Javier Ernesto Guevara: la labor creativa desde el detrás de escena

Javier Ernesto Guevara: la labor creativa desde el detrás de escena
26 mayo, 2017 por Soledad Sgarella

Javier Ernesto Guevara es un actor, técnico y diseñador de iluminación que trabaja en diferentes salas de la provincia y con varios elencos teatrales y tesistas. 

Por Soledad Sgarella para La tinta

Con sus jóvenes 27 años, Javier Guevara ganó -por orden de mérito- uno de los nuevos cargos del elenco del Teatro Real como asistente técnico y, desde 2012, ha armado puestas en Quinto Deva, La Chacarita, La Luna, Ciudad de las Artes, el Real y el Teatro San Martín. Locuaz, alegre y apasionado por lo que hace, este riotercerense -que además es miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Artes de la UNC, en el cual participa activamente- nos cuenta cómo es el detrás del telón y de qué manera se construye colectivamente cumpliendo estos roles tan importantes en la puesta en escena de los espectáculos.

-¿Cómo ha sido tu recorrido de formación?

-Bueno, yo en realidad me acerqué al teatro desde la actuación, como casi todos… en Río Tercero, empecé yendo a talleres. Ese interés, primero fue en la escuela y en ese momento no tenía ninguna inclinación hacia lo técnico, ni siquiera conocía la posibilidad creativa que ofrecía este plano en lo teatral. Finalmente cuando decidí estudiar la licenciatura en teatro en la UNC (donde seguí vinculado con la actuación como meta, en principio), descubrí el mundo de lo escenotécnico, sobre todo en el último año cuando me encontré con el área de iluminación y descubrí un nicho en el cual desarrollarme, y a interesarme por el lenguaje lumínico, y apasionarme, y a dedicarme concretamente en eso.

-Entonces fuiste eligiendo en el camino, te fuiste encontrando con este aspecto de hacer teatro, de hacer arte…

-Creo que encontré una curiosidad que siempre tuve y que nunca había ido orientada a los aspectos más técnicos y en la facu empecé a conocer ese mundo que me era desconocido. Pero además es verdad que este plano de trabajo muchas veces es concebido como algo secundario. Yo arranqué con la idea con la que arrancamos casi todos los que empezamos a hacer teatro de jóvenes: lo primero que nos apasiona es estar en el escenario, lo expresivo en cuanto a lo corporal, en relación al laburo de actor y no tanto en otros lenguajes, como son la escenografía, el vestuario, la iluminación, el sonido, el maquillaje.  El teatro es un mundo con muchas aristas y todas componen una puesta. Empecé a sentir inquietudes y a maravillarme por esas aristas  y la que más me maravilló fue la iluminación: descubrí que había algo muy interesante ahí,  porque básicamente tiene que con la posibilidad de tomar decisiones estéticas, de ver cómo muestro y qué muestro en una escena.

-Contanos para los que sabemos poco, ¿en qué consiste específicamente tu trabajo?

-Yo soy iluminador primordialmente. Si bien he hecho otros trabajos de escenografía y sonido, mi laburo en teatro consiste en el diseño y operación de luces. El diseño lumínico es pensar de qué forma le pongo luz a una puesta en escena, plantearme cuestiones respecto al color, la intensidad de la luz, el modo en que las luces y las sombras aparecen, traducirlo en términos técnicos, es decir, qué luminarias voy a emplear, dónde las voy a conectar… toda esa cuestión que tiene que ver con la propuesta estética y su articulación técnica, atañen al iluminador.

 Suelo ir a varios ensayos, ver la idea, desentramar el código actoral, la cuestión dramatúrgica, pensar en toda la concepción estética que rodea al espectáculo para partir a pensar una puesta lumínica que dialogue con lo propuesta que se está construyendo.  Posteriormente, suelo también dedicarme a la operación, que es un trabajo que también lo podría hacer otra persona, y eso es el manejo de las luces durante las funciones: sentarse en la consola y mover los dimmers para que vayan prendiéndose las luces o apagándose, para decirlo en criollo. Todo eso es, básicamente, mi trabajo. También existe el rol del técnico de sala (que lo he desempeñado, aunque no actualmente) y que es quien se encarga del funcionamiento del equipo de una sala.

-Ustedes siempre están detrás de escena… ¿cómo es el trabajo con el equipo, con los grupos?

-Cada grupo es un mundo, la verdad. He trabajado con grupos donde me han llamado una semana antes de estrenar y he tenido que resolver las puestas a las apuradas, y hay otros grupos que entienden la importancia de que el proceso creativo de la iluminación vaya en conjunto al proceso creativo de la obra en su totalidad y eso da tiempo para que la propuesta se macere, se piense, existan opciones para elegir, para cambiar, para modificar y hasta la posibilidad de trabajar los ensayos con la iluminación. Eso siempre depende de las disponibilidades, o sea, de un montón de cosas que no es igual en todos los grupos. A mí, en lo personal, siempre me gusta trabajar con más tiempo, me gusta trabajar el proceso y este proceso creativo del iluminador se enriquece en la medida que va a avanzando a la par de los otros lenguajes, en la medida en que es todo un proceso de todo el espectáculo y no de las áreas escindidas, independientes, sin ningún vínculo entre sí. Muchos factores, el del presupuesto por ejemplo, son los que hacen que a veces los  iluminadores no estemos desde el principio.

-¿Qué es lo que más disfrutás de tu rol en el staff técnico, en este laburo del teatro que es siempre colectivo?

-Lo que más disfruto es el momento de llegar al montaje y ver que la propuesta funciona. Aunque siempre está sujeta al cambio, ver que funciona como la iba craneando, ese momento en que empieza a tomar forma lo que uno viene imaginando, es lo más lindo que encuentro como iluminador. Uno no genera una puesta de luces para la nada misma, si no que la piensa, la elabora, específicamente para un espectáculo y no funcionaría por sí misma ni para otro show. El aporte que hace la iluminación tiene que ver con aportar a la manera de mostrar y construir arte: yo puedo elegir iluminar una puesta de color rojo o de color violeta, y esa decisión estética modifica completamente la percepción del espectador, entonces puede significar y resignificar de diferentes maneras una determinada escena…  por eso siempre digo que los actores son los sujetos principales del hecho teatral, pero que todos los otros lenguajes lo potencian, trabajan en consonancia, y por eso hablar de lo colectivo en el teatro es hablar del indiscutible lugar de importancia que tienen todos los roles en el  acontecimiento artístico. 

-¿De qué manera vas poniendo en juego lo creativo en tu labor?.

-La labor del iluminador es una labor creativa fundamentalmente. Tiene que ver con utilizar los recursos disponibles con que se cuentan, usarlos para producir discursos que se inscriban en un discurso más amplio, que es la obra de teatro, y explorar al máximo todas sus variables.  Todas las decisiones que tomás en relación a la puesta de luces, son decisiones creativas dentro de un gran proceso creativo que es el hacer y producir un espectáculo. 

Por Soledad Sgarella para La tinta. Foto de portada: Julieta Lazzarino.

Palabras claves: Detrás de escena, Iluminación, Javier Ernesto Guevara, Teatro

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