso que es la vida diaria, en su discurso. Me parece que saber utilizar el discurso humorístico es -de algún modo- ser una una persona cuestionadora. El humor pone en entredicho a la realidad todo el tiempo. Vi eso -que ya conocía- pero como profesional; y me pareció que nunca había tenido un público tan conveniente y al mismo tiempo tan peligroso. Es conveniente si uno anda bien, si realmente tiene una propuesta. Es un público peligroso porque enseguida advierte que hilos está moviendo uno. Por otra parte, en Córdoba hay una demografía que parece haber sido hecha para mí. Hay un número tan grande de estudiantes y hay una forma de vivir esa alegría estudiantil; una forma tan distinta a la de Buenos Aires que me quedé enamorado de la demografía cordobesa. Ir a Córdoba es una fiesta profesional porque me gusta la forma en la que el público reacciona pero también en lo personal me gusta comunicarme con esa gente que sabe divertirse y que sabe que no hay diversión sin conexión, si no hay relaciones interpersonales.
-Días después de tu visita a Córdoba habrá una marcha del #NiUnaMenos. ¿Tenes alguna opinión sobre el Movimiento de Mujeres?
-Creo que desde luego hay una situación histórica de injusticia respecto de la mujer. A pesar de la perseverancia del machismo y la forma en que el machismo aparece -aún cuando creíamos que habíamos dado muchos pasos- soy optimista. Fijate que hay en este momento unos patrones de pensamientos que ya es obsceno hacerlos públicos.
A veces veo en la televisión -un canal de nostalgia- unos programas humorísticos de hace veinte o quince años y veo una situaciones humorísticas de lo más torpes y que hoy en día no podrías repetirse por la sociedad aprendió. Hay ciertos chistes que degradan la condición femenina del modo más obsceno y es más, sin ninguna inteligencia, que creo que esos sketches y esas gracias, la sociedad las rechazaría automáticamente. Hace quince años no las rechazaba, de manera que algún paso adelante hemos dado.
Desde luego, no hay que caminar mucho para encontrarse todavía con especímenes destacados del siglo XVIII que todavía consideran que la mujer es una propiedad y que pareciera ejercer sobre la mujer un derecho real. Entonces, cuando una mujer los deja sienten -no tanto dolor amoroso de un abandono- sino que sienten que algo de su propiedad les ha sido enajenado y quitado. Me parece que la lucha de mujeres y hombres que casi diría venimos desarrollando todos los días desde hace tiempo, está dando sus frutos. A veces, muy cada tanto, la ley se hace eco de esas luchas de un modo insuficiente, pero se hace eco. Creo que con la lucha de tantas organizaciones que tienen tanta energía en su actividad, no está tan lejano el día de una igualdad -no una igualdad en el sentido de una similitud completa- desde luego, un hombre es una cosa y la mujer es otra. Cuando digo igualdad es igualdad ante la ley; y no solamente para que haya igual trabajo y remuneración; sino para que en todos los foros que van desde el mismo lenguajes hasta ciertos patrones de pensamiento desaparezca esa idea machista del universos según la cual el hombre es un ser que piensa y crea, mientras que la mujer parece ser un ayudante secundario.
-Ese patrón de pensamiento machista también se ve en los medios de comunicación, casi todos los días…
-Yo creo que se sigue dando, pero se da menos. Esa gente aprendió a pensar así y casualmente a mi me parece que hay un correlato entre la estupidez y el machismo. Es muy difícil -aunque existen casos- encontrar un machista que no sea un poco estúpido. En lo que se refiere al humor, adviértase que las formas clásicas de humor machista son ejercidas por los peores humoristas que vos te puedas imaginar.
Por Florencia Ogas para La tinta